No perder de vista el origen es uno de sus focos de ahora en más. De familia ferroviaria, del barrio Peñarol, de Sayago y de Sauce; maestra en Conciliación, Nuevo París, Peñarol; directora en la escuela de Cordón, de Punta de Manga, de Peñarol; feminista; integrante del Partido Comunista del Uruguay (PCU), de la filial montevideana de la Asociación de Maestros del Uruguay (Ademu), de la FUM-TEP; integrante del último equipo en el Consejo de Primaria en representación de los y las trabajadoras; y desde el 1° de marzo de este año, subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Gabriela Verde viene de ahí y será quien encabezará la cartera junto con el exsenador y profesor José Carlos Mahía como ministro, el profesor Gabriel Quirici como director de Educación y la persona que sea designada para la dirección de Cultura.

Juan Castillo, también integrante del PCU y próximo ministro de Trabajo y Seguridad Social, fue quien le dio la noticia: el sábado 14 de diciembre la llamó y le dijo que su nombre estaba en la órbita del presidente electo, Yamandú Orsi. Sus hijas gritaron de emoción, pero ella prefirió mantener la calma hasta el anuncio final, que no tardó en llegar: ese mismo fin de semana tuvo reuniones y recibió la propuesta formal para el lunes hacer público el nombramiento.

“De eso empecé a caer cuando mis vecinas en la feria, en la escuela, en la familia, me lo hicieron ver, y eso fue muy importante. Para las vecinas de mi barrio es como ‘te tenemos acá de primera mano para que nos cuentes cómo va todo’”, dijo Verde a la diaria.

Es que, de acuerdo con la futura subsecretaria, “de lo más difícil para los gobiernos” es entender “cómo la vida cotidiana se ve afectada por las políticas de gobierno”. Por esa razón, reiteró: “el objetivo de nuestro trabajo es no perder el origen de donde venimos, de cómo se llegó a este gobierno, y eso el presidente lo ha remarcado mucho: estar cercano a los territorios, al sentir de la población, y que eso se transforme en políticas públicas”.

En lo concreto, Verde también tiene algunos ejes claros: a pesar de que aún no asumieron las nuevas autoridades del Frente Amplio (FA), ya están “trabajando para lo antes posible poder incorporar a las y los docentes en los consejos desconcentrados” de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que requiere de una ley. Es que durante este período, la Coalición Republicana eliminó los consejos y estableció direcciones generales.

Asimismo, dijo que una vez que asuma el nuevo equipo del MEC, el reconocimiento del título universitario ya no será una opción para los estudiantes y graduados de la formación docente, debido a que, según explica la subsecretaria designada, lo universitario está “en los contenidos” y no en algo “administrativo”.

Formás parte de Ademu Montevideo y de la FUM-TEP. ¿Seguirás siendo integrante o creés que es incompatible con tu rol como subsecretaria?

Es una incompatibilidad ética. No dejo de ser perteneciente a una federación desde lo moral, lo político y lo ideológico, ni a la FUM-TEP ni a Ademu Montevideo, pero no corresponde participar, estar en tomas de decisiones sindicales. De todas formas, sí estará la consulta muy cercana. Eso es parte de los objetivos de este gobierno: la consulta permanente a las y los trabajadores organizados porque es fundamental. En este período esa consulta no fue tal y las cuestiones a nivel educativo no mejoraron. Para nosotros, a nivel del ministerio, consultar con todos los actores sociales organizados que tienen que ver con la educación y con la cultura será parte de nuestro trabajo, y se nos vienen cuestiones para adelante que tienen que ver con el diálogo social, con llegar a grandes acuerdos nacionales relacionados con la educación. Se tiene que organizar el Congreso Nacional de Educación.

¿Van a estar abiertos a que tenga una mayor influencia en las decisiones políticas ese diálogo con los docentes, los sindicatos y lo que se resuelva en el Congreso?

Sí, claro, tiene que ser así. El programa del FA lo establece y nosotros venimos con ese marco, que propone una educación democrática y democratizadora. Para eso los actores que participan en la educación tienen que estar presentes: las y los docentes, las familias, las y los estudiantes. Estos acuerdos nacionales, plurales, integrales, democráticos, inclusivos, tienen que sintetizarse en un espacio como el Congreso Nacional de Educación, y como dice también el programa, que sean políticamente vinculantes.

La ausencia de la participación docente en el “pienso” de las políticas educativas ha sido uno de los principales reclamos de los colectivos docentes durante este período, así como desde el oficialismo se ha criticado el vínculo entre la educación y lo sindical. De hecho, ante la designación de Elbia Pereira como consejera de la ANEP, la senadora Graciela Bianchi dijo que “mandan los sindicatos”. ¿Qué opinás al respecto?

