Leonardo David Sena fue procesado con prisión por el homicidio de Lola Chomnalez a casi ocho años de haber cometido el crimen. A partir de ahora, comienza el proceso penal para este hombre de 39 años que fue detenido en la panadería del Chuy en la que trabajaba.
El presunto femicida tiene dos antecedentes: uno por lesiones personales, en 2003, y otro por violación, en 2009. En esa última ocasión, el hombre siguió a una adolescente de 15 años por la ruta 15 de La Paloma y la violó, amenazándola con una cuchilla, en un monte. Se presume que el agresor tuvo un modus operandi similar con Lola: se la cruzó cuando iba caminando por la playa e intentó violarla.
Como el crimen fue previo a la reforma del Código del Proceso Penal (CPP), la investigación está a cargo del juez, como era con el CPP anterior. La Fiscalía también tiene participación, pero no lidera. Hace menos de un mes, la familia de Lola, asesinada en Valizas en 2014 cuando tenía 14 años, se había reunido con Juan Gómez, fiscal de Corte, para exigir avances en la investigación. La actual fiscal del caso es Jessica Pereira.
Por el caso, hasta ahora, sólo había un procesado con prisión por encubrimiento. Ángel Moreira, conocido como el Cachila, fue detenido en 2019 y procesado inicialmente por homicidio especialmente agravado en calidad de coautor. El hombre, de 33 años, admitió haber estado con la víctima el día de su muerte, dijo que ella se desmayó y que cuando le tomó el pulso comprobó que estaba muerta. Luego de la apelación, la Fiscalía cambió la carátula a encubrimiento.
Se llegó al presunto femicida a través de las muestras de ADN halladas en las pertenencias de Lola. A las personas que ingresan al sistema carcelario se les toma una muestra de ADN para una base de datos que fue creada en 2011. Así fue que se logró vincular al responsable de este caso, a través de un familiar que fue privado de libertad. Al realizarle las pruebas de ADN, hubo coincidencias con las muestras encontradas en las pertenencias de Lola.
En conferencia de prensa, se explicó cómo fue el proceso para dar con el ahora procesado. Participaron en ella los dos abogados defensores de la familia de Lola: Jorge Barrera y Juan Raúl Williman; Juan Gómez, fiscal de Corte; Juan Giménez; juez del caso; Luis Alberto Heber, ministro del Interior; Guillermo Maciel, subsecretario del Interior; Diego Fernández, director de la Policía Nacional; Jorge García Montejo, jefe de Policía de Rocha; y Fabio Quevedo, director Nacional de Policía Científica.
El director de Policía Científica explicó que lo que “nos ha traído hasta acá” es el hallazgo de “quien depositó su material genético en la escena del hecho: en la toalla que llevaba Lola el día que murió y en su DNI”.
Quevedo explicó que el laboratorio de registro nacional de huellas genéticas tiene como tarea principal desarrollar una base de datos “con todos los perfiles genéticos de nuestras cárceles, de todo el perfil genético criminal”. “Esto comenzó allá por el año 2011, cuando se creó la ley y se pudo empezar a trabajar a partir de esa fecha”, señaló. “En 2014 quedó completa esa base de datos con toda la base criminal, que se ha ido manteniendo y actualizando periódicamente cada vez que una persona es formalizada por distintos delitos, con y sin prisión”, indicó. “Con esa base de datos ya establecida, se empieza a trabajar en la escena del hecho: se relevan muestras genéticas y se puede establecer un perfil genético, se confronta con esta base de datos y es ahí cuando podemos establecer la participación de el o los autores que se investigan”, detalló.
Desde principios de 2015, con las muestras se pudo extraer un perfil genético. “Ese perfil genético fue confrontado con toda la base criminal que tenemos y no hubo ningún match. Había que seguir trabajando y se siguió confrontando con todos aquellos nuevos perfiles que fueron ingresando en esa base de datos, sin tener los resultados. La dueña de ese perfil genético no se encontraba en nuestra base de datos. Ahí surgen algunas ideas de cómo seguir trabajando.
Natalia Sandberg, genetista encargada del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica del Ministerio del Interior, propuso un cambio de estrategia que fue determinante: ir por la línea materna. “Se optó por seguir la línea paterna, con la que se pudo confrontar varios perfiles genéticos, y tampoco tuvimos resultados”, dijo Quevedo.
“Se siguió con la línea autosómico, con la que podemos estudiar tanto la línea materna como la paterna. Fue ahí que, con los detalles que obtuvo la genetista, se les aconsejó a los investigadores sugerirle a la Justicia la extracción de muestras a una mujer que compartía [ADN] con una persona en particular. Así, se le tomó la muestra y se la confrontó con los datos del banco de datos, y se confirmó que era la madre de esa persona. Así que teníamos a la madre de la persona que había dejado su muestra en la escena del hecho. A continuación, se transfiere esa información a los investigadores y se logra establecer que el ahora procesado podría estar vinculado al hecho y que era el hijo de esta mujer”, explicó.
