Bachillerato Internacional (BI) es una organización sin fines de lucro con alcance mundial que tiene presencia en 160 países, incluido Uruguay. Si bien su nombre refiere al tramo final de la educación obligatoria, cuenta con programas que abarcan todo el ciclo, a partir de los tres años. Más allá de tener presencia en 11 colegios privados, en 2023 firmó un convenio con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que apunta a cumplir con uno de los objetivos principales de la organización: que sus programas lleguen a estudiantes de distintos contextos socioeconómicos y, por tanto, que contribuyan a la equidad educativa.

Entrevistado por la diaria, el exministro de Educación de Finlandia y actual director de BI, Olli-Pekka Heinonen, detalló que con sus diferentes programas tienen presencia en casi 6.000 instituciones educativas –mitad privadas y mitad públicas– y llegan cada año a dos millones de estudiantes. Heinonen estuvo en Montevideo la semana pasada, ya que la ciudad fue sede de un encuentro de los centros educativos que participan en el programa en los dos márgenes del Río de la Plata.

En ese marco, además, mantuvo reuniones con actuales autoridades de la ANEP con el objetivo de que el programa empiece a andar en centros públicos. Más allá del acuerdo firmado en 2023, cuando todavía Robert Silva era presidente del ente, y de que en ese momento se anunció que la idea era que comenzara a funcionar en marzo de 2025, eso no se ha concretado hasta el momento.

Heinonen señaló que para los colegios privados suele ser más fácil la implementación de los programas de IB porque tienen bajo su gestión un único centro educativo y una mayor flexibilidad, pero en general resulta un poco más complejo comenzar en el sector público. En ese sentido, detalló que parte de la filosofía de la organización es la de adaptarse a los contextos locales, tanto desde el punto de vista curricular como en la forma de concebir la enseñanza.

Más allá de ello, el director habló también de los elementos de la pedagogía de BI que están presentes en todos sus programas y que, en el caso de las propuestas de bachillerato, permiten a los egresados postular a diversas universidades del mundo. Según afirma la organización, el principal diferencial para los estudiantes que pasan por alguno de los programas es que tienen herramientas y espacio para desarrollar habilidades de pensamiento crítico, estimular la curiosidad y desarrollar su capacidad para resolver problemas complejos.

Heinonen sostuvo que las motivaciones de los distintos gobiernos para comenzar a aplicar alguno de los programas pueden ser la de habilitar a los estudiantes de centros educativos a cursarlos sin tener que pagar, pero también muchas veces acuden a BI cuando se están diseñando reformas curriculares. En ese sentido, planteó que muchos países aspiran a lo que denominan “escuelas faro” o modelo, que inspiren prácticas innovadoras en el resto del sistema educativo público.

Respecto de la forma de aterrizaje de BI en centros públicos, el director aseguró que la idea es que estos proyectos “sean sostenibles” y que el gobierno también “pueda valorar el impacto que está teniendo en la educación pública”. Al respecto, valoró que en Uruguay existe una red de centros en los que BI está presente, lo que podría facilitar el inicio de ese proceso.

Si bien en los últimos años se implementó una transformación curricular por la que planes y programas pasaron a estar orientados hacia competencias y el actual gobierno se propone revisarlos, Heinonen señaló que el énfasis del currículo no presenta grandes diferencias a la hora de adaptar la propuesta de BI. Al respecto, agregó que, en virtud de la presencia en tantos países, prácticamente tienen una propuesta distinta en cada uno, ya que, justamente, la adaptación a los contextos nacionales se aplica realmente.

En ese sentido, dijo que BI “es un marco curricular” y no “un currículum estricto”. Por tanto, lo que se hace es tomar los contenidos locales para adaptarlos a la pedagogía con la que trabaja la organización en todo el mundo. Heinonen señaló que en sus cuatro años como director de la organización internacional no recuerda ningún caso en el que la propuesta no haya podido adaptarse.