No voy a emitir opinión sobre una señora que no nos va a convencer ni yo la voy a convencer, pero voy a decir una cosa que capaz que va a doler un poco: perdieron, la ciudadanía no le creyó en eso. Nosotros estamos caminando por otro camino, de respeto a las instituciones. Yo pertenezco a la FUM-TEP y en nuestro despacho teníamos las fotos de nuestros muertos, nuestros mártires. Hubo gente que por lo que pensó, lo que construyó y creyó, la asesinaron. Entonces, falta un poquito de respeto en la construcción a nivel sindical de tantas mujeres y tantos hombres que han dejado un montón de cosas y han sido constructores de la soberanía de la pedagogía nacional.

¿Cómo definirías al equipo designado de educación? ¿Cuál es tu relación con cada integrante?

Con Pablo [Caggiani, designado presidente del Consejo Directivo Central de ANEP] y Elbia nos conocemos desde hace muchísimos años, más de 20. Eso hace que haya un vínculo profesional y también de compañeros del lugar de donde venimos, que es el sindicato de maestras. Con Mahía nos cruzamos en alguna oportunidad, con mis actividades sindicales y sus actividades parlamentarias. Nos estamos conociendo, hay un excelente diálogo, los dos tenemos esta perspectiva de trabajo en equipo y eso a mí me deja muy tranquila. Estamos trabajando juntos para planificar en el corto, mediano y largo plazo, porque hay cuestiones administrativas que urgen y hay cuestiones que hay que trabajar en materia tanto de educación como de cultura; más todo lo otro que tiene el ministerio, que es muy grande y tiene muchos aspectos que mucho con la cultura y la educación no tienen que ver, pero hay que hacerlo.

El día de su designación pública, Mahía señaló a la diaria algunas claves para el MEC: primera infancia, ausentismo escolar y universidad de la educación. ¿Acordás con que estos son algunos de los principales puntos? ¿Identificás otros?

Sí. También tenemos que trabajar con los lineamientos de la educación, que eso es lo primero, y agregaría la incorporación de los docentes en los consejos desconcentrados de la ANEP. Para eso se necesita una ley, pero estamos trabajando para que lo antes posible se incorpore a las y los docentes en los desconcentrados, que hoy son direcciones generales y eso tiene su dificultad. Al perder el carácter de consejo -más allá de que sea colegiado o no, que es la característica para llegar a las decisiones- y ser una dirección general, pierde categoría y la capacidad de decisiones inmediatas y más cercanas al expertise de los distintos subsistemas. Además, centralizar en el Codicen ya hemos visto, a partir de esta experiencia, que no ha sido bueno.

Mencionabas también que tienen que definir los principales lineamientos. ¿Visualizás algún eje a corto plazo que haya que abordar?

Lo primero que hay que hacer es convocar a quienes participaban en el Sistema Nacional de Educación Pública. Esa coordinación es fundamental a la hora de diseñar cómo se va a transformar y hacer el diálogo nacional. A nivel de educación y, a partir de ahí, todos los pasos a seguir para ir incorporando cada vez más organizaciones sociales, sindicales, la ATD [Asamblea Técnico Docente], los partidos políticos, para poder hacer ese cambio que necesita la educación, porque la defensa de la educación pública no es de unos pocos, ha de ser responsabilidad de toda la ciudadanía, que es necesario que pueda tener sus representantes a través de estas organizaciones.

El crecimiento del ausentismo escolar ha sido uno de los grandes temas de preocupación en el último tiempo, tanto por parte de las autoridades como de los sindicatos. ¿Cómo debería abordarse?

El Uruguay de la desigualdad tiene varias consecuencias y en las infancias ha sido terrible. Un aspecto de eso es el ausentismo escolar. Si nos centramos en la primera infancia, las instituciones escolares solas no pueden, también los CAIF sufren la misma situación. Entonces tiene que haber una gran coordinación, un trabajo en los territorios y en colaboración con otros ministerios en la construcción de estas políticas públicas, que no van a ser recetas ya armadas desde otros lugares, sino que tiene que ser desde el territorio. Desde las instituciones educativas vimos al Estado retirarse y decíamos: “Nos estamos quedando solos y solas”.

La universidad de la educación es otro de los puntos que comparten como prioridad con el ministro. En relación está el reconocimiento del título universitario. ¿Va a seguir existiendo este último?

Nosotros consideramos que quienes se inscribieron para hacerlo lo hicieron de buena fe y ya están reconocidos. Además, va a haber una segunda fase el 26 y 27 de febrero. Pero para nosotros el reconocimiento del grado universitario no puede ser administrativo, tiene que ser realmente de contenido y tenemos que terminar de construirlo en este diálogo social. Hay que discutir mucho qué va a pasar con quienes ya tienen el grado a través de este trámite administrativo, pero para adelante, una vez que asumamos, esta propuesta no se va a implementar más. Empezaremos de nuevo el trabajo para profundizar con lo que las bases del FA establecen.

