En las últimas horas volvió a tomar estado público un fragmento de un discurso del actual presidente de la República, Luis Lacalle Pou, quien años atrás habló de la existencia del “pase social” y de niños que pasan de año pese a que “no aprendieron lo que tenían que aprender”. Según afirma en el video, eso se hacía “para llenar los registros” de promoción. “Obviamente que es traumática una repetición; es mejor repetir y aprender que llegar a los 13 o 14 años y darnos cuenta de que no tenemos las herramientas básicas aprendidas”, dijo entonces Lacalle Pou.
En suma, el ahora mandatario recordó una iniciativa que planteaba pagar a los liceales que no asistían a clase para incentivar su concurrencia y lo consideró un mensaje inadecuado, ya que “premiaba” al que no va a clases y era injusto con quienes sí asistían y tenían buenas calificaciones.
El resurgimiento de este video ahora se debe a que, días atrás, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) flexibilizó las reglas de pasaje de grado a pocos días del cierre del año lectivo, lo que generó críticas entre docentes, sobre todo de secundaria. Además de la extensión de las clases en ese subsistema, los cambios más notorios fueron que la exoneración de materias en bachillerato se logrará con menos nota y no se tendrán en cuenta las faltas, además de que se aumentó de tres a cuatro el número de materias no aprobadas como límite para repetir en ciclo básico.
Sin embargo, Lacalle Pou no fue el único en hacer críticas a la flexibilización del pasaje de grado cuando gobernaba el Frente Amplio. En 2013, la actual directora general de Educación Secundaria, Jenifer Cherro, concurrió al Parlamento y dio varias entrevistas a la prensa en las que cuestionó una circular por la que se aumentaba el límite de faltas para repetir el año.
Si bien esta semana Cherro defendió la flexibilización decidida para secundaria, hace nueve años cuestionó la circular, a la que calificó de “permisiva” en una reunión de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados a la que había asistido para plantear una serie de inequidades de los cargos de dirección de liceos. En una entrevista realizada por El País esa misma semana, Cherro había dicho que las circulares de evaluación vigentes en ese momento para ciclo básico y bachillerato eran “tan permisivas que, por ejemplo, un alumno que tiene 50 o 60 faltas, o sea, que faltó casi dos meses, puede llegar a pasar de clase si tiene 6 de nota en cada asignatura”.
“Antes el tope era de 20 faltas. Las circulares que están vigentes, propuestas e impuestas por las autoridades, son permisivas, y si no estuvieran, la repetición sería de por lo menos el 70%”, dijo Cherro en ese momento, y continuó: “Si pusiéramos una circular de evaluación en serio, estricta, que dijera ‘no, señor, si falta un mes queda repetidor’, la mayoría quedaría repetidor por faltas”. En una entrevista que en aquel momento Cherro dio al programa Buscadores, se refirió a la “permisividad” de la circular: “Cuando uno llega a evaluar a un chiquilín, si tiene todo 6 en las materias, no importa las faltas que tenga, lo tenemos que promover. Alguna gente nos hemos visto en la situación de tener que promover a alumnos con 45, 47, 48 faltas, porque estamos aplicando el reglamento. No es que los directores, subdirectores y profesores somos benevolentes”.
La circular de 2010 y otras críticas
La circular criticada por Cherro fue una readecuación del Reglamento de Evaluación y Pasaje de Grado del Plan Reformulación 2006, aprobada en febrero de 2010. Los artículos cuestionados por la actual jerarca permitían que si un estudiante tenía aprobación en todas las materias o tenía hasta tres bajas pudiera pasar de grado independientemente de la cantidad de faltas que tuviera. Además, se habilitaba a los estudiantes con hasta 25 faltas a rendir exámenes a partir del período de febrero, siempre y cuando tuvieran entre tres y la mitad de los cursos pendientes de aprobación. Finalmente, una reunión de profesores a fin de año podía disponer que los estudiantes que tenían hasta 35 faltas rindieran exámenes reglamentados o libres (de todas las materias) en febrero como alternativa a la repetición.
En otra nota realizada por El País en ese momento, la entonces diputada y ahora senadora Graciela Bianchi también cuestionó la medida y aseguró que los jerarcas de entonces no se preocupaban por el alumno, sino que importaba “que pasen de grado” para que “las cifras les den bien”.
Por su parte, el actual presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, Robert Silva, también fue consultado por el matutino y en ese entonces dijo que los problemas de la educación “no se pueden atender con circulares que flexibilicen el pasaje de grado”. “Quizá se pueden mejorar las estadísticas, algo que no está pasando, pero no va a mejorar la calidad de los aprendizajes que los alumnos tienen que tener al momento de egresar”, dijo, y se mostró de acuerdo con Cherro en que sin la mencionada circular, “las cifras de repetición estarían en 70% o más”. “Se quieren mejorar cifras y resultados, pero no se procura atender a los más necesitados, que son los alumnos que fracasan”, concluyó en ese momento el actual jerarca.
