“Los fascistas andan en la vuelta” es lo primero que se lee en letras negras y grandes, que están acompañadas por una esvástica. Le sigue una amenaza: “LGBT: ¡los tenemos en la mira! Sabemos que discutir no sirve. ¡La violencia entonces! ¡Tu arcoíris no te va a proteger de una guerra civil!”. El mensaje está escrito en un folleto que apareció la semana pasada en un salón del liceo 36 Instituto Batlle y Ordóñez (IBO) ubicado en el Prado, en Montevideo, y que generó preocupación tanto en el profesorado de la institución educativa como entre organizaciones y referentes de la comunidad LGBTI+.

El jueves pasado, docentes del IBO denunciaron y repudiaron el hecho en un comunicado en el que aseguraron que el texto constituye un “mensaje de incitación al odio, que llama a la intolerancia y a la violencia y atenta contra los derechos humanos fundamentales consagrados en nuestra Constitución”.

Foto del artículo 'Amenaza contra población LGBTI+ en el liceo IBO preocupa a docentes: “Es un mensaje de incitación al odio que llama a la violencia”'

A la misma vez, advirtieron que no se trata de un caso “aislado”, sino que “se enmarca en una serie de acciones similares que han tenido lugar en el liceo desde principio de año”, como la “ruptura y vandalización de carteleras vinculadas a la educación sexual integral y a la promoción de derechos”. Así, llaman a “la reflexión de toda la comunidad [educativa] y a la promoción de una convivencia pacífica que crezca y se enriquezca en la diversidad”.

El primer episodio de este tipo tuvo lugar en marzo, en el marco del Día de la Mujer, cuando destrozaron la cartelería vinculada a la fecha. Unos meses después, a principios de junio, apareció un afiche que, con el título “no sos rebelde”, desafiaba: “Te creés rebelde por creer en la diversidad”, “la tolerancia”, “la igualdad”, “la democracia”, “el socialismo” y “el feminismo”, entre otras cuestiones.

Los ataques aumentaron en setiembre, durante el Mes de la Diversidad, cuando se destruyeron todas las carteleras que visibilizaban la temática e incluso una fue prendida fuego y tirada a una papelera de plástico, según señaló a la diaria Graciela Almeida, adscripta del IBO. Además, aparecieron pintadas en las inmediaciones del centro educativo -en árboles y en la calle-, en las que se leía “IBO” junto con una esvástica.

Para Almeida, el mensaje de la semana pasada generó especial preocupación porque, a diferencia de los episodios anteriores, en este hay una “amenaza directa de violencia”. Además, es la primera vez que este tipo de folletos aparece en el interior de un salón de clase; “los otros estaban afuera”, recalcó la adscripta. A la vez, este último episodio puede constituir efectivamente un delito de incitación al odio, según lo que establece el artículo 149 BIS del Código Penal. Por eso, la institución realizó la denuncia policial en la seccional octava y los hechos ya están siendo investigados. Hasta el momento no hay pistas sobre si se trata de un “lobo solitario” o si son acciones “que se están organizando, ya sea desde dentro como desde fuera de la institución”, aseguró Almeida. La adscripta dijo que el liceo trabaja “todo el tema de derechos humanos y de respeto a lo que es la agenda de derechos a todo nivel -a nivel institucional, a través de la referente de educación sexual, con colegas haciendo talleres-”, y que en esas instancias “queda claro que no hay un sector del estudiantado que esté de acuerdo o promueva ese tipo de accionar, más allá de que obviamente, como toda comunidad educativa, puede haber personas que no estén de acuerdo con la diversidad”. Sin embargo, afirmó que no se han detectado casos explícitos de “bullying” o “llamados a destratar o a la violencia”.

Después de que fuera encontrado el folleto en el salón de clase, el liceo resolvió habilitar instancias de diálogo con las y los estudiantes de todos los grupos, durante los dos turnos, en coordinación con el Departamento Integral del Estudiante, la referente de educación sexual y también “los docentes, que toman una hora de la clase y trabajan en ese sentido con todos los grupos”, explicó Almedida. Detalló que esos espacios no se centran únicamente en temas de diversidad, sino que abordan cuestiones más amplias, como “por qué es necesario respetarnos, qué son los derechos humanos, qué se entiende por violencia, qué significa este tipo de amenaza o de incitación a la violencia”. “Se va a ir trabajando de distintas maneras de acuerdo también a lo que va surgiendo de los estudiantes, porque la idea es siempre un intercambio, no es que les decimos ‘esto es así y punto’”, enfatizó.