El hombre fue detenido y allí se le tomaron las muestras de sus pertenencias, entre ellas un cepillo de dientes y otras cosas usadas. “Se extrae el perfil genético y coincide plenamente con el perfil que se había dejado en la escena del hecho. Se le saca una muestra a la persona y esa muestra también dio match con la muestra que se levantó en la escena del crimen. Así que supimos que esa persona estuvo presente en la escena del hecho de alguna forma y dejó su huella en el lugar”, indicó.
García Montejo explicó la reconstrucción que se hizo de la línea materna: “Es una señora que tuvo 11 hijos de tres padres distintos: nueve varones y dos mujeres. De esos nueve varones, teníamos la muestra de tres que tenían antecedentes y que se descartaron, otro está ausente [desaparecido], y de otro no había registro porque la madre lo había entregado a los 18 días”. “Se hicieron tareas de investigación y se llegó al hombre hoy procesado”, que era justamente ese bebé que había entregado la mujer.
Tras el allanamiento realizado para detenerlo, Sena se negó a dar su muestra de ADN y por eso se lo extrajeron de sus pertenencias. El resultado fue positivo. Según consignaron, después aceptó dar su muestra de ADN y se reconfirmó la coincidencia.
Sobre por qué mató a la adolescente, Giménez señaló que el procesado “no admite haber dado muerte a Lola”, así que “en principio no se puede contestar cuál es el móvil del hecho”.
Respecto de la investigación, afirmó que es “difícil” responder a la pregunta de si está cerrada. “El auto de procesamiento divide el proceso en dos partes: presumario y sumario penal. Dictado el auto de procesamiento, empieza el sumario penal, cuyo fin es una sentencia. La sentencia, por el CPP de 1980, tiene dos posibles contenidos: una condena y una absolución. Entre una etapa y la otra hay etapas probatorias. Cuando el Ministerio Público acusa, la defensa tiene el derecho de ofrecer pruebas, y eso le abre la posibilidad a la Fiscalía de ofrecer contraprueba de lo que diga la defensa. Esto quiere decir que hoy, que recién se inicia el sumario penal, con todas esas etapas, no se puede saber si la defensa y la Fiscalía, en esta primera oportunidad, van a ofrecer o no prueba, y después, si ocurrida la demanda acusatoria por parte del Ministerio Público, si van a ofrecer pruebas o no”, detalló.
Tampoco se puede afirmar con certeza que sea Sena quien la mató. En este sentido, Giménez se explayó con un análisis desde lo jurídico: “El inicio del sumario penal dice que hay un delito y que hay una persona que está vinculada con ese delito. Eso es lo que permite, de acuerdo al CPP, iniciar el juicio penal propiamente dicho”. “Con la sentencia se va a dar la certeza jurídica de si la persona que hoy está sujeta al proceso penal porque hay elementos que la vinculan con homicidio” fue efectivamente quien lo cometió, indicó. Si bien dio por hecho que por algo “se la vincula con un homicidio muy especialmente agravado”, aclaró que “lo que no puedo decir es que este hombre sea el que mató a Lola Chomnalez, porque estaría prejuzgando”. “El día que pueda decir eso será cuando se dicte la sentencia. Y si tras la apelación, los medios impugnativos son resueltos y se confirma lo que dijo el juez en primera instancia. Ahí se puede decir que hay certeza jurídica, pero en el medio no lo puedo decir”, enfatizó.
La versión del procesado
Sena admite haberse encontrado con la mochila y haber sustraído dinero de su interior. Esa es la respuesta de por qué deja material genético. Ese es su relato. Hoy el indicio preponderante es la muestra genética. Después, la versión de la persona tiene que ser contextualizada con el resto de los elementos de prueba que hay en las 3.600 fojas que permiten concluir que estaba vinculado al hecho. No es solamente la huella genética, sino el análisis global de todo el expediente.
A propósito de la investigación, García Montejo afirmó que hace más de seis meses que la investigación se estaba basando en la patrilínea; “se cambió a la línea de investigación de la matrilínea hace una semana por una cuestión de practicidad. Cuando la investigación gira hacia la matrilínea, se da con el hallazgo”, explicó Giménez. Sobre por qué cambiaron de estrategia, señaló a una genetista que propuso, que “tuvo que cambiar por un obstáculo”, que el juez dijo “se lo quiere reservar”.
“En la matrilínea había 11 personas para seleccionar porque tenían 11 hijos”, indicó. Tenía que ser un hombre, por lo que las opciones pasaron a ser nueve. “Se hizo un análisis de esas 11 posibilidades y se eligió una: se eligió la correcta”, señaló. Por eso, “no se detuvo a 11 personas, pese a que había tres que estaban recluidas y una ausente”.
En lo que respecta a la vinculación con Moreira, el juez comentó que su expediente es paralelo a este y que “esta persona dice que no lo conoce al Cachila [Moreira]”.
Para el juez, no hubo errores en la investigación, sino que “fueron distintas líneas” las que se llevaron adelante. “La línea actual es distinta a la que se siguió desde el principio”, dijo. Y aclaró que si en diciembre de 2014 se hubiera hecho este análisis, “este señor no estaba” e incluso “si fuera hace dos días, tampoco estaba”. “Si una persona estuvo privada de libertad antes del banco genético [creado en 2011] y como él, estuvo antes [en 2009] no iba a estar”.