El historiador y politólogo Gerardo Caetano reflexionó sobre la campaña electoral y señaló que, a un mes y medio de las elecciones nacionales de octubre, vivimos “una cosa muy rara”, marcada por una paradoja en la que “hemos estado en campaña permanente”, pero al momento efectivo de salir a la cancha “parece que no hay campaña porque es deslucida, no genera debates de propuestas e ideas”.
Este escenario para el historiador es “un problema”. Contó que antes “había tres años de gobierno, de acuerdos y dos años de competencia, que se consolidaban en el año electoral”, pero “ahora ni bien empieza un gobierno orienta buena parte de sus actividades a confrontar con la oposición”.
“Esa línea de competencia y campaña permanente, que uno ve que las acciones de todo tipo se toman en función del próximo acto electoral, por un lado genera desgaste y, por otro lado, a la hora de competir todo queda de muy bajo nivel”, expresó el politólogo en entrevista con el programa Nada que perder, de la radio M24.
En esa línea caracterizó esta campaña como “floja”, donde más que debate e intercambio de ideas “hay un debate comunicacional” y “muchos más escarceos entre dirigentes políticos, y algunos con muy bajo nivel”.
“Faltan seis semanas; presumo que van a surgir propuestas en términos de un proyecto, de un plan de gobierno, y no propuestas dispersas como las que hemos visto”, agregó.
El politólogo consideró que la ciudadanía uruguaya se merece “otra campaña” y que “más allá de que todos los análisis indican que hay un porcentaje relativamente menor que está disponible para asumir una postura de voto que hasta ahora no ha asumido o eventualmente algún cambio de voto, los partidos se juegan mucho en lo que resta de la campaña y eso debiera generar algo más de riesgo en las propuestas”.
Lacalle Pou y la campaña electoral
Caetano también habló de la incidencia del presidente Luis Lacalle Pou en la campaña electoral y cómo influye como figura de liderazgo monolítico en su fuerza política. “Se va a dar un hecho inédito en la historia política del país: un presidente saliente va a presidir todas las listas de su partido”, señaló y apuntó que esto deja en evidencia que se “ha configurado un liderazgo que, de alguna manera, cubre a todo el partido y aquella cosa clásica del Partido Nacional en dos alas hoy ya no existe”.
“Hay un presidente que lidera todas las listas y que marca con su impronta la campaña”, sostuvo. El politólogo dijo que la participación de Lacalle Pou en la campaña electoral “ya se veía venir” desde las elecciones internas, cuando el candidato electo del Partido Nacional, Álvaro Delgado, anunció que le había pedido al presidente que encabezara todas las listas.
“La Constitución uruguaya es muy firme y exigente respecto a que el presidente no puede hacer campaña y no puede hacer política”, dijo. No obstante, reconoció que eso es “muy difícil en la política contemporánea” y señaló que no sólo Lacalle Pou ha incumplido con esta disposición de la carta magna, sino varios presidentes, pero “algunos se cuidan más y otros menos”.
En el caso de Lacalle Pou, está dentro del grupo de los que se cuidan menos, sostuvo Caetano, entre otras cosas porque ha hecho política a lo largo de todo su período de gobierno. “Él es un presidente que ha puesto el centro de su acción gubernamental en la política comunicacional. El presidente ha estado todo el tiempo de su mandato, salvo pequeños períodos de vacaciones, visitando esto o lo otro, inaugurando esto, hasta inaugurar cosas dos veces como hemos podido saber”, manifestó.
Un ejemplo claro de la participación del presidente en la campaña electoral fueron sus declaraciones el viernes pasado en la Expo Prado, donde no sólo se pronunció en relación al plebiscito de la seguridad social impulsado por el PIT-CNT, como ya había adelantado que lo haría, sino que apuntó directamente contra la postura sobre este tema de la fórmula presidencial del Frente Amplio, Yamandú Orsi y Carolina Cosse, y los gobiernos de la coalición de izquierda.
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Caetano consideró que la consolidación de Lacalle Pou como líder único del PN puede tener consecuencias negativas para esa fuerza política. No sólo deja ver “debilidad del candidato del partido y de la fórmula”, sino que, cuando los partidos políticos tienden a ser “demasiado homogéneos tanto en términos políticos como ideológicos” pierden capacidad de “captar a los distintos”, y “una ciudadanía es eso”.
“El Partido Nacional nunca fue dominado como hoy por el herrerismo; siempre tenía el herrerismo, el nacionalismo independiente o el wilsonismo, el herrerismo como minoría; había distintos escenarios y actores. Incluso muchas veces las críticas al gobierno, cuando formaba parte del PN, venían de las propias filas. En este caso hemos visto la disolución de los espacios de diferencia dentro del PN”, manifestó.