En los primeros años de la década del 70, la familia Espondaburu se instaló en el Palacio Gandós, donde había funcionado el Gran Hotel Colón, en la esquina de Rincón y Bartolomé Mitre. Los Espondanburu ocuparon junto a otras familias la planta baja del edificio de Ciudad Vieja, utilizando los espacios abandonados por comercios que habían cerrado sus puertas ante la decadencia que la zona sufría por entonces.

Después de la dictadura, la familia comenzó a operar en el barrio Goes, primero desde la esquina de Domingo Aramburú y Carlos María Alvear y luego tomó el control de la manzana 861, una de las diagonales del Mercado Agrícola, donde hoy se ubica la plaza José Pepe D’Elía, conformada por Ramón del Valle Inclán, Porongos, Juan José de Amézaga y Libres, clave en la distribución del narcotráfico en la década del 90.

Los Espondaburu son una de las tres familias constitutivas de Los Tumanes, junto a los Auscarriaga y los Montes de Oca. En esos primeros años de los 90, se dedicaban principalmente al hurto de los depósitos de los comercios de la zona y a la extorsión, una suerte de impuestos que cobraban a los comerciantes para garantizar la seguridad de los locales.

A finales de la década del 90, con la llegada de la pasta base a Uruguay, los Espondaburu hicieron un viraje en su negocio y se convirtieron en un punto de referencia de la distribución en Montevideo. Si bien el centro de su operación era en Goes, la Policía mantuvo noticias de los Espondaburu en Ciudad Vieja. En 2000, uno de los hermanos fue detenido mientras robaba en una oficina de la calle Juncal y fue enviado a prisión por tentativa de hurto. En diciembre de 2002, dos de los hermanos, que habían salido del Comcar una semana atrás, fueron detenidos mientras robaban un comercio de la calle Colón.

En marzo de 2005, Rodolfo Auscarriaga, conocido como “el Tumán Grande”, fue detenido por la Brigada Antidrogas con 36 kilos de cocaína en la valija de su auto, que tenían como destino España, en la Operación Arca. La investigación policial permitió la incautación de autos, joyas y armas, y en 2009 Auscarriaga y su esposa fueron procesados por el Juzgado Penal de 9o turno por lavado de activos, calculado en 500.000 dólares.

La caída de Auscarriaga y el inicio de los planes urbanísticos para el barrio Goes, que comprendían 16 manzanas de la zona e incluían la remodelación del Mercado Agrícola y la construcción de varias cooperativas de vivienda, obligaron a los Espondaburu a regresar a Ciudad Vieja. Uno de los hermanos ocupó un edificio reconocido en la zona por su pintura verde en el frente, en la calle Juncal 1514, esquina Cerrito, frente a la sede del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Allí operaban desde la azotea del edificio, un lugar de difícil acceso, la familia vivía en el segundo piso y en planta baja funcionaba un comercio como fachada para justificar el movimiento.

Al regresar a Ciudad Vieja, los Espondaburu tomaron el control de un mercado muy apetecible para el narcotráfico, por la cantidad de gente que circula por allí y su poder adquisitivo. La zona hoy es disputada por los Espondaburu y la familia Albín, un grupo de Casabó que opera en alianza con la familia Suárez.

En marzo de 2014 los juzgados de Crimen Organizado, en la calle Buenos Aires 580, esquina Brecha, se mudaron a los edificios de Bartolomé Mitre, para que la Caja Notarial, que era la propietaria del edificio, iniciara unas obras de refacción. El local donde funcionara el juzgado fue ocupado por dos de los hermanos Espondaburu, que transformaron la casa que perteneció al sector político del expresidente Jorge Pacheco Areco (1967-1972) en una boca de pasta base que recibía a más de 100 compradores por noche.

Era un lugar estratégico porque la casa tenía comunicación con una vivienda lindera, a través de túneles y pasadizos especialmente construidos, que les permitía escapar de la Policía sin necesidad de pisar la calle. Los hermanos Espondaburu entraban por la calle Buenos Aires y manejaban la boca más grande de la Ciudad Vieja a través de un ducto que daba a la calle Brecha, por el que intercambiaban con los compradores.

Los Espondaburu fueron desalojados de la Casa Pacheco a finales de diciembre de 2018, en uno de los Operativos Mirador, que incluyó otros 23 allanamientos en la zona, en los que se incautaron 178 envoltorios de cocaína y 66 de pasta base, armas, chalecos antibalas y dos uniformes policiales. En ese operativo fueron detenidas 19 personas.

Una de las casas que habían conectado, la vieja sede del juzgado de Crimen Organizado, será utilizada para un proyecto de cooperativas de viviendas, que busca la remodelación de la Ciudad Vieja con la integración de más casas habitadas.

En aquel operativo, Mirador XI, comandado por la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas, bajo las órdenes de la fiscal especializada en Estupefacientes, Mónica Ferrero, también fue allanado el edificio de la calle Juncal, que finalmente fue demolido en febrero de 2019 y donde también se proyecta la construcción de viviendas de interés social.