La directora general de Secundaria, Jenifer Cherro, explicó este lunes la decisión que se tomó de flexibilizar los criterios de evaluación en 2022, tal como se hizo en los últimos dos años. El principal motivo, detalló, es la “pérdida de días de clase” que achaca tanto al brote de coronavirus a comienzo de año como a la sucesión de paros y ocupaciones por parte de docentes y estudiantes.

La propuesta, divulgada el miércoles pasado, retoma la pauta flexible de evaluación que se aplicó en 2021, por la que los estudiantes que no lleguen a la suficiencia durante el curso tendrán una semana más para reformular sus trabajos finales y pasar por una nueva evaluación; si en ese caso no aprueban podrán dar el examen en febrero.

Además, se indica que en el caso de las materias específicas de quinto y sexto año se podrá exonerar con 6, en vez del 7 y 8 que se exige respectivamente en cada año. Además, para promover al siguiente año se pueden deber cuatro materias, cuando usualmente el límite es de tres.

“Acá hay que analizar dos cosas, que son hechos. En primer lugar, arrancamos el año en pandemia, después de los dos primeros meses logramos la presencialidad plena o absoluta, pero también es cierto que tuvimos más de 30 días de clase perdidos por paros y ocupaciones. Quiere decir que el año lectivo 2022, tanto como el 21 o el 20, tuvo características particulares y singulares y hubo que tomar decisiones al respecto”, indicó Cherro en entrevista con En perspectiva.

“Este año tuvo sus particularidades, tuvimos más de 30 días perdidos por paros y ocupaciones docentes y estudiantiles. Si se perdieron muchas clases, no podemos decir que 2022 fue normal, porque no fue normal. Debemos reconocer la singularidad de los estudiantes y proteger sus trayectorias educativas. Además, los efectos de la pandemia no se terminaron cuando empezó la presencialidad plena, tanto adultos como adolescentes han sido impactados, estamos en un proceso de pospandemia y entendimos que debíamos hacer un cierre de ese proceso”, apuntó la jerarca, y agregó que en 2023, con el comienzo de la transformación educativa, se van a aplicar otros criterios de evaluación.

Consultada sobre qué flexibilizaciones se aplican en comparación con 2019, previo a la pandemia, Cherro apuntó: “Lo que cambia es que tanto en 2020 como 2021 las clases no terminan el 15 de noviembre, terminan en diciembre, hay extensión de los cursos. La diferencia con 2019 es que hay una instancia de pruebas especiales y después una instancia de reformulación de esas pruebas especiales. En esa semana que se extiende asisten los alumnos que no lograron la promoción y tienen que reformular lo que venían trabajando con sus docentes”.

Por otra parte, Cherro descartó que se esté eliminando la repetición o bajando el nivel de la evaluación. “No se elimina la repetición, el estudiante para promover debe demostrar su aprendizaje, tanto en el primer ciclo de pruebas como en el segundo. El examen existe, la repetición existe, lo único es que hay alumnos que, dada su situación personal, pasan total o parcialmente en diciembre y otros tienen diferido dar exámenes en febrero para definir su situación”, explicó.

La jerarca también descartó que este cambio responda a un intento de mejorar el índice de promoción de los estudiantes, y para ejemplificar utilizó las cifras de promoción del año pasado. “Ya se demostró cuando presentamos el Monitor Educativo de 2021: de 84,3% de los alumnos promovidos solamente 2,3% utilizó el cambio de pautas, es decir, 82% de los alumnos que promovió lo hizo con hasta tres asignaturas como antes, en 2019. Los únicos que usaron ese beneficio fueron 2,3%”, subrayó.

Con respecto al hecho de que los liceos privados puedan elegir si evaluar siguiendo la pauta especial de este año o la que se usaba antes de la pandemia, Cherro dijo que se debe a que los contextos fueron diferentes. “Ya se había hecho en 2020 lo mismo; respetando los contextos y partiendo de la base de que la realidad no fue la misma en la educación pública que en la privada, lo que se hizo es que se autorizó a los liceos habilitados a optar por las pautas de cierre de 2022 o ajustarse a lo dispuesto por las circulares que se aplicaban antes”, dijo la directora, y agregó: “Yo no vi este año liceos habilitados ocupados, y tampoco vi la cantidad de paros que tuvimos a nivel público”.

Medidas que no pretenden “premiar al que no se esfuerza”

También este lunes de mañana la Dirección General de Educación Secundaria (DGES) emitió un comunicado en el que se sigue la línea de lo dicho por Cherro y se justifica la flexibilización de la normativa para “preservar las trayectorias educativas de los estudiantes”.

En el comunicado se aclara que “de ninguna manera estas medidas pretenden premiar al que no se esfuerza o no asiste a clase, porque está demostrado que el alumno que más asiste a clase promueve más, y eso se ha destacado en cada presentación oficial del Monitor Educativo”.

Se aclara que se elige mantener las “medidas de apoyo y acompañamiento en 2022, con el objetivo de evitar la desvinculación, que junto con la inequidad, son los dos grandes desafíos”.

“Las actividades finales de fin de curso con menos alumnos en el aula permitirán una atención más individualizada, en el sentido de identificar y respetar las características de cada estudiante, atender el proceso de vinculación-desvinculación, ya que no es lógico pensar que los aprendizajes que se dieron en los años lectivos 2020 y 2021 fueron iguales a los que se producían en años de prepandemia”, sostiene el comunicado.