El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó este jueves un informe en el marco de una nueva línea de trabajo, que apunta a aportar información sobre el seguimiento de las trayectorias estudiantiles en los centros dependientes de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Se trata de una política impulsada por el expresidente del ente Wilson Netto, con el objetivo de generar y compartir información para el diseño de estrategias que eviten que los estudiantes se desvinculen del sistema.

La política fue bien valorada por técnicos y docentes y continuó luego del cambio de gobierno. Si bien el propio Netto valoró positivamente esa medida, lamentó que se haya afectado el vínculo con otros organismos públicos que permitían una mejor intervención.

En el informe elaborado por el Ineed se explica que en una primera etapa el organismo se dedicó a evaluar los distintos dispositivos y herramientas informáticas con las que cuentan los centros educativos para trabajar en la temática y que próximamente se iniciará una segunda etapa, en la que se estudiarán las trayectorias de los estudiantes que dieron las pruebas Aristas, elaboradas y aplicadas por el instituto.

Al respecto, se explica que “el equipo de acompañamiento de trayectorias en los centros educativos está integrado por el director, los adscriptos y otros docentes que poseen horas de apoyo a la dirección y adoptan roles específicos como el de referente de trayectorias o profesor orientador pedagógico”. Además, en los centros María Espínola intervienen el coordinador de educación y el de participación, mientras que en los centros que cuentan con equipos multidisciplinarios también lo hacen los técnicos que lo integran. El seguimiento que se hace de los estudiantes se coordina con las Unidades Coordinadoras Departamentales de Integración Educativa (Ucdie), que dependen de la Dirección Sectorial de Integración Educativa de la ANEP.

“Cada equipo incluye un coordinador, un perfil docente y un perfil socioeducativo, que residen en el territorio en cuestión. Estos se encargan del seguimiento de las trayectorias de estudiantes derivados por los centros y realizan una coordinación interinstitucional para atender las problemáticas puntuales que afecten a cada adolescente derivado y su familia”, explica el informe, titulado Trayectorias educativas de los estudiantes uruguayos: aportando información para su acompañamiento desde los centros educativos.

El estudio muestra problemas de coordinación y comunicación entre las Ucdie y los centros educativos

En relación a aspectos de implementación de la política, se advierte por “problemas de comunicación entre las Ucdie y los referentes de los centros educativos”, ya que, “en muchos casos, el diálogo y la coordinación se consideran insuficientes” por los actores consultados para el relevamiento.

Según se aclara, hay directores de centros educativos que afirman “que no reciben respuestas de la Ucdie en el correr del año, obteniendo solo una devolución al finalizar el año lectivo”. En otros casos, los centros no cuentan con una unidad de referencia “o están asignados a una que no cuenta con el equipo completo”. “En esos casos, sienten que el apoyo recibido es insuficiente, lo que atribuyen a equipos desbordados por falta de personal”. En tanto, los centros públicos que han logrado establecer un vínculo cercano con la Ucdie “valoran mucho el trabajo conjunto y lo consideran una fortaleza, ya que les ha permitido acceder a otro tipo de información y de estrategias de intervención”.

Por su parte, los integrantes de las Ucdie también señalaron “debilidades del acompañamiento que hacen los centros educativos a los estudiantes que retornan luego de mucho tiempo sin asistir”. “Plantean que el proceso de revinculación de un adolescente debe finalizar con un adecuado recibimiento en el liceo o en la escuela técnica. Sin embargo, algunas veces, cuando se logra que un estudiante retorne al centro, el primer referente adulto que los ve reacciona sorprendido (“¿y vos qué hacés acá a esta altura del año?), lo que desmotiva al estudiante”, se afirma. En ese sentido, se plantea la importancia de que “los docentes de aula conozcan las implicancias del acompañamiento de las trayectorias y sean, además de avisados del regreso de un estudiante, orientados sobre cómo proceder en caso de revinculación”.

Si bien el sistema de protección de trayectorias fue creado para toda la educación media, donde existen los principales problemas de desvinculación, el informe advierte que el acompañamiento “se realiza fundamentalmente en educación media básica”, es decir, en los tres primeros grados de liceo o UTU. Al respecto, se afirma que el trabajo de la Ucdie se centra fundamentalmente en el pasaje de primaria y a la educación media básica y se marca la necesidad de “cambiar la cultura de trabajo en educación media superior, donde se procede como si no existiera riesgo de desvinculación o fracaso escolar”.

El Ineed plantea la necesidad de revisar el sistema de alertas y por un posible subregistro de inasistencias en liceos y escuelas técnicas

El sistema cuenta con una herramienta informática para el seguimiento de las trayectorias de los estudiantes: el Módulo de Asistencia. Según el Ineed, buena parte de los directores y adscriptos de centros de ciclo básico dijeron usar la herramienta regularmente “para hacer el seguimiento de los estudiantes en riesgo”. Según se especifica, lo hacen para generar “alertas manuales a partir de información que reciben de los docentes, sobre todo cuando no logran contactar con la familia directamente desde el centro educativo y solicitan ayuda a la Ucdie”.

