A finales de julio, la gestora cultural, maestra y magíster en Educación Florencia Astori asumió al frente de la Secretaría de Diversidad de la Intendencia de Montevideo (IM). En diálogo con la diaria, habló sobre el trabajo de la comuna en el marco del Mes de la Diversidad, hizo un diagnóstico sobre la situación que enfrentan las personas LGBTI+ en el país y compartió algunas iniciativas propias que quiere impulsar, con énfasis en el acceso a la cultura y al deporte.
Asimismo, anunció que el 20 de noviembre se inaugurará el Centro de Referencia LGBT de Montevideo, en el marco de la Semana de la Memoria Trans. Este centro funcionará bajo un modelo de cogestión entre la intendencia y una comisión asesora integrada por colectivos de la sociedad civil. Será sede de la Mesa de Diversidad de la IM y un lugar donde se realicen las actividades que impulsa. Estará ubicado entre Barrio Sur y Palermo, por lo que también será un centro barrial de “pertenencia”, tanto para organizaciones LGBTI+ como también afro que trabajen con perspectiva de género y diversidad.
¿Cómo se gestó tu incorporación a la Secretaría de la Diversidad?
Se dio en un contexto en el que salía el director que estaba ejerciendo [Sergio Miranda] y a raíz de que quedó ese espacio para ser ocupado. Por supuesto que la convocatoria vino desde la intendencia, a través del intendente [Mauricio Zunino]. Me incorporé con muchísimo orgullo, interés y, por supuesto, deseo, más allá de que era algo que no estaba en mis planes. Me resulta muy motivador, muy estimulador y, además, está la posibilidad de ver y entender la realidad desde un lugar distinto, desde un lugar de gestión, porque yo siempre estuve vinculada a la comunidad y al movimiento de la diversidad desde el activismo. Creo que incorporarme a la secretaría me permite seguir trabajando y militando, pero con una mirada un poco más integral.
Militabas en el colectivo Dos mamás.
Sí. Cuando se dio la incorporación a la Secretaría de la Diversidad, decidí tomar distancia de mi actividad en la sociedad civil porque entiendo que estar en los dos lugares es complejo. Puse una pausa en mi militancia dentro del colectivo para poder dedicarme al trabajo y la gestión.
Ahora estás en una posición que te permite poder llevar a cabo lo que antes, desde la militancia, eran reclamos o reivindicaciones. ¿Cómo estás viviendo esa experiencia?
Creo que la gestión y la política en general son la oportunidad de generar los cambios en la sociedad que tanto necesitamos. Entonces, de estar en el lugar de reivindicar los desafíos, las carencias y las dificultades que vivimos desde la sociedad civil a estar en un lugar en el que, junto con la sociedad civil, tenemos que lograr transformar nuestra realidad, implica un desafío y es una oportunidad enorme también para poder materializar aquello que es relevante para que nuestra sociedad se siga fortaleciendo.
¿Cómo es el diálogo entre las organizaciones sociales y la secretaría?
Tenemos una Mesa de la Diversidad que se lleva a cabo una vez por mes. Es una instancia a la que están invitados todos los colectivos de la sociedad civil a participar. Desde que yo estoy, por lo menos, buscamos que estas reuniones tengan una frecuencia regular y sostenida, no sólo para tratar los temas que acontecen en la actualidad, sino sobre todo para pensar cómo construir futuro y valorar junto con la sociedad civil desde dónde la gestión puede seguir contribuyendo en el ejercicio de los derechos, que es lo que nosotros pretendemos desde la Secretaría de la Diversidad: una Montevideo libre de discriminación, de desigualdad, de toda violencia vinculada a las identidades sexogenéricas. Entendemos que este trabajo tiene que suceder de la mano de la sociedad civil, porque una cosa es que nosotros desde la gestión queramos acompasar la transformación social, pero para poder ejecutar líneas de acción que realmente sean significativas para la población, necesitamos dar espacios para la participación y que las necesidades sean planteadas en primera persona y desde los lugares que son vividas.
Pensando justamente en la diversidad que hay dentro de la comunidad y las diferentes necesidades que se presentan, ¿se generaron tensiones a la hora de definir la consigna para el Mes de la Diversidad?
Al momento de definir por dónde iría la línea discursiva del Mes de la Diversidad hubo un acuerdo muy grande, porque hay un contexto regional desafiante para la diversidad en general, que tiene que ver con los discursos conservadores y tradicionales que están en avanzada. En ese sentido, tanto a los colectivos como a la intendencia nos resultó muy necesario reafirmar el compromiso institucional con la lucha por los derechos y sobre todo aclarar que las personas que integramos la comunidad LGBTI+ no estamos pidiendo que se nos haga un lugarcito en la sociedad, sino que proponemos construir una sociedad distinta, que trascienda estos discursos más tradicionales, hegemónicos y binarios, y que nos permita transformar nuestra forma de estar en el mundo, de existir, de interpretar, de identificarnos, de entender las corporalidades o de entender cómo nos vinculamos. Desde el ámbito institucional de la intendencia es importante mostrar que no sólo hay que hacerles frente a estos discursos de odio que están buscando su espacio en la actualidad, sino que además es importante reivindicar que la diversidad no es solamente la diversidad sexogenérica, es mucho más amplia y debería involucrar a todas las dimensiones de nuestra vida. Hubo un acuerdo muy grande en el sentido de mostrarle a la sociedad y de transmitir el mensaje de que la cuestión de los derechos de la comunidad es una cuestión de todos y de todas.
