En un histórico partido, Uruguay venció 7-6 al actual campeón del mundo de fútbol playa, Portugal, y de esa forma avanzó en el Mundial de la especialidad que se está desarrollando en Moscú, Rusia.

El partido, el último del grupo D, definía al segundo clasificado del grupo, por detrás de Senegal. Tenía como protagonista al vigente campeón del mundo y a nuestra selección, aspirante a ser sorpresa para el resto del mundo, menos para los ciudadanos encuadrados entre el río Uruguay y el Río de la Plata. Era ganar o volverse para cualquiera de los dos y, de atrás, con un esfuerzo descomunal, ante un antagonista de excelentes características y juego, ganó la celeste 7-6 y con gol de su golero Alejandro Guerrero de arco a arco.

Ahora los celestes dirigidos por Germán Parrillo avanzaron a cuartos de final, colocándose entre los ocho mejores del mundo. El rival será Suiza el jueves a las 10.30.

Dos veces, en el primero y en el segundo tiempo, Uruguay debió absorber una complicada desventaja de dos goles ante los campeones del mundo. Portugal arrancó 2-0 con goles de Leo Martins y de Von, pero Uruguay, con dos goles de Nicolás Bella y uno de Luis Quinta llegó a pasar, hasta que casi en la última jugada del chico inicial lo empataron 3-3 los lusitanos con anotación del excepcional Leo Martins.

Fue durísimo el segundo chico, porque Leo Martins hizo dos más y colocó el 5-3, pero otra vez Quinta hizo contacto con las redes y puso el 4-5 con el que se fueron al último descanso.

El tiempo final fue de planchada como todo el partido: dos de arena, y otra de arena. Lo empató de saque Luis Quinta, y a los tres segundos del tiempo cronometrado, volvió a pasar Portugal con otro más de Leo Martins.

A los seis minutos del último chico (son tres tiempos de 12 minutos) una chilena espectacular de Antonio Laens puso el 6-6, y cuando faltaban tres minutos para el final, el golero uruguayo Alejandro Guerrero convirtió de arco a arco el que sería el gol de la victoria, el 7-6. La naturaleza de ese épico gol de arquero es excepcional, porque nace de una arriesgadísima intervención del guardameta uruguayo tirándose de cabeza frente al portugués que iba a convertir -que lo terminó pateando en la cara Guerrero-. En el tiro libre pensó y utilizó el recurso del pique irregular de la pelota en la arena, y así fue como su remate entró haciendo sapitos.

Después fueron tres minutos de plena concentración en la marca, en la neutralización, administrando el tiempo y las emociones.

Un triunfazo de Uruguay, que el jueves frente a la poderosa selección suiza intentará dar competencia para seguir avanzando.