Las políticas de Bachillerato Internacional de cara al uso de IA generativa

Después de su popularización a fines de 2022, la inteligencia artificial (IA) generativa continúa un desarrollo vertiginoso que apunta a producir imágenes y textos de forma muy rápida y muy parecida a lo que podría hacer cualquier persona en su mejor versión. El tema también ha sido objeto de BI, que desde un principio se planteó como política incentivar que docentes y estudiantes usen herramientas como ChatGPT.

Al respecto, el director de la organización dijo que, a diferencia de tecnologías anteriores, fue algo nuevo tanto para docentes como para estudiantes y, en ese sentido, desde BI lo consideraron “una oportunidad pedagógica para utilizarla y aprender”. En ese sentido, el exministro planteó cuatro cosas que los estudiantes deberían saber hacer en relación con la IA: saber usarla, apelar a la creatividad para hacerlo, ser capaces de diseñar y de gestionar la herramienta.

Heinonen habló de la necesidad de “huir de la idea de que en un futuro ya no habrá que esforzarse para aprender”. Según dijo, eso es fisiológicamente imposible porque, por definición, el cerebro requiere mucha energía para lograr un aprendizaje significativo. “La verdadera gran pregunta que está empezando a surgir es cuál es el impacto indirecto de la IA en la adquisición de las competencias que se necesitan para seguir siendo humanos”, reflexionó.

En ese sentido, dijo que desde la educación se debe poner el foco en trabajar con los estudiantes sobre sus motivaciones y su proyecto de vida a largo plazo. Agregó que es importante que, además de tener claro qué pueden hacer con lo que saben, los estudiantes tengan claro qué quieren hacer con eso.

Consultado sobre cómo cambió la evaluación de BI a partir de la irrupción de la IA, el director contó que en el marco del programa los estudiantes deben escribir una monografía de 4.000 palabras y lo primero que preguntaban desde los distintos colegios era cómo certificar que dicha producción no es realizada con esa tecnología. Al respecto, señaló que ese fenómeno no es novedoso, ya que antes de la IA también existían empresas u organizaciones que podían hacer ese tipo de trabajos a cambio de dinero, por lo que los estudiantes también podían acudir a ellas.

Por último, planteó que es importante que el profesor haga un seguimiento del proceso creativo de los estudiantes en ese tipo de trabajos, para lo cual puede ser útil que vayan avanzando con entregas previas antes de la final. En ese sentido, dijo que desde la organización siempre están abiertos a pensar y diseñar nuevas formas de evaluación y que, por ejemplo, no descartan, a futuro, pensar alguna consigna para que los estudiantes puedan realizar con todo tipo de materiales a la vista, incluyendo la IA. Según planteó, eso va en la línea de desarrollar habilidades de pensamiento complejo en los niños y adolescentes.

Algunas ideas para revertir la falta de docentes en el mundo

Recientemente, un grupo de expertos convocado por Naciones Unidas emitió varias recomendaciones para atacar la falta de docentes, en el entendido de que es un problema global. Consultado sobre dicha problemática, Heinonen sostuvo que el tema “empieza con la pregunta de cómo las diferentes sociedades valoran la profesión docente”. Al respecto, planteó que a menudo esa respuesta comienza por abordar cuánto se les paga a los profesionales de la educación y, si bien dijo que es un aspecto es importante, planteó que no es el único a tener en cuenta.

Por ejemplo, mencionó la importancia de ver cómo las familias y las comunidades de referencia apoyan a los educadores en su tarea. En esa línea, lamentó que “en muchos lugares la discusión sobre educación está muy pautada por aspectos problemáticos y cómo resolverlos”. En concreto, hizo referencia a titulares de prensa que destacan que la educación no funciona o que los estudiantes bajaron en sus desempeños, algo que tarde o temprano termina impactando en la gente, ya que no es un contexto muy motivante a la hora de decidir si dedicarse o no a la profesión. Por el contrario, marcó la necesidad de “ver cómo la educación es una de las piezas claves para transformar un país para mejor”. Heinonen sostuvo que es importante hacerse preguntas “mucho más grandes, como de qué manera impacta una buena educación en la democracia de un país”.