Agregó que la idea, por un lado, es estimular “un espíritu crítico” y “que reflexionen sobre cosas a las que de repente no les dan trascendencia porque no saben el contenido profundo de lo que eso expresa”. Y, en paralelo, trabajar en “una política de prevención”, para que los chiquilines estén alerta, no con miedo, pero sí que presten atención a determinadas cosas, actitudes o gestos que puedan generar una situación de violencia”.

Una nueva alarma entre otras violencias

El Colectivo Trans del Uruguay (CTU) compartió en sus redes sociales el comunicado que difundieron las y los docentes del IBO, junto con el mensaje: “Estamos en alerta. La violencia crece y el gobierno no hace nada”.

La presidenta de CTU, Colette Spinetti, dijo a la diaria que interpreta lo que pasó en el centro educativo como una “alarma” que “se suma a todas las violencias que se vienen dando” en el último tiempo. De hecho, unos días antes de que apareciera la amenaza en este liceo, CTU y otras 18 organizaciones de la diversidad de distintos puntos del país denunciaron el “aumento exponencial en todas las formas de violencia hacia las disidencias sexogenéricas” en Uruguay.

La activista mencionó casos concretos que reflejan las múltiples formas que adoptan esas violencias y resaltó que la mayoría tuvo lugar en espacios públicos. Uno de los casos más recientes es el de una mujer trans que fue brutalmente golpeada en Piriápolis, Maldonado, por un conductor al que le reclamó por obstaculizar el tránsito. Otro episodio tuvo lugar en Rocha, cuando “a una compañera trans que estaba en los jornales solidarios la mandaron a una plaza, donde un hombre pasó y empezó a violentarla verbalmente”, explicó Spinetti, lo que derivó en que “terminara internada en una situación de salud mental bastante severa”. También contó que en Fray Marcos, Florida, “a un compañero lo ataron, le bajaron los pantalones, lo amenazaron con armas”, mientras que en San José “una compañera fue internada en un centro de salud mental y le pegaron”, por poner algunos ejemplos.

Consultada sobre si es posible identificar algún hecho puntual que haya podido incidir en este aumento de la violencia hacia personas LGBTI+, Spinetti dijo que lo atribuye al “cambio de gobierno”, que a su entender “genera que los actores políticos de la coalición gobernante [tengan] discursos de odio” hacia estas poblaciones. Mencionó además otras iniciativas que surgieron durante este gobierno, como el proyecto que propone prohibir el lenguaje inclusivo, no binario y no sexista en los centros educativos.

“Yo no sé si hay una política específica o un mandato específico para esto, quiero creer que no. Lo que sí creo es que cargos políticos empiezan a manifestar este tipo de situaciones, discursos de odio en sus redes sociales y eso habilita a la ciudadanía común a expresar todo esto”, consideró. La presidenta de CTU aclaró que esto ocurre en un contexto regional “donde están avanzando los grupos antiderechos”, que “están en alianza y llegan al poder y a cargos de decisión a través de las derechas políticas”.

La referente trans aseguró que si bien en Uruguay “no han tocado las leyes LGBTI+”, les han “quitado presupuesto”, por lo que no pueden implementarse del todo. Puso como ejemplo la Ley Integral para Personas Trans (2018), que “no se está cumpliendo, salvo dos o tres cosas, porque no hay presupuesto”. “Todo esto es multifactorial, hay un conjunto de cosas que llevan a que aparezcan estas situaciones de violencia, estos discursos de odio contra las poblaciones más vulneradas. [...] Hoy tenemos reconocimiento legal de derechos, pero el recorte de presupuesto aparece, los discursos de odio aparecen, la violencia social aparece”, expresó, y dijo que, en este escenario, surge la necesidad de crear “un frente común”.

Es por eso que el Bloque Trans y Disidente, que CTU integra junto con otras 15 organizaciones, está trabajando para convocar a “todas las organizaciones de la sociedad civil LGBTI+ de Uruguay” a un encuentro que apunte a “unirnos en un frente común, con un objetivo común”, que es “cómo enfrentamos el aumento de la violencia”, adelantó Spinetti. El encuentro tendrá lugar en diciembre y será en Montevideo, por una “cuestión de conectividad del país”. “Invitamos a todas las organizaciones de la comunidad LGBTI+ a que nos contacten”, transmitió la activista. “Siempre hay diferencias en todos los movimientos sociales, porque tenemos estrategias distintas”, agregó, “pero acá tienen que quedar de lado para unirnos frente a la violencia”.