Para conocer cómo estaban viviendo la experiencia de la cuarentena los niños, el Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia del Comité de los Derechos del Niño del Uruguay (CNDU) elaboró una encuesta para niños y adolescentes de entre 10 y 17 años, y obtuvo cerca de mil respuestas. Tamara Samudio, del Observatorio, explicó a la diaria que la encuesta se realizó en alianza con Unicef y con el Espacio Interdisciplinario de la Universidad de la República, y que tomó como referencia el proyecto español Infancia Confinada.
La encuesta estuvo disponible para completar en la web del Observatorio entre el 15 y 27 de abril; además, se difundió entre los niños y adolescentes que participan en las distintas organizaciones que integran el CDNU y lograron un total de 946 respuestas: 67% de niños de 10 a 12 años y 33% de adolescentes de entre 13 y 17, con dos formularios distintos, adecuados a cada edad. 54% fueron niñas o adolescentes mujeres y 44% varones, 57% del interior y 33% de Montevideo. Samudio aclaró que, si bien la respuesta fue muy buena y se logró alcanzar bastante amplitud, no constituye una muestra representativa del país porque no se construyó con dimensiones de estratificación.
Lo que se buscó, explicó, fue que los niños y adolescentes pudieran contar “sus vivencias cotidianas, cómo se había plasmado la continuidad educativa en este tiempo, las actividades que desarrollaban y los contactos con sus amigos”. Para Samudio, en estas semanas de cuarentena en casa, en los medios de comunicación “se incluye la dinámica de los niños, pero muchas veces desde la perspectiva de los padres y madres, que obviamente son de los grandes afectados, pero es necesario poder rescatar la voz de los propios niños, niñas y adolescentes, que tienen menos capacidad de comunicarse con sus compañeros, que vieron casi que todas sus actividades cotidianas cortadas drásticamente”, y que, agrega, “absorben todas las preocupaciones por la situación familiar”.
Samudio consideró que, si bien el formulario estuvo pocos días en línea, “se notó una necesidad de los niños de dialogar, de poder contar lo que están vivenciando”. En particular, contó que la última pregunta del formulario era abierta, para que ellos pudieran desarrollar un comentario, y le sorprendió que “muchos gurises desarrollaron mucho”.
“Fue bastante angustiante encontrar relatos de mucha preocupación, miedo por la situación de sus familias, en materia laboral, socioeconómica, por sentir que están perdiendo la actividad educativa”, manifestó. El informe de la investigación combina los datos agregados de las respuestas con algunas de las frases que dejaron escritas los consultados.
Sensaciones y sentimientos
70% de los niños dijeron estar más aburridos que antes, 55% más ansiosos, 53% más preocupados, 37% con más miedo que de costumbre, 33% más tristes y 23% más solos que antes de la emergencia sanitaria. “No consigo dormir más solo. Tengo insomnio”, escribió un niño de 11 años, mientras que un adolescente de 15 contó que se ha sentido “más nostálgico que en los tiempos normales”.
Entre los adolescentes de 13 y 17 años, 59% dijo que no tiene ganas de hacer nada, 52% que se enoja fácilmente y 53% que está más sensible, mientras que 73% respondió que las personas con quienes vive le prestan atención.
Vínculo con el centro educativo
44% del total de niños de entre 10 y 17 años dijeron que tienen contacto diario con su centro educativo, mientras que 5% respondieron que no han tenido contacto y 10% que ha sido escaso (uno o dos días por semana); 79% respondió que hace sus tareas con alguien de su familia y 17% solo, y si bien 53% cree que están bien las tareas que les piden los docentes, 38% respondió que son muchas (la cifra crece a 53% entre los adolescentes de 13 a 17 años).
Samudio consideró llamativo que 15% manifestara tener poco contacto con los centros educativos, “por la pérdida del vínculo y por el rezago en términos escolares”. También resaltó que la amplia mayoría respondió que hace sus tareas con apoyo familiar, lo que puede indicar otras desigualdades, “porque no todos los niños cuentan con entornos familiares que puedan dar ese apoyo o disposición para continuar esas tareas”. Otro de los elementos que surge de las respuestas es que, a las dificultades por acceso a dispositivos, muchos niños o adolescentes sumaban que no tenían un espacio en su casa “como para sentarse y prestar atención”.
Contacto con amigos y actividades
“Quiero que comience la escuela, extraño a mis compañeros, no tengo amigos en el barrio y no salimos por el virus… Estoy muy triste y preocupada”, escribió una niña de 10 años. Para Samudio otro de los datos preocupantes que aporta la encuesta es que en el mes previo a la consulta 45% de los niños no habían tenido contacto, ni físico ni a distancia, con sus amigos. “Un mes sin el vínculo con pares, sin interactuar con otros o distraerse de la situación en la que están, es preocupante”, alertó, y manifestó que en esto también tiene mucho que ver la disponibilidad que tengan los niños de teléfonos o computadoras para facilitar el acceso a llamadas.
Entre los encuestados, seis de cada diez respondieron que no habían salido de su casa en la semana anterior, y 31% que había salido uno o dos días. En cuanto a qué cosas hicieron en cuarentena, 45% dijo haber compartido más actividades que de costumbre con las personas con quienes vive. Por lejos, la actividad que más aumentó en estas semanas fue “la conexión”: 63% respondió que en cuarentena juega más que de costumbre con algún dispositivo electrónico o interactúa en redes sociales; 30% dijo que ayuda más en las tareas domésticas y 26% que lee o escucha música más que antes.