Cuando se anunció que asumirías la Secretaría de la Diversidad, desde la IM se planteó que, entre otras cosas, estarías abocada a dar “continuidad a las políticas públicas en esta área”. Además de esto, ¿pretendés llevar adelante iniciativas propias?
Hay un plan operativo que está funcionando y entiendo que no sólo está muy bien planteado, sino que institucionalmente está respaldado, por lo tanto, lo voy a seguir acompañando. Desde mi rol, que soy una persona vinculada a la educación y la cultura, en este corto tiempo de gestión que me queda -porque en julio ya termina el período- buscaré incorporar dentro del plan de acción una línea de educación y de sensibilización, porque entiendo que es clave para poder avanzar en la lucha por los derechos de las personas LGBTI+.
El otro aspecto que estoy pensando en fortalecer tiene que ver con el deporte. La semana pasada llevamos a cabo, junto con la Udelar [Universidad de la República], el ISEF [Instituto Superior de Educación Física] y la Fundación Uruguay Celeste, la Semana del Deporte y la Diversidad, en donde hubo instancias deportivas abiertas a todo público y de reflexión e intercambio vinculadas a las dificultades que enfrentamos desde la comunidad LGBTI+ en el ámbito del deporte, que es muy heteronormativo, muy binario y que todavía está regulado desde la clasificación varón-mujer, desconociendo todo lo que existe en el medio. Además, vamos a volver a instalar la Mesa de Diversidad y Deporte de Montevideo, y obviamente todas las personas, fundaciones y organizaciones vinculadas al deporte y a la diversidad están invitados a participar. Desde ahí consideramos que es importante impulsar un marco regulatorio frente a las situaciones de vulneración de derechos, de violencia y de discriminación que son muy cotidianas en el deporte, muy dolorosas y que muchas veces alejan a las personas.
Desde la gestión también pretendo insistir en el asunto de las maternidades de parejas de mujeres, ya que si no estamos casadas, no podemos ponerles a nuestros hijos el apellido de ambas, tal como sucede con las parejas heterosexuales.
¿Qué diagnóstico hacés respecto de la situación de la comunidad LGBTI+ y el acceso a los derechos?
Es importante reconocer los avances y los logros que se han dado, como el matrimonio igualitario, la Ley Integral para Personas Trans, que son hechos importantísimos en nuestra lucha. Pero estamos en una situación que requiere que toda la sociedad tome conciencia de que esta lucha no es solamente de la comunidad y por un beneficio para la comunidad, sino que es una lucha social de todas las personas.
Creo que hay desafíos enormes todavía, algunos de ellos vinculados al acceso a la justicia. Por ejemplo, desde la secretaría trabajamos con personas que son discriminadas en ámbitos de estudio y de trabajo, que hacen las denuncias correspondientes en seccionales policiales y no obtienen respaldo ni tampoco respuestas. Ahí creemos que hay muchísimo por trabajar. Es muy importante que se generen acciones interinstitucionales y grandes acuerdos nacionales para poder mejorar estas situaciones, que son de extremo dolor para quienes las viven. Sigue muriendo gente, en particular, mujeres trans. Entonces creo que el respaldo de la Justicia para quienes sufren mayores episodios de violencia dentro de la comunidad es importantísimo y hay que ponerle un ojo muy afinado.
Por otra parte, están las cuestiones vinculadas a la empleabilidad. Si bien hay una Ley Integral para Personas Trans que estipula un cupo del 1% en instituciones, eso no se está cumpliendo. Además, es real que las personas trans o no binarias, es decir, quienes viven identidades no normativas, tienen muchas más dificultades para el acceso a empleos vinculados a sus deseos y aspiraciones. Entonces ahí también hay que trabajar muchísimo y desde la secretaría tenemos un compromiso muy importante en este sentido.
Otra de las cosas que es un eje y una prioridad en la secretaría es el derecho a la salud en su más amplio sentido para quienes transitan su diversidad con mayor vulnerabilidad. El ámbito de la salud es muy complejo, porque requiere de muchísima formación y de muchísima sensibilidad para acompañar de una manera empática, por ejemplo, a quienes tienen que hacer un proceso de transición. Desde la intendencia también trabajamos en poder preparar a los equipos que trabajan en policlínicas, en coordinación con la División de Salud de la intendencia, para generar espacios amigables. Tenemos un protocolo de acción para intervenir en los procesos de transición de las personas; dar a conocer ese protocolo y poder inspirar a otras instituciones públicas y del ámbito privado a acompañar las transiciones con herramientas, con formación y con conocimiento específico, para nosotros, es clave.
En cuanto al diagnóstico, creo que hay un terreno conquistado en materia de derechos culturales, pero que hay que seguir trabajando para que las personas de la comunidad no sólo puedan acceder a espectáculos, sino también ser parte, producirlos y ejercer su derecho a la cultura.