Consultado por la diaria, Martín Pasturino, quien era consejero de Secundaria cuando se aprobó la circular, explicó que en 2008 se inició el Proyecto de Impulso a la Universalización, que apuntaba a 74 liceos en los que había una mayor proporción de fracaso escolar. Según amplió, se dispuso una estructura con trabajadores sociales, psicólogos y fondos de libre disponibilidad para cada liceo. Además, dijo que se destinaron horas para tutorías y que en total se invirtieron unos cuatro millones de dólares.
Según fundamentó, en ese momento detectaron que “un núcleo de jóvenes de contextos vulnerables no tenían problemas con la promoción de las asignaturas, pero sí se pasaban de faltas”. Según valoró, “no era justo” hacer perder el año al estudiante “por tres o cuatro faltas” si había logrado la aprobación de los cursos y, por lo tanto, lograba los aprendizajes necesarios para hacerlo. En suma, dijo que era muy difícil que un estudiante faltara más de 30 veces en el año y aun así consiguiera la aprobación de un número de materias que le permitiera promover, por lo que consideró poco probable que hubiera alumnos con 45 o más faltas en esa situación.
Por su parte, la exdirectora de Secundaria Celsa Puente, quien en esos años se desempeñó como directora e inspectora, dijo a la diaria que los cambios realizados al reglamento en 2010 ponían “el foco en el desempeño del estudiante”. En ese sentido, dijo que se tenía en cuenta “la calificación, que no cae del cielo, sino que la adjudica el propio docente”. Además, sobre la situación de los estudiantes con entre 25 y 35 faltas, en la reunión de profesores se trabajaba “la posibilidad de darles oportunidades, por lo menos que dieran los exámenes en lugar de que pasaran directamente a repetir por inasistencias”.
Nueve años después
Puente se mostró crítica respecto de la definición que tomaron las autoridades de la ANEP y Secundaria este año y consideró que en este caso sí se trata de una medida que tiene el foco principal en “la mejora de las estadísticas” de promoción. En particular, la exjerarca cuestionó la supresión de la repetición en diciembre, lo que consideró “un mero acto burocrático para mejorar las estadísticas” si, en paralelo, “no está previsto un mecanismo de acompañamiento fuerte”.
Si bien Cherro aseguró esta semana que están previstos espacios de tutoría y acompañamiento a los estudiantes que no logren la aprobación de los cursos en primera, segunda y tercera instancia con los exámenes de diciembre, Puente señaló que estos no son adecuados. Según fundamentó, para que puedan suplir a la repetición este tipo de acompañamientos deben ser “firmes” y contar con tiempos pedagógicos adecuados.
En ese sentido, detalló que no es suficiente “un ratito de diciembre y un ratito de febrero” antes de las pruebas, como estipuló secundaria para este cierre de cursos. Además, dijo que estos espacios requieren “una formación específica de los educadores que van a estar a cargo” del acompañamiento, ya que no se puede aplicar la misma estrategia que no logró aprendizajes el resto del año.
También señaló que los apoyos deben prever recursos adicionales e “incentivos” que “estimulen” el trabajo de los educadores, y que deben ser implementados en función de “una planificación previa”. Según criticó, ello no ocurrió este año, principalmente por el momento del año en que fue anunciado el cambio de reglas de juego. En adición, la exjerarca consideró que esos dispositivos “tienen que estar dados a tiempo y no cuando ya el fracaso se ha producido”. Por ello, para Puente dichos cambios obedecen a la necesidad de que “los resultados den bien” y no tienen el foco puesto en los aprendizajes de los estudiantes.
Por su parte, Pasturino resumió que lo que hizo Secundaria este año es “como si en la final del Mundial la FIFA resolviera agrandar el arco al doble y eliminar la ley de offside”. En ese sentido, dijo que es seguro que “va a pasar mucha gente”, pero lo hará a partir de “un artificio administrativo y no por un proyecto”, como sí ocurrió en los cambios realizados al reglamento en 2010.
Respecto de estos, entendió que si bien la del plan 2006 fue una reformulación -por eso el plan tiene ese nombre- que no implicó un cambio profundo, de todas formas, fueron transformaciones “mucho más grandes” que las que la ANEP propone ahora con la reforma curricular. Sobre esta, dijo que en función del documento preliminar que aprobó el Consejo Directivo Central, la estructura de las asignaturas por semana se ha mantenido prácticamente igual.