Se trata del primer protocolo elaborado desde una federación.
En marzo de este año, una jugadora denunció ante la Federación Uruguaya de Hockey sobre Césped (FUHC) haber sufrido abuso sexual por parte de un entrenador. A partir de esta denuncia, un grupo de compañeras crearon Espacio Seguro Hockey (ESH), una red de apoyo y guía desde la cual potenciaron la denuncia e hicieron público que no se trataba del único caso de acoso y violencia en la disciplina.
En ese entonces estas deportistas reclamaron que los clubes y la FUHC asumieran la responsabilidad de protegerlas, por lo que consideraron indispensable la creación de protocolos de prevención y actuación para que el hockey uruguayo sea un deporte seguro. Pidieron directamente a las autoridades que se encargaran de crearlo.
Nunca más solas
Los primeros días de junio fue presentado el Protocolo de actuación ante situaciones de violencia, acoso y discriminación. La FUHC entiende que las consecuencias que generan en el deporte conductas como el abuso, el acoso, la violencia y la discriminación “resultan graves y vulneratorias no sólo para quienes son víctimas de estas conductas sino también para la comunidad deportiva en conjunto, ya que en sí mismas ellas constituyen un atentado a los valores y fines esenciales perseguidos por la actividad deportiva”.
Los principales conceptos que se detallan en el registro son la violencia en el lugar de trabajo, la violencia contra la mujer, el acoso o abuso moral, físico o sexual y la discriminación en general. Estas nuevas pautas amparan a toda persona que preste servicios en el marco de la FUHC, “especialmente a atletas sin restricción de edad, género o habilidades y su entorno. Entrenadores, preparadores físicos, ayudantes técnicos. Médicos, paramédicos, kinesiólogos, fisioterapeutas, psicólogos, etcétera. Personal administrativo y cualquier otro dependiente, oficiales, árbitros, voluntarios. Directivos, delegados, y cualquier otro miembro integrante de cualquier comisión de trabajo”.
En el archivo se indica cómo proceder a denunciar en caso de vivenciar o tener conocimiento de una situación de violencia. Cualquiera puede presentar la acusación. La denuncia puede realizarse por escrito, correo electrónico o de forma verbal, siempre ante la FUHC. A su vez, plantean que independientemente de este protocolo, cada organización deportiva tendrá el deber de elaborar, difundir, promover e implementar una política institucional contra la violencia, el acoso, el abuso y la discriminación.
Deporte libre de violencia
El apartado no sólo contiene indicaciones para el caso de denuncias, sino que plasma intenciones de trabajar en la prevención. “La Federación, sus afiliadas, así como los entrenadores, todo adulto referente y familiares, tienen un rol importante en la prevención y la promoción de buenas prácticas del deporte”. Propone “educar a los deportistas con las maneras sanas de relacionarse con el resto de sus compañeros y docentes”. A su vez, está previsto “informar en un lenguaje sencillo y con ejemplos precisos, sobre lo que “está bien” y lo que “no está bien”, así como dar orientaciones concretas de actuación”.
Plantean como consecuencia la necesidad de generar buenas prácticas, desde elaborar recomendaciones para los distintos actores de la disciplina hasta educar a los deportistas sobre las formas sanas de relacionamiento y dar charlas a la familia y al entorno de los deportistas, entre otras formas de prevención.
Desde ESH dijeron a Garra que es un gran avance que la federación se haya encargado de armar este protocolo, teniendo en cuenta el trabajo que implica sentarse a pensarlo. “Nosotras les habíamos mandado unos ejemplos de protocolos de otros países y el de la Secretaría Nacional del Deporte. A pesar de que la iniciativa no fue de ellos, hubo una respuesta muy buena a las denuncias y al apostar a que esto no pase, a la prevención y a una acción un poco más organizada”, dijeron.
Desde la creación de ESH han recibido mensajes con la misma incertidumbre sobre cómo actuar cuando se daban este tipo de situaciones. “El protocolo ayuda, respalda y sirve para guiar a las jugadoras. Saber que hay un camino ya establecido, que no hay que pensar a dónde acudir ni a quién decirle ni a quién no, evitando todo tipo de funcionamiento por ensayo y error, es algo muy bueno. Hay una forma, hay un camino, y eso a una la hace sentir más segura y más respaldada”, sostuvieron.