Para todos estos ejes se requiere de presupuesto, y parte del compromiso del FA es llegar a ese 6% más 1%. ¿Ya se viene hablando? ¿Cómo pretenden llegar a ese porcentaje?

Este primer año nosotros vamos a trabajar con el presupuesto que ya queda, espejo de la última Rendición de Cuentas, de 2024. Va a ser complejo porque hubo recortes en la ANEP y en la Universidad de la República que han generado bastantes dificultades a la hora de proyectar determinados planes y programas, como también lo será para nosotros. Y se suma el déficit, del que aún no tenemos los números. Pero eso no quiere decir que no nos podamos proyectar: el 6 más 1 es un compromiso histórico que surge de un congreso que define el programa de gobierno al que nosotros llegamos y la población nos votó. Entonces ese 6 más 1 va a estar previsto en la redacción y la proyección del presupuesto, que este año ya nos tenemos que poner a armar.

¿Cómo está transcurriendo la transición con las autoridades del MEC?

Tuvimos una primera instancia con el ministro actual, una segunda instancia entre los dos directores generales -el propuesto por el FA y el que está trabajando actualmente- y una tercera entrevista con la subsecretaria. Allí intercambiamos sobre todo para conocernos y empezar a profundizar en algunos documentos. Los principales focos de dificultades y problemas los estamos analizando todavía. No tenemos toda la información con respecto a esas cuestiones.

¿Pero identificás igualmente alguno de esos focos?

Uno de estos es volver a instalar esta coordinación que se perdió del Sistema Nacional de Educación: no dialogó más la Universidad con la ANEP y con el MEC.

¿Deberían trabajar en conjunto?

Sí, tiene que volver a funcionar un espacio de políticas públicas que también se perdió. Es fundamental esa coordinación porque hay que reconstruir desde el territorio.

Varios de los miembros del nuevo equipo educativo, como Caggiani y Pereira, han dicho que la transformación educativa deberá revisarse en este período. ¿Acordás con su posición? De ser así: ¿qué puntos considerás que deberían modificarse?

Primero que nada, aflojar las tensiones, porque lo que sí transformó esta transformación curricular fue lo impuesto. Cuando los actores de la educación no participan en las transformaciones, de cualquier cambio programático, curricular o lo que sea, no es apropiado sino que viene de afuera. Y vino impuesto de una manera que no dio tiempo ni siquiera a pensar esta transformación. Entonces lo primero es darles el papel que nunca debieron perder los y las docentes: ese papel profesional y de construcción que es histórico. Porque cuando se los retira de esa construcción y de la participación de políticas educativas, no hay forma de que se pueda aplicar ninguna transformación de nada.

¿Y en cuanto a los programas?

Voy a ir un poquito para atrás: la humanidad tiene una construcción de saberes en todo lo que tiene que ver con las ciencias, las artes, la tecnología, las letras, todas las ciencias humanas. Tiene una construcción mundial de todo lo que ha construido la humanidad desde que es humanidad. Entonces, Uruguay hace como cualquier país: el recorte de lo que quiera que sus estudiantes aprendan. Ese recorte no puede ser exclusivo de un grupo de personas, ese recorte de lo que queremos que nuestras niñas, niños, jóvenes y adultos conozcan de la realidad internacional, mundial y de todas estas construcciones humanas tiene que ser muy conversado y en colectivos, con cualquier sujeto de derecho que ejerce su derecho a la educación. Este es el momento en que nosotros tenemos que empezar a pensar y organizar un plan de trabajo hacia eso, para que ese currículo luego se transforme en un programa acorde a lo que Uruguay acuerda construir, para un Uruguay más justo, solidario, humano, inclusivo.

¿Piensan construir planes sobre la base de lo establecido antes de la transformación?

Nunca aparecieron planes de cero, Uruguay tiene historia en esta construcción. Y la transformación lo que transformó en realidad es la forma de vincularse; nosotros seguimos enseñando lo que consideramos que tenemos que seguir enseñando. Se les pusieron otros nombres a otras cuestiones, la parte administrativa se recargó muchísimo para los docentes y eso no es educativo, eso es burocrático. Entonces hay que darles el papel que los docentes tienen que tener, que no es burocrático, es educativo, profesional, con formación permanente, con participación para democratizar aún más la educación.

¿Qué aspiraciones tenés para tu rol como subsecretaria?

El horizonte siempre va a ser la construcción de la posibilidad del derecho a ser sujetos de cultura, y el acceso democrático al conocimiento.