“En las aulas del Uruguay del 2022, hay estudiantes con HAMBRE”. Así lo señala un comunicado de la Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu), que agrega que desde el inicio del año lectivo el sindicato lleva entregadas “más de 1.000 canastas” de alimentos a estudiantes que lo requieren. Según Afutu, esto se da en un contexto de “recorte de becas” y cuando la situación económica que viven los estudiantes y sus familias “es gravísima”.

Consultada por la diaria, la presidenta de Afutu, Ana Borges, explicó que, si bien el reparto de canastas con alimentos comenzó con la pandemia de covid-19, en 2020, en ese momento se hacía de forma esporádica y las entregas se fueron incrementando con el correr del tiempo. Según contó, el sindicato define las entregas en función de lo que informan afiliados en las distintas escuelas técnicas, especialmente quienes están en roles por los que se enteran directamente de situaciones de vulnerabilidad. Por lo tanto, no es una entrega que se realiza al azar, sino a partir de la demanda que llega de los distintos territorios, tanto en Montevideo como en el interior.

Borges señaló que el comunicado que publicó Afutu fue escrito “con tristeza” y que lamentan la situación que atraviesan miles de jóvenes uruguayos. En ese sentido, dijo que no siempre pueden cumplir con la demanda porque supera las posibilidades económicas del sindicato, por lo que muchas veces las canastas se terminan entregando a quienes están en peor situación. Agregó que esas situaciones son vividas con “angustia”, pero se reparte lo que se recolecta a partir de la solidaridad de los trabajadores y “de la sociedad uruguaya en general”.

En la misma línea que hace meses denunciaron docentes de secundaria, la presidenta de Afutu dijo que son frecuentes los episodios de hambre que terminan con síntomas físicos como dolores de cabeza e incluso desmayos. En ese sentido, dijo que en esas situaciones llaman a la emergencia móvil, que en el caso de UTU es pagada por los trabajadores de cada centro educativo. Al respecto, relató que muchas veces los médicos informan que esos problemas físicos se producen a causa de que los adolescentes concurren al centro educativo sin haber consumido alimentos por dos o tres días.

En el comunicado, Afutu apuntó contra las autoridades que “buscan desacreditar a los sindicatos de la enseñanza” al enfrentarlos “a la opinión pública, cuando niegan que en las aulas hay estudiantes con hambre”. Sin embargo, plantearon que ante este tipo de situaciones, “sólo la solidaridad de los trabajadores se hace presente”, y acusan al gobierno de estar “ausente”. En ese sentido, se afirma que los trabajadores son los que asumen directamente la falta de apoyos para atender la situación de los estudiantes, que no sólo se da mediante la entrega de canastas.

Al respecto, Borges señaló que, pese a que son “demonizados”, en muchas escuelas técnicas los trabajadores organizados se hacen cargo de almuerzos y meriendas con recursos que salen de sus propios bolsillos o de donaciones. La presidenta de Afutu señaló que en otro contexto podrían estar organizando entregas de libros o útiles, pero deben encargarse de la atención de las necesidades alimentarias.

Si bien dijo que la Dirección General de Educación Técnico Profesional (DGETP) cuenta con algunos apoyos para atender esta necesidad, estos son insuficientes. Por ejemplo, planteó que una escuela técnica de 1.200 estudiantes cuenta con cinco becas para comprar alimentos en la cantina, y que este tipo de apoyos se redujeron a la mitad desde el año pasado. Frente a la insuficiencia de estos apoyos y a que el sindicato no llega a cubrir todas las necesidades alimenticias, la sindicalista señaló que muchos de los adolescentes que asisten a UTU se alimentan en ollas populares.

En general, los estudiantes de la educación media que asisten a UTU cuentan con un contexto socioeconómico más desfavorable que los que estudian en secundaria, según comentaron autoridades de la institución la semana pasada, cuando se presentaron los datos del monitor educativo de la institución. En esa instancia, la directora de Planeamiento Educativo de la DGETP, Laura Bianchi, comentó que cerca de 50% de los estudiantes recibe la asignación familiar del Plan de Equidad, 26% recibe la Tarjeta Uruguay Social simple y 17%, la doble.

Respecto de esta realidad, Bianchi dijo en la presentación que la UTU aplica un “refuerzo” del seguimiento de trayectorias de los estudiantes. Por ejemplo, nombró el proyecto Construyendo Horizontes, que se aplica en centros con población que cuenta con “altos niveles de vulnerabilidad y resultados educativos más disminuidos” de sus estudiantes. No obstante, en 2021 se redujeron los índices de aprobación en ciclo básico y aumentó la desvinculación de estudiantes tanto en ciclo básico como en bachillerato.