A poco tiempo de que finalice el año, y también el período de gestión, la abogada especializada en género, Virginia Cáceres, asumió la presidencia del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), luego de que Robert Silva, su predecesor, dejara su puesto para poder postularse a cargos legislativos en la próxima elección nacional y ser precandidato a la presidencia por el Partido Colorado.
Cáceres también es de las filas coloradas, y antes de que Silva le propusiera la presidencia, se desempeñó durante casi cuatro años como secretaria general de la ANEP, un rol muy cercano al presidente. Aun así, aseguró que la propuesta fue “una sorpresa”, que no estaba en sus “planes, para nada” y que no la “esperaba”. Luego de recibida, la consideró como “un gran reconocimiento al trabajo” que desarrolló durante el período.
Con una candidatura cuestionada por la oposición, una transformación educativa en curso y un año al frente por delante, Cáceres conversó con la diaria sobre las principales problemáticas de la educación a trabajar y sus objetivos como presidenta del Codicen.
En tu asunción aseguraste que tu “búsqueda constante” es con “las mujeres, la equidad y las mujeres que vienen del interior”. ¿Se verá materializada esa búsqueda en políticas educativas o dentro del Codicen?
No lo digo por mí ni porque sea yo, pero la primera política en ese sentido es que una mujer asuma la presidencia. Yo quiero asumir ese compromiso de que no sea un hecho puntual y esporádico, que se transforme realmente en un cambio, porque además la ANEP es un organismo de muchísimas mujeres. Entonces me gustaría hacer ese trabajo de que esto se transforme en algo normal, que las mujeres que forman parte del sistema educativo pasen a ser vistas de una manera distinta a la hora de tomarlas en cuenta para proponerlas a un cargo político de gestión. Ese es un objetivo, y después obviamente que hay que trabajar mucho, porque todavía hay prácticas que forman parte del sistema educativo y creo que desde acá podemos hacer un aporte.
¿Aportes como cuáles?
Ya se viene trabajando, pero vamos a tratar en la medida que se pueda de seguir avanzando, por ejemplo, en los planes STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en inglés], para seguir acercando a las niñas a la ciencia, que nos parece que es un área en la que todavía, si bien se viene trabajando, hay mucho por explorar. Continuaremos trabajando en articulación con el Inmujeres y con el programa Noviazgos libres de violencia, que también nos parece que está buenísimo y que apunta a seguir generando este cambio cultural que es tan necesario.
En la marcha por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las integrantes del colectivo Profas de Maldonado se declararon “hartas de la impunidad” de docentes tanto a nivel de Secundaria y UTU como en formación docente, que han propiciado situaciones de violencia, acoso y abuso sexual a estudiantes del departamento. ¿Qué está fallando?
El día de la marcha estaba en el exterior y no vi fotos con esos carteles, me estoy enterando por vos. Es cierto que hay un montón de situaciones que nos llegan, es habitual tener procesos en el marco de investigaciones administrativas de distintas situaciones, algunas de ellas que culminan con las sanciones correspondientes, otras que no, porque como cualquier proceso administrativo, se van dilucidando las etapas. Tenemos que seguir trabajando en ello. Acá está la comisión de acoso sexual, que si bien estaba el protocolo vigente, la comisión en sí nunca se había conformado desde que se había creado en 2014, si no me falla la memoria.
Entonces, todas las denuncias que llegaban eran tratadas por la comisión de acoso laboral, que sí estaba integrada y funcionaba, pero obviamente no tiene la misma mirada. Nosotros logramos integrarla y está funcionando bien, en el sentido de que recepciona en tiempo y forma, y emite los informes preliminares para que después el consejo decida cuál es el camino que va a seguir. Para nosotros era prioritario conformar la comisión para no seguir derivando casos que no tenían que ver con acoso laboral, sino crear el espacio propio que además está establecido por ley.
La actualización del Protocolo de Regulación de la Atención y Prevención del Acoso Sexual ha estado sobre la mesa en el último tiempo. ¿Creés que debería hacerse? ¿Qué habría que modificar o agregar?
En una segunda etapa estaba actualizar ese protocolo, porque en realidad teníamos uno que era de 2014 que estaba desactualizado. Había normas que se habían aprobado posteriormente y además conceptualmente los equipos técnicos de la Dirección de Derechos Humanos entendían que había que hacerle una serie de ajustes, tratando siempre de preservar el debido proceso y las instancias que requiere un procedimiento de esta naturaleza. En ese proceso todavía estamos. Los equipos están trabajando: se hizo una presentación en el consejo del primer borrador del documento. Ahí hubo una discusión de intercambio, de mejoras y de ajustes que se le podían hacer, el equipo se lo llevó y estamos esperando que se pueda avanzar en eso para que lo vuelvan a presentar al consejo.
