El coronel retirado Gilberto Vázquez será conducido a la sede del Juzgado penal de 26º turno para declarar ante la jueza Ana De Salterain en la causa que investiga el secuestro de Anatole y Victoria Julien, ocurrido en septiembre de 1976, en la Provincia de Buenos Aires.
Se trata de la audiencia de ratificación, ante el pedido de procesamiento con prisión realizado en febrero de 2019 por el fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad Ricardo Perciballe. Por el caso, este fiscal también pidió el procesamiento con prisión de José Gavazzo, Ricardo Arab, Gilberto Vázquez, Jorge Silveira y Luis Maurente por dos delitos de privación de libertad, en concurrencia fuera de la reiteración con dos delitos de supresión de estado civil y dos delitos de abandono de niños.
En anteriores declaraciones a la Justicia, Vázquez, que se encuentra cumpliendo prisión domiciliaria en la ciudad de Rivera, reconoció haber operado en el Servicio de Información de Defensa (SID), y haber participado en la detención y traslado a la sede de Bulevar y Palmar de militantes provenientes de Argentina. Además admitió haber operado en la sede de la Secretaría de Inteligencia del Estado de Argentina y trasladado uruguayos desde allí. Incluso fue reconocido por víctimas del Plan Cóndor que fueron trasladados de Argentina.
En sus declaraciones al Tribunal de Honor realizadas en 2006, y recientemente conocidas, Vázquez reconoce haber participado del secuestro de Adalberto Soba, quien fue detenido en un operativo realizado el mismo día que el vinculado a la familia Julien. “Estuve prácticamente dos años trabajando en Argentina. Tengo que ver con el segundo vuelo, con el primer vuelo, con casi todas las cosas que pasaron allá”, sostuvo.
Victoria y su hermano mayor Anatole fueron secuestrados junto a sus padres, Victoria Grisonas y Roger Julien, en un operativo realizado por fuerzas combinadas uruguayas y argentinas, el 26 de setiembre de 1976 en el domicilio de la familia, ubicado en la calle 25 de mayo y Mitre, en la localidad de San Martín. Roger Julien murió en el operativo y su cuerpo desapareció, mientras que los niños fueron trasladados al centro de torturas Automotores Orletti junto a su madre, que aún permanece desaparecida.
En octubre, los niños fueron trasladados a Montevideo por oficiales pertenecientes al Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas y al SID, y permanecieron en la sede del SID, en la calle Bulevar y Palmar.
A fines de diciembre, fueron llevados a la ciudad chilena de Valparaíso, donde fueron abandonados en la plaza Bernardo O´Higgins, cuando tenían cuatro y un año, respectivamente. En 1979 los niños fueron identificados gracias a un trabajo de investigación realizado por Belela Herrera, quien era funcionaria de Acnur en Chile, y unos meses después adoptados por una familia chilena, luego de permanecer en una institución de amparo por más de tres años.