En el marco de una serie de actividades que ONU Mujeres impulsa para debatir en torno a la paridad de género, este jueves se llevó adelante el conversatorio “Uruguay rumbo a la democracia paritaria”, organizado junto con la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH). A pocos meses de que se inaugure un nuevo ciclo electoral, especialistas en el tema pusieron arriba de la mesa la importancia de que exista en Uruguay un marco normativo que garantice la representación política igualitaria entre hombres y mujeres.
En ese sentido, hubo quienes recordaron que la Ley de Cuotas –promulgada en 2009 y aplicada por primera vez en las elecciones de 2014– no se cumple o se aplica de forma minimalista por parte de los partidos. La muestra más evidente de eso es que, hoy en día, las mujeres representan apenas 23% del Parlamento. Así, pese a ser el primer país de América Latina en consagrar los derechos políticos de las mujeres, Uruguay se encuentra en el puesto número 90 en términos de representación femenina en los parlamentos, según el ranking internacional de la Unión Interparlamentaria. Es por eso que hay que apostar a más y esa apuesta se traduce en la paridad.
La INDDHH mostró este año su compromiso con el tema. En julio emitió un informe de opinión en el que instó al Parlamento a “dar un amplio y rápido tratamiento” de los dos proyectos de ley de paridad que fueron presentados en 2021 “para que pueda aprobarse una reforma legislativa que sea aplicable en los próximos comicios”, ya que ambos “prevén mecanismos razonables que contribuyen a la participación política paritaria de las mujeres, así como a fortalecer la democracia uruguaya”. Unas semanas después, el organismo trasladó esta postura ante la Comisión de Derechos Humanos y Equidad de Género del Senado, que analiza el proyecto presentado por la senadora nacionalista Gloria Rodríguez.
Durante el conversatorio, Rosana Medina Ciceri, que integra la Unidad Especializada de Género de la INDDHH, recordó los argumentos que basan la opinión institucional: que la paridad “es necesaria para garantizar el principio de igualdad”, que cumple con las disposiciones al respecto establecidas en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer –ratificada por Uruguay– y, sobre todo, que la Ley de Cuotas se aplica de forma “minimalista” y ha mostrado “debilidades” en cuanto a las suplencias. “Por lo tanto, la consideración final de la institución es que se debe contar con una normativa que garantice la paridad, porque es una obligación del Estado, entre otras cosas”, dijo la técnica, y sugirió la importancia de contemplar la paridad no sólo en el Parlamento sino en otros ámbitos de participación política.
“Hay que pensar la paridad como un ejercicio: un ejercicio social, comunitario, de derechos humanos. De eso hablamos cuando hablamos de democracia paritaria”, dijo por su parte la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Mónica Bottero, durante la apertura de la actividad. La jerarca consideró que las mujeres políticas tienen hoy “la obligación y el compromiso de apoyar este proyecto que está hoy sobre la mesa en el Parlamento”, en referencia a la iniciativa impulsada por Rodríguez, cuyo trámite parlamentario está más avanzado.
Bottero también recordó que hay representantes de partidos que integran la coalición de gobierno que se oponen a los proyectos de paridad, pero afirmó que, como organismo rector de las políticas de igualdad de género, el Inmujeres tiene “el deber” de apoyar estas iniciativas. “Nos han llegado a decir ‘fascistas’ a quienes apoyamos este proyecto”, agregó la directora –en clara referencia al cruce entre Rodríguez y el senador de Cabildo Abierto Gustavo Domenech, en julio–, “cuando en realidad los argumentos a favor son bastante elocuentes”. “Los argumentos nos salen por las orejas; acá no hay un tema de argumentos, es evidente que hay un tema de lucha de poder”, concluyó.
La resistencia (masculina) a repartir el poder
La experta española Irune Aguirrezabal, directora del Programa Iberoamericano de Derechos Humanos, Democracia e Igualdad, doctora en estudios interdisciplinarios de género y autora del libro La democracia paritaria en América Latina. Tres dimensiones explicativas (2021), recordó que una encuesta realizada en 2021 por ONU Mujeres reveló que 75% de la sociedad uruguaya está a favor de una ley de paridad.
En esa línea, insistió en que “la resistencia no está en la calle, está en el Parlamento” y “en los partidos políticos”. A su entender, esto se explica porque “la concreción de la ruptura del monopolio masculino del poder está cuando a uno le quitan un escaño, porque tiene que repartir todos entre hombres y mujeres”.
Aguirrezabal explicó que el paradigma de la democracia paritaria está vertebrado por tres ejes: libertad y autonomía de las mujeres, con ausencia de violencias; paridad; e igualdad sustantiva. Aseguró que el Estado uruguayo garantiza de alguna forma el primer punto y tiene “un acercamiento a la igualdad sustantiva más positivo que en muchos otros países”, pero está “en deuda” con la paridad.
Para la especialista, el proceso para aprobar el proyecto de paridad que se discute en el Senado “está muy bien encauzado” y manifestó su deseo de que “tenga éxito, porque Uruguay no puede estar a la cola en esto, no se lo merece”. “La sociedad uruguaya tiene que estar liderando la democracia paritaria”, agregó.
En el conversatorio también participó la politóloga, docente e investigadora Niki Johnson, que trabaja desde hace años en el tema, y que en la misma línea que Aguirrezabal dijo que el problema de que no haya una mayor representación política de las mujeres es de los partidos políticos. De hecho, la académica aseguró que los análisis que hizo en este tiempo muestran que “los partidos políticos uruguayos distan mucho de ser democráticos”, especialmente “en la constitución interna de sus órganos” y “sobre todo en los procesos de elaboración de las listas”.
También recordó que los estudios muestran que en la población uruguaya existe un apoyo a la paridad que es “mayoritario, sostenido desde hace casi tres décadas y cada vez más contundente”. “Algunos opositores [a la paridad] dicen que la gente no piensa en esto cuando vota y hasta cierto punto esto es verdad, porque hay otros temas más urgentes que tienen que ver con las condiciones de vida de las personas”, dijo la politóloga. Sin embargo, remarcó que diferentes investigaciones en Uruguay y en el resto del mundo evidencian que “el ingreso a la política de mujeres que cambian las condiciones de vida de las mujeres en temas como la violencia de género, por ejemplo, sí hacen la diferencia”.