¿Hay algún punto en particular que te parezca necesario que esté dentro de la actualización? ¿Te gustaría que se termine antes de que cierre tu mandato?
Sí. Más allá de mi mandato, creo que es algo importante, que venimos trabajando, que ya ha transcurrido un buen tiempo, a pesar de que yo sé que se requieren espacios de intercambio, debate, estudio, ponerse de acuerdo, llegar a puntos de encuentro. Pero creo que ya para el próximo año estaríamos en condiciones de avanzar para poder aprobarlo. En términos generales, el protocolo estaba bien. Había que ajustarle algunas cuestiones conceptuales, en el marco de la ley y sobre todo porque la integración cambió. El equipo quería hacer algo más amplio que un protocolo con pasos y darle un marco conceptual que lo acompañara; en eso se está demorando un poquito el trabajo.
En conversación con El País manifestaste que en la educación existe “un problema de convivencia y violencia, que es fundamental atacar” y que se relaciona “con la salud mental de los estudiantes”. ¿Es el único motivo? ¿Cómo puede atacarse?
Es un tema que nos ha preocupado desde que se inició esta administración, porque en todos los informes, tanto el de PISA como el del Ineed [Instituto Nacional de Evaluación Educativa], y los que nosotros hemos hecho, vemos que hay una situación en la que los estudiantes marcan una desconexión con el centro educativo. Primero en lo que tiene que ver con lo que ellos entienden que genera el centro educativo en sus días y después con sensaciones que hablan de inseguridades adentro de los propios centros. Eso es una luz que se nos prende y tenemos que trabajar para tratar de mejorarlo. La ANEP aprobó este año un plan de convivencia y después empezó a trabajar en un plan piloto, muy chiquitito, en algunos centros de Montevideo y del interior, en donde se comenzaron a construir pautas de convivencia.
La intención es avanzar el año que viene en la implementación. Que deje de ser piloto y llegar a todo el país, a la mayor cantidad de centros educativos que sea posible. Nosotros acá tenemos muchas líneas de trabajo, que requieren mucho esfuerzo y compromiso de quienes las llevan adelante, pero al no estar en el marco de una cuestión más grande, sistemática y con un sentido de lógica, tal vez se terminan perdiendo. Entonces la idea es incorporar en este plan todas las líneas de trabajo que estamos llevando adelante –bullying, convivencia, noviazgos libres de violencia, sexualidad, estudiantes migrantes–, para que haya un impacto real, tratando de ser lo más abarcativos en todos los temas de convivencia que sean posibles.
¿Quiénes serán las personas que lo lleven adelante?
Está la Dirección de Derechos Humanos del Codicen, que lidera el proceso, pero trabaja en articulación con todos los subsistemas, y ahí tenemos técnicos que ya trabajan con nosotros en territorio, de distinta naturaleza y dependiendo de cada subsistema, desde los maestros comunitarios en Primaria hasta los POP [Profesor Orientador Pedagógico] en Secundaria. Lo que queremos hacer es darle un marco conceptual, una línea en el tiempo, fechas claras, acciones puntuales, y también vamos a trabajar en el marco de la interinstitucionalidad. Vamos a hablar con el INJU [Instituto Nacional de la Juventud] para tenerlo como aliado, porque en definitiva es el organismo del Estado que guía las políticas de juventud, y también con el Mides [Ministerio de Desarrollo Social] y el Ministerio del Interior: con cualquier organismo del Estado que se requiera en esto de construir políticas públicas entre todos y tratar de llegar a la mayor cantidad de estudiantes posible.
Los docentes e integrantes de los equipos multidisciplinarios de Secundaria han manifestado el desborde por la alta demanda y, por tanto, la necesidad de que haya más profesionales contratados y con más horas. ¿Creés que con esta interinstitucionalidad podrían cubrirse estas carencias?
UTU [Universidad del Trabajo] hizo un llamado, y en Secundaria el primero terminó y están para designarlos y el segundo ya está en curso. Van a ser 95 psicólogos y 176 docentes POP que van a trabajar en articulación. Hay una apuesta grande a tratar de cubrir en mayor proporción la demanda con más técnicos, pero yo creo que es una cantera inagotable: siempre vamos a requerir más recursos de ese tipo, porque las demandas cada vez son más grandes. Creo en la apuesta por la interinstitucionalidad porque optimiza los recursos que el propio Estado tiene y no podemos pensarlo como fragmentado, porque en definitiva si nosotros entendemos que es el mismo estudiante el que viene a un centro educativo de ANEP, que se atiende en un centro de ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado], que concurre a un centro del INJU o a un club de niños del INAU [Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay], es la misma persona que transita por diferentes partes del Estado, entonces creo que el esfuerzo debe ser al revés: el Estado ponerse en el lugar de que hay que coordinar todas las políticas al servicio de esa persona que es la misma. Ahí ganamos todos.