En adición, el informe da cuenta de un “exceso de casos derivados a la Ucdie”, que, según se interpreta, en parte tiene que ver con los criterios de activación de las alertas automáticas. Al respecto, se especifica que en 2019 47% de los estudiantes tuvo al menos una alerta en el año, porcentaje que bajó a 40% en 2020, pero se explica que hasta mediados de 2023 las alertas automáticas se generaban cuando el estudiante faltaba tres días seguidos en una semana. “Esto lleva a que situaciones puntuales (por ejemplo, una gripe, un viaje familiar) activen una alerta que no implicaría un riesgo real, mientras que la asistencia intermitente (faltando día por medio) pasa desapercibida”, se advierte.

De todas formas, también se reportan problemas con el registro de inasistencias, sobre todo a partir de la puesta en marcha de la Transformación Curricular en la ANEP. Según se explica, debido a la mayor flexibilización las inasistencias “ya no definen por sí solas el pasaje de grado” y ello ha hecho que “algunos docentes” hayan “dejado de pasar lista o no la pasan regularmente”. “Esto ha afectado el monitoreo de la asistencia. Muchos adscriptos dicen recorrer los grupos y pasar la lista. Sin embargo, particularmente en los centros con mayor matrícula, puede que algunos días haya grupos en los que no se realice el registro de asistencia”, plantea el informe.

Información dispersa y faltante

Acerca de los sistemas de información disponibles para los centros educativos, el Ineed plantea que son variados y no todos los actores implicados tienen acceso a todos los datos. Precisamente, se plantea que “la compartimentación de la información en diferentes sistemas puede entorpecer las tareas”, ya que los referentes deben “recurrir a múltiples fuentes para encontrar lo que se necesita”.

Si bien se aclara que desde hace un par de años la ANEP y Ceibal están desarrollando un Monitor de Centros que centralice la información, ha presentado distintos problemas. La herramienta fue lanzada oficialmente en abril de 2022, pero existieron “dificultades con la validación de la información”, cambios derivados de la Transformación Educativa y también aparecieron errores que “llevaron a detener la difusión hasta estabilizar la herramienta”. Como ejemplos de algunos errores, se da cuenta de que docentes y directores notaron que la cantidad de estudiantes en el centro educativo que mostraba el sistema no coincidía con la real, lo que llevó a que rápidamente se perdiera la confianza en la herramienta.

Además, el estudio del Ineed da cuenta de información a la que los actores que implementan la política consideran que deberían tener acceso. Entre ella están los datos de otros organismos públicos, principalmente para “conocer la condición de vulnerabilidad de los estudiantes y sus familias, su seguridad alimentaria, si recibieron becas, si acceden a prestaciones o si existe un seguimiento por parte de alguna otra institución”. También se menciona la importancia de acceder a información sobre la salud de los estudiantes: “dónde se asiste, si toma medicación, si está en tratamiento psiquiátrico o psicológico”, entre otros aspectos.

No obstante, también se reclama información con la que cuenta el propio sistema educativo, concretamente sobre la trayectoria educativa previa del estudiante y el acceso a los antecedentes de alertas e intervenciones que haya tenido previamente. Según se apunta, ello es algo que se agrava cuando el estudiante cambia de institución educativa o de subsistema dentro de ANEP. En particular, se afirma que “la reconstrucción de la historia familiar (por ejemplo, cambios de referente, problemas intrafamiliares) y los antecedentes educativos de los estudiantes (por ejemplo, cognitivos, emocionales, adecuaciones curriculares, dificultades específicas)” es vivida por los referentes de los centros educativos como un armado de un “rompecabezas”, con mayor complejidad cuando no se cuenta con un equipo multidisciplinario.

Por su parte, los directores de centros educativos también plantean la necesidad de contar con información sobre los docentes que año a año están en los liceos o las escuelas técnicas. En concreto, reclaman información sistematizada sobre cuáles son los docentes que siguen en el centro de un año a otro y de los proyectos y líneas de trabajo de las que han participado en los últimos tres años, lo que les facilitaría la planificación de centro, según señalan.

Entre algunas de las conclusiones del estudio se plantea que los referentes de los centros educativos señalan que “la recolección manual de información solicitada a cada centro educativo por inspecciones y otras autoridades a nivel central reduce el tiempo disponible para el acompañamiento pedagógico o de las trayectorias educativas”. En esa línea, el Ineed se pregunta “cómo podrían considerarse las necesidades de información de los diferentes actores en el actual contexto de (re)diseño de los sistemas informáticos”.

Otro de los hallazgos es que “para algunos actores el rol del Sistema de Protección de Trayectorias Educativas en la transformación curricular en curso no resulta claro”. En tanto, se marca la necesidad de contar también con información del desempeño académico de los estudiantes en el sistema a la hora de “definir el riesgo de desvinculación y los acompañamientos”.