La infodemia es la circulación masiva de información falsa o imprecisa, y según la Organización Mundial de la Salud es uno de los mayores problemas de estos tiempos. La pandemia de covid-19 hizo que las noticias falsas y los rumores crecieran de forma exponencial, por lo que cada vez más se necesita formación en ciudadanía digital para reconocer el engaño y frenar su circulación.
Para Zelmira May, especialista nacional del programa para Educación en la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina, es hora de que desde la educación se asuma la responsabilidad de enseñar sobre la infodemia. En esta línea de trabajo, la UNESCO se unió a Chequeado, el sitio web argentino que se ocupa de la verificación del discurso público, para crear una “serie de actividades que tienen como objetivo acompañar a nuestros estudiantes en el aprendizaje de conceptos y herramientas que les permitan identificar por sí mismos contenidos falsos o desinformantes”.
El recurso de UNESCO, que ya está disponible en línea, se compone de tres planificaciones de actividades que involucran las áreas de Ciencias Sociales, Español, Ciencias Naturales y Tecnologías de la Información, y se pueden trabajar con estudiantes de los últimos años de primaria o educación media. Están diseñadas para que puedan realizarse en las aulas virtuales o en la presencialidad mediante cuadernos para imprimir.
Uno de los ejemplos de la primera actividad del material es una publicación de Chequeado, que desmiente que en Rusia se hayan soltado más de 500 leones para garantizar que las personas se queden dentro de sus casas durante la epidemia. El objetivo de las actividades propuestas es que se puedan compartir rumores como el de Rusia y que los estudiantes aprendan a identificar ciertos elementos que los hacen sospechosos.
Durante las tres planificaciones que ofrece la publicación de la UNESCO y Chequeado se busca que los estudiantes aprendan qué preguntas deben hacerse ante una información que no se sabe si es verdadera o falsa. “Hay muchas afirmaciones que no se pueden chequear. Por ejemplo, las que dependen de los gustos o preferencias individuales, o las cosas que todavía no sucedieron. Podemos chequear afirmaciones que incluyen datos, por ejemplo la cantidad de infectados por el nuevo coronavirus en un país. También podemos chequear qué se puede hacer y qué no, en base a las leyes y normativas de los gobiernos u otras autoridades. Y podemos chequear comparaciones, por ejemplo, si en un país hay más población mayor de 60 años que en otro, siempre que tengamos acceso a la información”, explican las autoras.
Acceso a internet
Uruguay se destaca entre los países de la región, según la representante de UNESCO. “Por lo que nosotros hemos escuchado a lo largo de estos meses, hablando con los ministerios de Educación de la región, en Uruguay las cosas han sido bastante más sencillas en términos de acceso que otros países. En parte porque Plan Ceibal ya estaba montado y funcionando, por más que no haya sido algo masivo antes, y también porque la conectividad a internet es buena en casi todo el país; si hablamos de Argentina y Paraguay el acceso de los estudiantes a educación en línea de forma exclusiva es una utopía todavía”.
En particular se enfocan en el nuevo coronavirus y tratan de que los alumnos puedan identificar posibles publicaciones engañosas. Advierten que hay cuatro tipos de desinformación sobre la covid-19: contenidos vinculados al origen de la enfermedad o del virus, cómo el virus se contagia y se expande, falsos tratamientos, curas o vacunas, y falsas medidas dispuestas por las autoridades.
Riesgos y oportunidades del uso de internet
Para May es “un momento ideal para tratar el tema de la desinformación en sí; más allá de la covid-19, que produce mucha información y eso genera ansiedad en niños y jóvenes, se puede aprovechar esto para trabajar en el aula el tema de la infodemia”. La especialista en educación asegura que se puede utilizar este “tema para estimular también otro tipo de habilidades, como el pensamiento crítico y la ciudadanía digital responsable. En estas actividades sugerimos a los docentes que trabajen con los estudiantes sobre cómo hacer búsquedas de información en internet, el chequeo de fuentes, el compartir información de forma responsable y entender los riesgos de la exposición de información personal”.
Para la UNESCO es fundamental trabajar sobre el uso responsable de internet “y más en este contexto actual, porque los que ya no estaban metidos en el mundo de internet tuvieron que hacerlo por la educación y porque además ahora tienen mucho más tiempo libre”, enfatizó May.
La representante de UNESCO indicó que el tráfico en internet inmediatamente después de que empezó la pandemia aumentó en promedio 25% en la región, con picos más altos en algunos países. “Es decir que esto llevó a los jóvenes a un nuevo mundo que, si bien es conocido por muchos, no deja de ser nuevo en este contexto. Internet tiene muchas ventajas, pero también tiene un montón de riesgos, y es responsabilidad del sistema educativo tratar de alertar sobre esto”.
De hecho, May comentó sobre una publicación que se hizo para todo el continente sobre los riesgos y oportunidades del uso de internet. Entre las oportunidades se señala la participación, la comunicación, la colaboración y el impacto, debido “al alcance infinito de internet”. La publicación agrega: “Ello requiere que las personas analicen el impacto que puede generar su mensaje en audiencias que no conocen. El potencial de internet es enorme. La responsabilidad de quienes la usan, también”.
Por otra parte, entre los riesgos del uso de internet la UNESCO subraya varios puntos, entre ellos el discurso de odio, que genera “promoción de textos discriminatorios contra la dignidad de una persona o un grupo, para provocar daño. Supone humillación y desprecio. Este discurso, basado en prejuicios, expresa racismo, xenofobia y discriminación”. También señalan el cyberbullying, es decir, “el acoso psicológico verbal, que genera en la víctima depresión, aislamiento, inseguridad e infelicidad”.
Entre los riesgos aparecen también las noticias falsas y la exposición de la vida privada en internet. Sobre este último punto comentan que el contenido que se comparte puede ser usado por personas desconocidas, con fines no deseados. Lo que se sube a la web es difícil de borrar y puede quedar allí para siempre”.
Próximamente
En la línea de educación en ciudadanía digital que impulsa la UNESCO en la región, se trabaja con las autoridades educativas de todos los países para poder consolidar un proyecto que aborde este aspecto en dos líneas, dijo Zelmira May. Por un lado, se proponen trabajar desde la formación docente para incluir la responsabilidad en el consumo de internet como un eje transversal. Otra línea de trabajo apunta a materiales que tomen como puntapié la ciudadanía digital.
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