En entrevista con la diaria Radio, el presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Pablo Caggiani, se refirió a la batería de cambios que acordó este martes el Consejo Directivo Central (Codicen) para aplicar en la Transformación Curricular Integral (TCI) implementada en el gobierno anterior.

Al respecto, dijo que la actual administración se encontró con “un conjunto de cambios que estaban en curso” y que sería “muy malo cambiar con el año lectivo en marcha”. Por esto, se aprobó un conjunto de hojas de ruta “con temas que no podían esperar al presupuesto”, como “la extensión del tiempo pedagógico, mejora en los aprendizajes, reforma curricular, culminación de ciclo y temas de asistencia”. “En séptimo y octavo de educación media tenemos menos del 5% de desvinculación, pero cuando avanza la trayectoria llegamos al 10% entre años en media superior”, precisó respecto de los temas mencionados.

Así, lo que se hizo fue ordenar desde “problemas conceptuales” al nombrar las materias, hasta ajustar el marco de competencias “para que los contenidos y competencias queden incorporados” y se ajuste más “al marco legal uruguayo y el ejercicio de la profesión docente”.

Finalmente, también hubo un conjunto de definiciones vinculadas a “los trayectos en educación media”, con una “doble tensión” que representan “el desafío en la culminación de ciclos” que previamente referenció y “la demanda de la educación superior de adquirir determinados conocimientos en esa etapa”: “En esa tensión se juega la diversificación de los bachilleratos” y la “navegabilidad” –posibilidad de cambiarse de orientación– para que hacerlo “no sea costoso para el estudiante”, aseveró.

“Estas primeras definiciones permiten disparar los procesos de elección de horas. Los docentes en Uruguay son los mismos, y si no lo resolvemos, el año que viene nos encontramos con 17.000 horas sin cubrir, como nos encontramos este año, lo que lleva a que los gurises salgan temprano o entren más tarde”, resumió.

Por otro lado, Caggiani ahondó en uno de estos puntos: el cambio de línea respecto a una educación basada en contenidos y no en competencias, como planteó el gobierno anterior. Los contenidos son “lo que se aprende” y las competencias “la capacidad de hacer que se produce en el estudiante cuando aprende ese contenido”, explicó el entrevistado.

Sobre esto, agregó que los cambios “suponen ir hacia un sistema mixto”, porque “hay propuestas que desde hace muchos años están formuladas en base a competencias”, pero “se había establecido el marco competencial como la única forma de organizar la enseñanza, y no se ajusta a lo que pasa en las aulas”, así como tampoco “sería deseable pensar que hay una sola forma de ejercicio de la docencia, de enseñar y de aprender”.

“Creemos que lo que se resolvió ayer para revisarlo va a facilitar a los docentes la planificación de sus clases, pero también va a posibilitar la invención pedagógica: no hay que estar todo el tiempo mirando el recorte curricular, sino también cómo eso se relaciona con los gurises en el aula”, sostuvo.

Revisión de programas y contenidos

Por otro lado, Caggiani se refirió a nuevos contenidos para los programas educativos. “En los programas está el recorte de conocimiento que queremos que los gurises incorporen. Ahí teníamos esta discusión técnica y otras que son técnico-políticas: la Secretaría Nacional de Drogas nos planteó que los equipos técnicos del gobierno anterior hicieron un conjunto de sugerencias vinculadas al tema drogas y uso de sustancias que no habían sido incorporadas a lo curricular, y esas cuestiones ingresan en esta revisión de los programas”, detalló como primer punto.

Lo mismo aplica para la Educación Sexual Integral (ESI), ya que, según el jerarca, al desembarcar la nueva administración, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) –una agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva– presentó un informe “en el que trajo evidencias de que se había deteriorado”, al igual que “los niveles de logro en aprendizaje, con un sesgo de género en matemática, por ejemplo, y un conjunto de opiniones de estudiantes que son regresivas y cada vez perciben más que la tarea de la mujer es criar a los hijos”.

También hay cambios vinculados al bachillerato, sobre todo en los dos últimos años de la educación media, ya que si bien se mantiene una opción general, el trayecto de Ciencia y Tecnología se diversificará en las opciones biológico o matemático. “Lo que se busca es que la política educativa ayude a la trayectoria de aquellos que tienen determinados intereses, porque cuando lo fusionás y no permitís la especialización te perdés a los gurises que tienen una veta muy clara”, afirmó.

Opinó que, si bien originalmente se fusionó “para simplificar” trayectos, al mismo tiempo deja a los estudiantes “en una situación de debilidad en niveles superiores”. En otra arista, consignó que con el bachillerato general se protege a “aquellos que de repente están ensayando, probando o creían que les gustaba una cosa y no les gusta”, porque “hay que lograr las dos cosas al mismo tiempo”.

Finalmente, Caggiani condensó algunos de los cambios previstos para la educación media básica y comentó que “en lo que avanzaron hasta ahora, pensando en la elección de cargos”, es que “se mantiene una mirada en conjunto entre Secundaria y UTU, con particularidades vinculadas a lo técnico-tecnológico”, y “se vuelve a traer las disciplinas a la conversación”, porque “si tengo que aprender geografía, se llama geografía”.

Otros aspectos, según comentó, no se encuentran en las definiciones porque “la discusión pública llega a los gurises, y puede haber familias que se confundan y entiendan que es para el año actual”. En su lugar, estarán listas a fin de año para aplicar cuando comience el siguiente.

Sobre la promoción y la repetición, otros de los puntos abordados, agregó que “la repetición es un problema y hay mucha evidencia de que no genera los efectos que los docentes pretendemos”, aclaró, y se refirió a que “termina afectando la culminación de ciclos”. Sin embargo, frente a la promoción automática que definió la Reforma Curricular, matizó que “también es una mala solución”, porque “el docente se desresponsabiliza de lo que sucede con los gurises”.

“Estamos trabajando en de qué manera el recursado sigue siendo una opción, pero la última, porque para recursar tengo que haberle planteado mucha cosa antes al estudiante”, sentenció, y puso como ejemplos el programa Maestros Comunitarios (PMC) en Primaria o los espacios de tutorías y acompañamientos en Educación Media.

Presupuesto y recursos

En la discusión presupuestaria, Caggiani dijo que, en un escenario restrictivo desde el punto de vista deficitario, “se optó por tomar como línea de base el presupuesto anterior, que fue alto para ANEP”, y, a su vez, otorgarle “40 millones de los 140 que había para distribuir en la propuesta del Ejecutivo”.

Respecto de la discusión en Diputados –que este miércoles puede concluir y tiene como plazo máximo el viernes–, dijo que “están atrás de varios pesos” para resolver “cuestiones de infraestructura en lugares donde se movió la población o falta para cursar educación media”. Agregó que persiguen un conjunto de recursos “para la extensión del tiempo pedagógico y las horas docentes que eso implica”, así como para “los cursos terciarios de UTU en el interior”.

Afirmó que, para cumplir lo anterior, “lo que estimaron fue lo que presentaron”, en línea con los objetivos de política educativa, pero desde la institución son conscientes “de que no todo estará este año”, por lo que una vez que culmine la discusión parlamentaria se examinará “qué ralentizar” para cumplir con “cuestiones claras: más días, más tiempo, más alimentación y más apoyos”, a pesar de que “es optimista en que van a seguir apareciendo pesos en las rendiciones de cuentas en la medida en que cumplamos con los planteos”.