La alimentación escolar ha estado en debate durante el actual gobierno. Cada vez que los sindicatos de la educación realizan un paro las autoridades acusan a los colectivos de dejar sin alimentación a los estudiantes que concurren a diario a comedores escolares. Por su parte, desde los sindicatos han planteado que ese tipo de argumentos son “una excusa para estigmatizar” a los docentes y los colectivos, que desde el año pasado vienen denunciando situaciones de inseguridad alimentaria que repercuten en el rendimiento de estudiantes de la educación media.

Esta semana, cuando desde el miércoles transcurre el receso escolar por las vacaciones de primavera, la filial montevideana de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria (ADES) denunció que las autoridades no previeron una alternativa para los liceales cuya alimentación depende de un comedor escolar, que estos días se encuentran cerrados. Según explicó a la diaria Camila Menchaca, de la directiva de ADES Montevideo, los centros de Secundaria que brindan el servicio de alimentación y no tiene comedor propio lo hacen a través del Programa de Alimentación Escolar de Primaria, ya sea con la asistencia al comedor de una escuela cercana o con el envío de viandas desde la escuela al liceo.

Sin embargo, durante el receso por las vacaciones de primaria los liceos sí están abiertos, ya que transcurre un período de exámenes, pero la Administración Nacional de Educación Pública no previó ninguna alternativa para los liceales que necesitan concurrir al comedor escolar, denunciaron desde el sindicato. En otras oportunidades se había previsto un sistema de tickets que podían cobrar, pero no fue implementado en esta instancia.

Esta situación generó que los estudiantes acudieran a los centros educativos para la alimentación, pero no tuvieran una respuesta a nivel institucional. En el caso del liceo 67, de Piedras Blancas, son 148 los estudiantes que reciben la alimentación en el centro educativo y, en muchos casos, es la única comida que tienen segura en el día, explicó a la diaria Noelia Fernández, integrante del núcleo sindical del liceo.

Esta situación llevó a que todo el colectivo docente del centro educativo se organizara rápidamente y, en alianza con distintos actores territoriales de la zona, pudieron armar canastas para donar a los estudiantes y sus familias. Según explicó el colectivo docente en un comunicado, la situación les generó una “profunda preocupación”, ya que muchos de los adolescentes “viven en condiciones socioeconómicas graves”. En suma, los profesores sindicalizados del liceo emitieron otro comunicado en el que afirmaron que la “falta de respuesta del Estado” en materia de alimentación durante estos tres días deja a los estudiantes “en una situación de vulnerabilidad y riesgo muy alta”.

Fernández contó que los profesores activaron distintos contactos en la comunidad, como la organización Activá Piedras Blancas o concejales vecinales de la zona, que consiguieron algunos alimentos con el Plan ABC de la Intendencia de Montevideo. También consiguieron donaciones del Mercado Popular de Subsistencia, la Red de Ollas Populares y el Galpón de Corrales. Gracias a dicho entramado, señaló Fernández, se pudo dar una rápida respuesta para cubrir la ausencia del Estado en la materia.

Si bien dijo que se trató de una “acción concreta” que “no soluciona la emergencia alimentaria de los estudiantes”, algunos de ellos están “pasando por situaciones complejas” y al menos se pudo garantizar que tengan alimentos para consumir en estos días, valoró. En ese sentido, destacó el agradecimiento que los profesores recibieron de las familias que recibieron las canastas.

No obstante, la del liceo 67 no fue la única situación de este tipo. El núcleo sindical del liceo 50, de Casabó, también emitió un comunicado en el que planteó que están en la misma situación. En ese caso, señalaron que cuando semanas atrás realizaron varios días de ocupación en el centro educativo “el servicio de comedor estuvo cubierto” y ahora reclaman “la inmediata respuesta y toma de medidas de las autoridades”. “La alimentación no puede transformarse en una variable más del recorte presupuestal, cuando se supone que desde el discurso la centralidad está puesta en el estudiante”, concluyeron.