Alejandro Astesiano lo tenía agendado como Marcelo Baiano. El primer diálogo que aparece en la carpeta judicial (más concretamente, en el chat 805) es del 31 de enero de 2022, pero la confianza que muestran entre ambos refleja que se conocían desde antes.

En varios fragmentos del intercambio, que duró hasta mediados de julio, Baiano hizo hincapié en su interés por mantener siempre “bajo perfil” y explica que la información que traslada es “para sumar”.

Al inicio de la conversación, Baiano le propuso a Astesiano reunirse “en lo posible fuera de Presidencia” y también le recordó que el miércoles 2 de febrero volvería a trabajar a la residencia presidencial de Suárez y Reyes.

La conversación que entablaron el 21 de abril es particularmente llamativa. Ese día, el policía agendado como Baiano le preguntó a Astesiano si sabía qué era una “funa” y si estaban investigando algo vinculado a ese tema.

Ante la respuesta negativa del entonces jefe de la seguridad presidencial, Baiano le envió tres archivos de texto con un “marco teórico” sobre la “funa” y sus principales “aspectos jurídicos y sociales”. El término “funa” se popularizó en Chile a comienzos de los años 2000 entre organizaciones defensoras de los derechos humanos; la Real Academia Española lo acepta como sinónimo de “escrache” (lo mismo para “escrachar” y “funar”).

“No sé si vas a poder leer todo eso, pero te mandé para que vos te informes. Eso ya está acá, lo están usando los movimientos feministas y todo ese tipo de cosas, en los liceos. Hay gurises de 14, 15 años que ya están militando con eso. Es preocupante porque es una cosa que va a ser complicada para el gobierno nuestro”, explicó Baiano, preocupado por que no suceda en Uruguay lo mismo que pasó en Chile con la “ultraizquierda”.

El policía responsabilizó a los docentes “comunistas” por “inculcar” esas ideas, mencionó una situación concreta que se dio en el liceo 41, ubicado en el Cerrito de la Victoria, con el hijo de un conocido suyo y le envió tres capturas de pantallas de grupos de Whatsapp de alumnos de ese centro educativo público vinculados a ese episodio.

“Te pasé las capturas de pantalla, ahí podés ver arriba que dice Funa de Liceo 41, es el que está en San Martín y León Pérez. Se ve que están usando a esos guachos que viven en los cantes y están medio descerebrados. Perdoname la expresión pero es así”, continuó Baiano. Advirtió que movimientos de este tipo “pululan” en “todos los liceos de la periferia”, porque allí los jóvenes “son más fáciles de reclutar”.

“¿Te interesa? Para mí tendría que ser. Si te interesa, tengo números de teléfono, tengo todo, cosa que puedas intervenir todo y tener una imagen más amplia de eso”, le propuso Baiano al jefe de la seguridad.

“Sí, claro que sí”, escribió Astesiano. Luego ratificó su interés por mensaje de audio: “Sí, Marcelo. Doy la orden urgente”. Tras esa respuesta, Baiano compartió el nombre y teléfono de una docente y “delegada sindical” del liceo 41, y el de otra profesora, de quien todavía no había conseguido el número. Finalmente, en dos mensajes consecutivos, el policía compartió con Astesiano los nombres de pila y números de celulares de 12 alumnos de tercer año del turno matutino.

“Ok. Bien”, respondió Astesiano cuando recibió todos esos nombres y contactos.

“Si no te jode, Alejandro, todo lo que tenga a partir de ahora, por más bobo que sea, te lo mando”, le propuso Baiano minutos después. Y Astesiano le contestó: “Dale, arriba, porque todo ayuda”.

El último comentario de ese día lo hace Baiano, por audio: “Para peor, y esto es un dato anecdótico nomás, el liceo 41 lo inauguró el padre de nuestro presidente. Están pasados de vivos, pasados”.

Al día siguiente Baiano le preguntó si había surgido “algo”, porque se había quedado “preocupado”. “Están en eso”, fue la respuesta de Astesiano. Luego el policía ratificó su disponibilidad para conseguir nueva información. “Siempre estoy, bajo perfil”, le recordó.

Ya no volverían a hablar del asunto. Al menos en los chats a los que accedió la diaria no hay constancia de que Astesiano haya compartido estos contactos telefónicos con otras personas de su equipo o con funcionarios de inteligencia policial.

La charla por Whatsapp entre Baiano y Astesiano se retoma dos semanas después, el 5 de mayo, pero el tema que los preocupa ya es otro. “¿Viste esto en Facultad de Psicología?”, le preguntó Baiano y le compartió la imagen de un afiche de una organización anarquista con la leyenda: “Ante la suba generalizada, revuelta generalizada”.

Una de los fotos que compartió el policía agendado como Marcelo Baiano con Astesiano (mayo de 2022)

Una de los fotos que compartió el policía agendado como Marcelo Baiano con Astesiano (mayo de 2022)

Luego le mandó otra foto con la pintada de un muro y le dijo que era en la zona del Cordón, cerca de la plaza Liber Seregni. En ese caso la consigna era “Las balas que vos tiraste van a volver”. “Sí. Inteligencia está en eso. Gracias”, le contestó Astesiano.

El policía agendado como Marcelo Baiano le hace un último comentario: “Siempre tratando de sumar. A las órdenes”.

Foto de la Plaza Liber Seregni que compartió el policía agendado como Marcelo Baiano con Alejandro Astesiano (mayo de 2022)

Foto de la Plaza Liber Seregni que compartió el policía agendado como Marcelo Baiano con Alejandro Astesiano (mayo de 2022)

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Fenapes: “Espionaje contra docentes y estudiantes desde Presidencia”

Luego de que se supo el pedido de intervención de teléfonos de alumnos y profesores del liceo 41 por parte de un policía cercano a Astesiano, la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) informó a través de su cuenta de Twitter que este lunes a las 13.00 su Comité Ejecutivo se reunirá con “carácter grave y urgente” para “analizar esta grave denuncia”, que definieron como “espionaje contra docentes y estudiantes desde Presidencia”. Desde Fenapes señalaron a la diaria que el tema también será analizado por el PIT-CNT.

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