Las adolescencias como una etapa vital de “reconfiguración del sistema” y de “desajuste hormonal”. En resumen, para los psicólogos Alejandro de Barbieri y Roberto Balaguer, tales características definen a esos años de vida.
De Barbieri también habló de “transgresión” y Balaguer, en sintonía, explicó que es una etapa en la que “hay mucha más propensión a asumir riesgos, recorrer nuevos caminos y romper con lo anterior”, de la mano de la tendencia a “conductas más impulsivas”.
Uno de los elementos fundamentales a los que también hizo referencia Balaguer es que la adolescencia “es un momento largo de la vida en el que se están gestando las identidades y [se está definiendo] cómo ser, entonces se van poniendo a prueba distintas maneras de ser según los modelos para ser y los grupos de pertenencia para pertenecer”. Según el psicólogo, “la parte buena” es la cercanía con la “creatividad”.
La semana pasada, varios hechos de violencia entre adolescentes tuvieron lugar en las inmediaciones del liceo 1 de Las Piedras y el 4 y el 5 de Montevideo. Según afirmó a la diaria Camila Menchaca, dirigente de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria, las situaciones ocurridas en el Zorrilla no están encadenadas y, por lo tanto, “hay tres o cuatro” situaciones de violencia que tienen lugar “en simultáneo”.
Si bien en un primer momento trascendió que esos episodios estuvieron relacionados con el suicidio de un estudiante de ese centro educativo que recibía bullying, hasta ahora las investigaciones en curso no dan cuenta de ello. En una rueda de prensa, este lunes el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, dijo que Inteligencia “está mirando las causas”, particularmente porque aún no han podido “comprobar que la situación de bullying contra un estudiante pudo haber llevado a tomar decisiones drásticas por el mismo”.
En este marco, hasta ahora las medidas que se han tomado es una mayor presencia de custodia policial. Al mismo tiempo, se abrió el cuestionamiento de cómo abordar circunstancias como estas, que son de larga data.
Posibles respuestas
A pesar de la tendencia a la transgresión en la adolescencia, De Barbieri recalcó que no se trata de “un justificativo para la violencia”. El psicólogo considera que muchas veces los adolescentes “reproducen un modelo familiar de violencia, maltrato o ausencia de padres”, por eso para trabajar con los adolescentes no sólo se vuelve necesario trabajar con las familias, sino también con los docentes.
Es que, según De Barbieri, en los primeros procesos de socialización, cuando se suele asociar a la familia como actor principal, ocurre algo similar con los docentes: tienen un rol “simbólico emocional”, vinculado a lo “socioafectivo”, que se suma a lo pedagógico. Esto provoca, dijo, que los docentes sufran “burnout y cansancio”.
El psicólogo sostuvo que es necesario “formar a los docentes y a las familias para enseñarles [a los adolescentes] a autorregularse” emocionalmente. De Barbieri puntualizó que el cerebro adolescente “tiene menos capacidad para autorregularse que el de un adulto porque se está formando” y que por esa razón “es tan importante el apoyo y la mirada del adulto”, al mismo tiempo que cobra relevancia establecer “límites y normas”.
Por otro lado, aclaró que el bullying es “un acoso sistemático en el tiempo” y que “es muy común encontrar que aquel niño que fue acosado de chico o que sufrió violencia se vuelve acosador, porque es la manera que tiene de resolver los problemas”.
En los casos en que un estudiante se suicida, para Barbieri es “muy importante” la “posvención”, es decir, “la intervención a posteriori del hecho traumático” con los demás estudiantes. “Poner en palabras, porque otro puede estar viviendo lo mismo si efectivamente fue por bullying, y darles herramientas de contención, [que favorezcan la] resiliencia”, así como trabajar con las familias, esgrimió.
Por otro lado, resaltó la importancia de los psicólogos en los centros educativos a modo de “prevención”, pero no para “terminar apagando incendios”, como sucede actualmente. Aunque sostuvo que, por ende, no se trata de la “solución final”, De Barbieri consideró que es necesario “un abordaje integral que incluya a los docentes y las familias, y no que quede el psicólogo recibiendo a cada paciente, que por lo que he visto terminan desbordados”.
Uno de los puntos en los que coincidieron ambos psicólogos es que la pandemia acentuó las violencias entre adolescentes debido a la falta de “socialización y de encuentro, que tiene trascendental importancia” en esa etapa, explicó Balaguer.
Asimismo, Balaguer relacionó los intentos de suicidio con las situaciones de bullying, por lo que subrayó que hay que estar “súper atentos a eso” y afirmó que “es necesario que los adultos podamos estar más presentes, organizar y ordenar”.
Por último, señaló que en las instituciones educativas “hacen falta” psicólogos “no como la solución mágica pero sí para procesar los malestares de los distintos grupos y acercar a los padres”. “Es el punto de partida para crear otros dispositivos con las familias y los docentes, para poder actuar con buen criterio”, finalizó.