Pese al aumento de casos registrados desde el 23 de marzo, día en que se suspendió la presencialidad en la educación, hasta el miércoles pasado, fecha en que el Poder Ejecutivo resolvió retomar la presencialidad escalonadamente, la Federación Uruguaya de Magisterio-Trabajadores de Educación Pública (FUM-TEP) manifestó su molestia al no tener la “oportunidad” de hacer aportes y propuestas “para ser parte de la planificación del retorno a clases”.
“Lamentablemente”, dijeron, se enteraron de “todas las medidas” por la prensa. Las “pocas veces que hemos logrado espacios de diálogo han sido para recibir información sobre hechos consumados y decisiones ya tomadas”, añadieron.
Asimismo, denunciaron la “falta de planificación y previsión” de parte de las autoridades de la educación que “retrasaron la adopción de decisiones que pudieron y debieron adoptarse mucho antes”. También lamentaron que “no se tomen en cuenta las recomendaciones sanitarias del GACH [Grupo Asesor Científico Honorario] y que el reintegro de la presencialidad no responde a criterios sanitarios”.
En el comunicado, difundido previo a que retornaran las clases en escuelas unidocentes este lunes, expresaron “la necesidad” de hacer un seguimiento y monitoreo “constante” del proceso de reintegro. En relación a eso, reiteraron la propuesta de “crear comisiones departamentales con participación de delegados sindicales de las filiales de FUM-TEP, además de inspectores y personal técnico del área de la salud”.
Por último, denunciaron la “ausencia” del gobierno en el “sostén de las familias de nuestra escuela pública, a través de la nula o escasa inversión para la seguridad alimentaria, el retiro de planes territoriales de apoyo a la infancia, adolescencia y ciudadanía, escasas políticas de compensación a quienes se quedaron sin trabajo o están en seguro de paro”.