Luego de que se dieron a conocer los resultados de las pruebas PISA, dijiste que “el desafío más grande” es “qué hacer” con esa información. Uno de los resultados es que hay una caída en matemática, que viene siendo una tendencia. A pesar de ello, la reforma curricular reduce la carga horaria de la asignatura. ¿Esa información se traducirá en algún cambio?
Creo que hay que mirar en el contexto las pruebas PISA y por eso el énfasis en decir que nos fue bien: la prueba se aplicó a los estudiantes inmediatamente después de la pandemia, por ende, son los aprendizajes que se adquirieron en ese momento, y en un contexto regional y mundial donde hubo una fuerte caída en todas las áreas. Igual nos tiene que interpelar como sistema educativo que en Uruguay hay una tendencia más o menos estable con matemática desde 2012, entonces algo debemos mejorar.
Ahí hay varias acciones que esta administración está haciendo, que es una apuesta a cómo encarar los aprendizajes pasando al marco competencial, y ahí hay una competencia específica que tiene que ver con el pensamiento computacional, que derrama en el aprendizaje de la matemática. Y después, más allá de la discusión de la cantidad de horas, desde la perspectiva histórica como país, debemos avanzar a la discusión de cómo estamos enseñando. Claramente no pasa por la cantidad de horas, si son más o menos, sino que debemos empezar a generar espacios para que los docentes puedan interpelarse en las prácticas docentes, porque no podemos seguir enseñando de la misma manera si no está dando resultado. Desde el punto de vista laboral, yo no voy a discutir si corresponde o no esa inclusión, lo que digo es que si queremos hablar de aprendizajes, no creo que tenga que ir por ese lado.
Los docentes de matemática organizados aseguraron que esa reducción traerá “peores rendimientos académicos”.
Con la evidencia que tenemos, la cantidad de horas que tenga no está asociada al desempeño académico, porque si no no podríamos tener los resultados que tenemos desde 2012 hasta ahora. Entonces, generemos espacios para discutir qué es lo que estamos enseñando –que es a lo que apunta la transformación– y cómo lo estamos enseñando.
Has mencionado más de una vez que estás abierta al diálogo con los sindicatos y que has estado cercana a ellos por tu rol anterior. Sin embargo, con las direcciones de los distintos subsistemas ha habido diversos conflictos. ¿Te sentís como una mediadora? ¿Pensás que en este nuevo rol podés trazar caminos distintos?
No me pondría como una mediadora, porque además creo que no se requiere. Lo he dicho en varias oportunidades: más allá de lo que sale público, tanto en Secundaria como en UTU las instancias bipartitas funcionan perfectamente. Hay un calendario de reuniones, se reúnen en esas instancias, se cumplen, se ponen a consideración un montón de temas, pero cuando se llegan a acuerdos, no nos enteramos, no sale en la prensa. Pero hay un trabajo de construcción y creo que los subsistemas lo hacen muy bien, porque funciona muy bien. Pasa que después tenemos situaciones, que son las que tal vez no llegamos a puntos de encuentro y las que salen en la prensa. Entonces, no creo que mi rol tenga que ser de mediadora, porque el trabajo se hace bien en los subsistemas, siempre en el marco del respeto de la ley de negociación colectiva. A veces se llega a acuerdos, a veces no. Mi rol va a ser el del diálogo siempre que se requiera, no porque tenga que subsanar un diálogo que falte en otro lugar, el diálogo va a estar presente en todos lados, en el Codicen también, como un puente y una puerta más, para la construcción entre todos.
Hoy señalaste que el hecho de que estés en este cargo es un cambio para la administración. Pero pensando en el resto del período, ¿hay algo que te gustaría dejar cerrado, más allá de esta puerta que asegurás que se abrió?
No, no hay nada a nivel personal, algo que diga: Virginia Cáceres quiere hacer esto. Yo siento que formo parte de un equipo desde 2020 que he transitado y tengo muy puesta la camiseta, porque viví todo el proceso de la transformación, porque estoy convencida de que es necesaria y de que es la adecuada para estos tiempos. Mi objetivo va estar puesto en seguir trabajando en equipo en la implementación, que creo que es tan importante como el diseño mismo de los documentos, porque ahí es donde nosotros nos vamos a jugar todas las fichas para que realmente llegue a las aulas y empiece a permear los centros educativos. Así que el foco, no de Virginia Cáceres, sino de la administración, va a estar puesto en la implementación de la transformación.
De acá a que finalice el mandato queda poco tiempo. ¿Aspirás a volver a este lugar?
Esa es una pregunta muy difícil, no te la quiero responder.