Los coros liceales son un espacio en el que actuales y exestudiantes de los centros educativos pueden expresarse musicalmente, pero también son una instancia educativa en la que se trabajan otros aspectos. En diálogo con la diaria, Andrea Tejera, inspectora de Educación Musical de Secundaria, destacó que “los coros liceales tienen la particularidad de que son para todos”, en referencia a que no se hace una selección de las mejores voces, sino que son abiertos a quienes quieran integrarlos.

“Es un espacio de enseñanza y aprendizaje. Es como un aula más, extracurricular, voluntaria, pero sigue siendo un espacio educativo”, aseguró la inspectora. En ese sentido, dijo que si bien se aprende mucho sobre habilidades musicales y conocimiento sobre la música, también se trabaja sobre aspectos actitudinales y “que hacen a la integralidad de la persona”. Entre otros, mencionó “la disciplina de trabajo” y destacó en particular “la práctica musical colectiva”, que implica “el relacionamiento con los otros y generar proyectos en conjunto”.

Por su parte, la inspectora hizo hincapié en que la participación en el coro sirve para fomentar la identidad del liceo, ya que se trata de “una agrupación cultural que representa a la institución”. Es más, según planteó, muchos exalumnos siguen cantando en los coros liceales una vez que egresan y también han servido como estímulo para revincular a estudiantes que por diversos motivos dejan de asistir al centro educativo.

Desde que Tejera asumió la inspección nacional, en 2022, se han organizado diversos encuentros corales que permiten otro tipo de integración entre liceales de distintos centros educativos y con otros actores de la comunidad. Si bien durante el año se organizaron diez encuentros regionales en distintos puntos del país, el último evento se llevó a cabo el 8 de diciembre en el Palacio Legislativo y reunió a coros de distintos liceos del país con otros de diferentes subsistemas de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y también con coros de adultos.

Precisamente, Tejera señaló que desde 2022 trabajan en conjunto con la Asociación Coral del Uruguay, que ha brindado apoyo en la organización de los distintos encuentros. La inspectora estimó que en el primer año participaron en total un poco más de 1.000 estudiantes, cifra que se triplicó en 2025.

Sobre el evento en el Palacio Legislativo, que días atrás llenó de gente el histórico Salón de los Pasos Perdidos, contó que la iniciativa surgió a raíz de una invitación de la vicepresidenta de la República, Carolina Cosse. Recordó que el 19 de junio Cosse, que es también la presidenta de la Cámara de Senadores, participó en el acto de jura de la bandera de estudiantes del liceo 17, ubicado cerquita del Palacio Legislativo, y en ese momento les propuso hacer “un gran encuentro coral”.

Eso fue lo que ocurrió la semana pasada, cuando participaron 14 coros, seis de ellos de Secundaria: los coros de los liceos 2 y 5 de Salto, de Río Branco, de Tala y de los liceos IAVA y Dámaso Antonio Larrañaga de la capital. Desde la ANEP también participaron el coro de la escuela 266 de Educación Artística de Canelones, el de la Escuela Técnica Superior de Rivera y el del Instituto de Profesores Artigas. Además, el evento contó con la actuación del coro de adultos del Liceo Francés, el coro Voces en Juego, el coro del Liceo Santa María de Montevideo, el coro Voces y Compases, el coro Voces de la Plaza y el coro de la Universidad Católica de Montevideo.

Tejera marcó que se trató de una actividad “inédita”, al menos en las últimas décadas, ya que se apostó por mostrar el trabajo realizado durante el año en los liceos, pero en conjunto con otros coros de la educación. La inspectora contó que los coros de adultos que participaron en la muestra quedaron “impactados” con la integración que se logró, ya que no hay muchos antecedentes en los que compartieran escenario con adolescentes y niños.

Además, resaltó que los estudiantes que llegaron a Montevideo desde otros departamentos quedaron “fascinados” y agregó que muchos de ellos no conocían la capital. De la misma forma, señaló que ocurre algo parecido en los encuentros regionales, en los que a las capitales departamentales suelen llegar por primera vez estudiantes de localidades cercanas. La inspectora planteó que es un ejemplo del intercambio cultural que se genera.

La formación docente y el aumento de la carga horaria de la educación musical en Secundaria

La inspectora contó que un coro liceal tiene dos docentes a cargo: un director de coro y un docente músico acompañante, que “en general es pianista o guitarrista”. Completó la idea diciendo que lo más frecuente es que esos cargos sean ocupados por egresados de profesorado que toman horas para cumplir dichas funciones. Además, dijo que es frecuente que los docentes tengan también una carrera musical, lo que genera una interesante retroalimentación con la docencia.

Tejera planteó que desde la inspección también se apuesta por la formación permanente de los docentes y por eso en el último tiempo se han ofrecido distintos cursos. Además, manifestó su alegría por los recientes cambios en la malla curricular de Secundaria, que marcan que la educación musical vuelve a la currícula obligatoria.

Más allá de dejar de ser una materia optativa, la inspectora destacó que Educación Musical tendrá una mayor carga horaria y, luego de muchos años, tendrá presencia en todos los grados, algo que tampoco pasaba en el Plan Reformulación 2006. Según lo aprobado en octubre por el Consejo Directivo Central de la ANEP, será una asignatura obligatoria de séptimo a noveno grado y estará como optativa en primer año de bachillerato. Por su parte, como ya ocurre actualmente, luego será una de las materias del bachillerato artístico.

Según valoró Tejera, desde la inspección veían esa falta de continuidad con “mucha preocupación”, ya que la materia tenía presencia en primer y segundo año de liceo, pero luego volvía a estar disponible en el bachillerato artístico.