Ya se acercaba el mediodía y en el comedor de la escuela 291 de Casarino, en Canelones, los platos con el almuerzo se estaban aprontando para los 40 niños que estaban por terminar su primera jornada en el programa Escuelas de Verano 2021. Afuera, en el corredor que mira al patio de la escuela, la directora, dos maestras, un profesor de arte y uno de educación física hacían una de las últimas actividades con los niños, en la que tenían que contar cómo se habían sentido, qué les había gustado y qué no. “Me gustó bailar”, dijo uno. “Me gustó el fútbol, el baile no”, respondió enseguidita otro. “Me gustó todo, pero no el recreo, porque fue muy cortito”, remató un tercero.
Este martes comenzaron las actividades con niños en el programa Escuela de Verano, al que se inscribieron unos 9.200 escolares. El programa, que en los últimos años se llamaba Verano Educativo, cambió también su modalidad, para priorizar las actividades de apoyo pedagógico a los niños que “tuvieron dificultades, que de repente todavía tienen la promoción comprometida o que tuvieron una promoción con dificultades”, según explicó a la diaria la directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Graciela Fabeyro.
El presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva, destacó que en el marco de la situación que vive el país, en cuanto a la aceleración de los casos positivos de coronavirus en las últimas semanas, “insistimos mucho para que fuera posible el programa”.
Para las inscripciones se priorizó a los niños de primero, segundo y sexto año, aunque también hay de otros grados. Por ejemplo, en Casarino de los 49 inscriptos 14 eran de sexto, 15 de primero y segundo y el resto de otros años. Según la directora del proyecto, en la escuela de Casarino harán foco en lo emocional, en la comunicación y la expresión corporal, en lengua, matemática y en inglés, que tuvieron el primer día mediante videoconferencia. Silva, que visitó ayer varias escuelas junto con Fabeyro, señaló a la diaria que las escuelas también podrán hacer paseos respetando los protocolos, aunque no podrán planificar actividades de piscina, como en años anteriores, debido a la emergencia sanitaria.
Las inscripciones
Los 9.200 niños inscritos son menos que en años anteriores; en 2020, por ejemplo, Verano Educativo había alcanzado a 13.600 estudiantes de primaria. Según Silva, lugares hay, ya que el cupo que el CEIP contempló era de 12.000 niños, pero consideró que “la pandemia afectó” las inscripciones. El presidente de ANEP recordó, además, que en 2005 el programa de verano había sido para 55.000 estudiantes en 280 escuelas.
Para Fabeyro la disminución del número de asistentes se debe a varios factores: “La pandemia que estamos viviendo genera ciertas ansiedades, ciertos temores; hay muchas familias que también están sin trabajo en este momento, trasladarlos a los chiquilines a veces les insume algún costo, y además, si tengo trabajo recurro a la Escuela de Verano, pero si estoy en casa y puedo ocuparme de ellos, y capaz que hasta me altera la dinámica tener que traerlos hasta la escuela, no lo hago... son decisiones múltiples”, dijo. Añadió que “también los docentes se cuidan”, y se presentaron 142 proyectos, de los que se aprobaron 135, “porque precisamos tiempos de descanso; muchos asumen el compromiso y siguen con esta propuesta”.
FUM-TEP preocupada por baja asistencia en algunas escuelas
La secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio-Trabajadores de Educación Primaria (FUM-TEP), Elbia Pereira, también recorrió algunas escuelas este martes, y dijo haber recibido con sorpresa, información de que hubo baja asistencia en las escuelas. En la escuela 178 de Montevideo, por ejemplo, hay un cupo de 75 niños pero solo 11 fueron en el primer día de actividades. “Preocupa la baja participación, a pesar de que el programa está orientado a fortalecer los aprendizajes”, dijo la dirigente sindical de magisterio a Telemundo.
Para Gabriela Verde, representante de los docentes en el CEIP, las inscripciones disminuyeron porque “se empezó muy tarde a promover el programa, sobre fin de curso”, cuando en años anteriores el trabajo de convocatoria se hacía en noviembre. Contó además que, por ejemplo, se supo el 4 de enero cuáles serían las escuelas con programa de verano, por lo que en diciembre “muchas maestras ofrecían anotar, pero las familias les preguntaban en qué escuela iba a ser y no se sabía, entonces en esos casos no hubo tanta adhesión”. “Ni las maestras, ni las familias, ni las instituciones barriales sabían”, señaló.
Fabeyro reconoció que ese también podría ser otro motivo de la baja inscripción. Señaló que este año “fue particular todo, y la toma de decisiones es difícil, porque hay que irlas tomando paso a paso”. Mencionó que las inspecciones departamentales fueron las que propusieron las sedes y seleccionaron los proyectos, por lo que desde el 22 de diciembre las inspecciones tenían esa información. Otro factor que puede haber incidido en la demora de la comunicación de las sedes, añadió, es que las escuelas tenían que cumplir con ciertas condiciones en el marco de la pandemia, como salones amplios, con ventilación, y espacio para actividades al aire libre.
Fabeyro señaló, además, que las escuelas con proyectos siguen abiertas si hay niños interesados en inscribirse al programa de verano, que terminará el 12 de febrero.