Con el objetivo de educar sobre “límites sexuales” y “conducta sexual inapropiada” y, en definitiva, prevenir situaciones de violencia sexual, la Universidad de Maastricht, en Países Bajos, anunció que a partir del próximo período curricular -que comienza en setiembre- sumará una materia sobre acoso sexual. Las clases estarán incluidas en el programa del primer año académico y serán obligatorias para todas y todos los estudiantes, independientemente de la carrera que cursen, según informó el portavoz de la universidad, Koen Augustijn, citado por el diario neerlandés Trouw. Esta casa de estudios recibe a más de 8.000 estudiantes de primer curso cada año, de acuerdo a datos recabados por la agencia Efe.
El vocero señaló que la institución ya organizaba talleres informales y conferencias sobre temas relacionados con el “comportamiento sexual inapropiado” o el “sexo no consentido”, pero que ahora la universidad cree que “es hora de dar el siguiente paso” y “acabar con el aspecto voluntario, para poner este tema de forma aún más enfática en la agenda”.
La medida, en parte, es adoptada en respuesta a un estudio de 2021 que reveló que 46,9% del estudiantado de la Universidad de Maastricht había sufrido al menos una situación de acoso, agresión o violación desde que se inscribió en la institución. Los resultados muestran que 9,8% de los estudiantes que se identificaron como varones reportaron haber vivido violencia sexual, una proporción que alcanzó 32,9% de las estudiantes identificadas como mujeres. En tanto, es un problema que vivió 45,5% de quienes se identificaron como disidencias sexogenéricas. Consultadas sobre las características de los agresores sexuales, 86,7% de las personas encuestadas respondió que se trató de un varón, 8,1% dijo que fue una mujer y 0,9% reportaron que el agresor tenía otro género.
El informe asegura que los lugares más comunes donde se cometieron los actos de violencia sexual fueron las habitaciones de estudiantes (36,5%) y restaurantes, bares o discotecas (31,6%).
El informe también da cuenta del impacto de este tipo de violencia. Así, 73% de las personas que dijeron haber vivido violencia sexual aseguraron que el episodio tuvo “consecuencias negativas”. En este grupo, 70,7% dijo haber experimentando consecuencias personales -como sentimientos de “desesperanza”, “impotencia” y de estar “separado de la realidad”- así como efectos en el desempeño académico -disminución de la asistencia a clases y cambios en los planes de carrera, por ejemplo-. Además, 6% señaló consecuencias físicas como lesiones, contracturas, infecciones de transmisión sexual e incluso embarazo.
Este no es un problema exclusivo de la Universidad de Maastricht. De acuerdo con una investigación de Amnistía Internacional, consignada por Efe, una de cada diez mujeres universitarias será víctima de violación durante su vida estudiantil en Países Bajos.