De todas formas piensan que el protocolo solamente es un comienzo, que es algo que se tiene que revisar en el momento que se necesite ponerlo en funcionamiento. “Nuestra expectativa está puesta ahí, en ver cómo funciona, y sin quitarle mérito ni importancia al hecho de que se haya armado un protocolo en estos tiempos turbulentos en que la federación está muy movilizada por todas las denuncias que ha recibido y todo lo que se destapó en cuanto a los abusos en nuestro deporte y la repercusión que tuvo a nivel social”.
Por último, consideran que lo más importante es la prevención, apuestan a trabajar en conjunto para generar instancias de abordaje colectivo a este tipo de violencia en el deporte.
Que haya algo escrito sobre violencia sexual, acoso y abuso ya es un hecho, pero si hay algo establecido sobre qué hacer frente a estas situaciones es porque suceden, entonces “está bueno que se empiece a hablar y a poner sobre la mesa para discutirlas y colaborar a que no se den, porque el que no haya un protocolo también quería decir que era un tema tapado e invisibilizado, el silencio siempre gana en estas circunstancias”, finalizaron.
Desde la FUHC cuentan que el protocolo llevó mucho tiempo de elaboración, “necesitó mucho pienso y dedicación por parte de nuestra organización”. Todos los integrantes de la directiva participaron en la confección. El rol de la presidenta, Danae Andrada, fue fundamental no sólo por ser mujer sino por ser exjugadora y abogada.
Además participaron otras exjugadoras, madres y padres de jugadoras “para poder establecer un protocolo que proteja a todas nuestras jugadoras y jugadores, no sólo en el trato persona a persona sino también en lo que hace al acoso por redes sociales”. Se remarca desde la institución que el protocolo, para cualquier situación de abuso, establece muy claramente el proceso para hacer la denuncia.
El vicepresidente de la FUHC, Juan Espasandín, expresó al respecto: “Creo que hemos llegado a un producto serio, acorde, adaptado a los tiempos que vivimos. En una reunión de los delegados de los clubes lo pasamos para la consideración de todos, y recibimos apoyo de clubes agradeciendo y poniéndose a las órdenes para colaborar, como también es el espíritu del conjunto de jugadoras ESH. Llegamos a algo muy serio, que protegerá de aquí en más a nuestras jugadoras y jugadores”.
Derecho de todas
El deporte es actividad física, recreación y pasatiempo, es salud y bienestar. Necesario para todas y todos, es fundamental poder practicarlo en un espacio seguro. La violencia se da en cualquier ámbito de la sociedad; al ser la violencia de género la forma de abuso más común hacia mujeres y niñas, el deporte no está exento de las aberraciones que sufren a diario.
En Uruguay prácticamente no hay datos sobre la violencia de género en el deporte, mucho menos diagnósticos. En este contexto en que las mujeres hemos sido históricamente invisibilizadas, los abusos son comunes pero silenciados.
Los agentes responsables no tienen capacitación pedagógica para el abordaje en esta temática. A esto se le suma que en la mayoría de los deportes los que ocupan los roles de mayor poder sobre los deportistas, como los entrenadores y preparadores físicos, son varones, de quienes provienen los abusos en la mayoría de los casos que se dan hacia mujeres en el ámbito deportivo.
A su vez, hace falta legislación sobre este tipo de violencia en este espacio.
Como respaldo, hasta ahora solamente existía la Guía para la protección del deportista, de la Secretaría Nacional del Deporte. El protocolo creado por FUHC es un gran avance si se logra llevar a la práctica lo que se construyó en la teoría sobre todo lo que tiene que ver con prevención. Es algo en lo que no se trabaja más que en algún caso en particular en el que se organizan charlas o talleres al respecto. Es de urgencia la creación de protocolos desde cada disciplina y federación, y las disposiciones necesarias para no tener que llegar a utilizarlos.