“Soluciones tecnológicas para problemas educativos”. Así se llamó la séptima convocatoria de Desafío Educación, impulsada por Socialab, esta vez también con el apoyo de la Fundación Itaú y Kanban, para encontrar emprendimientos de empresas sociales que identifiquen un problema educativo y brinden una solución con la tecnología como herramienta principal.

La convocatoria estuvo abierta para todas las personas mayores de 18 años desde el 3 de marzo al 18 de abril. Carolina Machado, directora de operaciones de Socialab, contó a la diaria que recibieron 34 propuestas, tres de cuales resultaron ganadoras.

Antes de profundizar en los proyectos y en la convocatoria en sí misma, Machado explicó que Socialab “es una organización que lo que hace es promover, identificar e impulsar soluciones innovadoras de impacto social”. Para llegar a ello, avanzan por tres vías: uno de los mecanismos es, justamente, “el apoyo a emprendedores que resuelven problemas sociales, es decir, la gestación y soporte de empresas sociales”.

Es que, según aseguró, el “corazón” de Socialab “late” por las “empresas sociales” para que “nazcan nuevas” y acompañarlas en el surgimiento, los primeros pasos y el proceso que continúa. Estas empresas deben contar con la característica de proponer “un modelo de financiamiento que le permita ser sostenible” y que plantee “un problema social o ambiental” a resolver.

En esa lógica entra Desafío Educación, que prevé impulsar empresas sociales que resuelvan problemas específicamente educativos, también bajo una “lógica de negocio”. La última convocatoria tuvo la particularidad de que entre los requisitos la tecnología debía ser un factor fundamental a la hora de otorgar las soluciones al problema.

“Laboratorio de física accesible” fue una de las tres propuestas premiadas. La iniciativa prevé que la educación en Física pueda ser accesible para todas las instituciones y así tener un “aprendizaje inclusivo”, basado en el problema de que “los liceos a menudo enfrentan limitaciones en sus laboratorios de física debido a equipos costosos y obsoletos” y que “la falta de equipos modernos y accesibles en el mercado agrava el problema”.

“Busco AT”, por otro lado, plantea la creación de un “sitio web de referencia para familias, instituciones educativas, docentes y acompañantes que trabajan desarrollando inclusiones educativas”. El proyecto parte de la base de que existe una “desorientación de la familia frente al proceso de búsqueda del acompañante” terapéutico, así como “dificultades del acompañante para insertarse en el mercado laboral” y “ausencia de instancias de formación específica para docentes, acompañantes y personas interesadas en el campo de la inclusión educativa”.

“Biko Academy”, con la búsqueda de despertar “pasión por la ciencia experimental”, fue otro de los premiados. Según argumentan en la propuesta, el problema educativo es que hay una “carencia de herramientas y recursos en los procesos de enseñanza/aprendizaje que generalmente se traduce en desconocimiento y desinterés por las asignaturas de las carreras STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, según su sigla en inglés]”, por lo que proponen “generar espacios de aproximación” de jóvenes a esas carreras y “desarrollar un ‘método’ que permita masificar la práctica de la ciencia experimental dentro y fuera del ámbito educativo”.

La selección y los premios

Machado contó que mientras el período de inscripción transcurrió realizaron discusiones y talleres para que los interesados puedan conocer sobre la iniciativa y, eventualmente, postularse. Las 34 propuestas fueron evaluadas y nueve de las presentadas pasaron a una siguiente etapa: la de “cocreación”. La directora de operaciones explicó que, durante un mes y una semana, los participantes tuvieron mentorías de personas especializadas en lo educativo, el emprendedurismo y la tecnología.

De nueve pasaron a ser cinco y ya el 8 de junio estos últimos proyectos seleccionados tuvieron que realizar un pitch final, de cuatro minutos, frente a un jurado. “El jurado es el que elige las propuestas ganadoras, pero siempre hay ciertos criterios de selección: tienen que ver más que nada con la identificación del problema que se proponen resolver, qué tan acertada o sentido y conexión tiene la solución con ese potencial problema, si tiene un componente novedoso e innovador, si tiene viabilidad de negocios, o que impacte directamente en el público objetivo. Aunque en menor medida, también pesan otros componentes que pesan menos pero también importan, como qué tanto puede crecer si se prueba que funcione, la comunicación en la presentación y para qué utilizarían el premio económico”, explicó Machado.

Finalmente, las tres propuestas seleccionadas cumplieron con los puntos catalogados como requisitos y resultaron ganadoras de un proceso de “preincubación” con Socialab, por un período de seis meses, en este mismo año. De acuerdo a Machado, se trata de un proceso individual y de capacitaciones grupales, en los que se trabaja sobre un plan de acción e hitos y se intenta avanzar. “El objetivo de estos seis meses es validar, comercialmente y técnicamente, para hacerlo sostenible y de impacto”, especificó.

La propuesta del laboratorio de física también recibió una suma de 5.000 dólares “de capital semilla”: “Una inversión no reembolsable para aplicar en la validación”, señaló, porque, según Machado, con ese monto puede comprar dispositivos para el laboratorio o invertir en marketing o branding.

Si bien parte de los objetivos principales de Socialab es que los emprendimientos finalmente puedan funcionar y posteriormente “crecer, expandir y replicar la idea”, Machado contó que la organización tiene una comunidad de emprendedores de la que también pretenden que puedan formar parte, para continuar involucrándose en la “lógica de emprendimientos” y hasta postularse a otros fondos.