Jorge Vázquez fue subsecretario del Ministerio del Interior durante diez años, mientras Eduardo Bonomi estuvo al frente de la cartera y, por lo tanto, formó parte de las grandes decisiones que tomaron los gobiernos del Frente Amplio (FA) en este aspecto durante la última década. Con la vuelta de la seguridad como una de las mayores preocupaciones en la población y el aumento de los homicidios, Vázquez fue entrevistado en el periodístico Nada que perder, de M24, donde dijo ver “con preocupación” lo que sucede “desde el punto de vista de la seguridad pública” y entendió que se debe a la forma en la que el gobierno se ha adaptado a su nuevo rol luego de muchos años siendo oposición.
“En la oposición uno puede tener un montón de ideas, un montón de críticas y encontrar un montón de flancos para poderlos utilizar desde el punto de vista político para enfrentarse al otro, pero cuando uno está en el gobierno su responsabilidad es buscar soluciones a los problemas de la gente”, señaló el exjerarca.
En este sentido, Vázquez se preguntó “si debemos descargar en el Ministerio del Interior y en particular en la Policía la responsabilidad de tener una sociedad más violenta” y consideró que si se piensa “que la responsabilidad es exclusivamente de la Policía, le vamos a seguir errando”.
A modo de autocrítica de los años en los que estuvo en la cúpula del ministerio, Vázquez entendió que faltó “mucha cosa” y que “quizá” se tuvo “una comprensión un poco sesgada de la cosa y que nos llevó a que nos faltara tener determinadas acciones que permitieran que la seguridad fuera mejor en Uruguay”.
De todas formas, criticó que en el país los tiempos políticos se midan “en cinco años”, lo que dura un período de gobierno. Lo que se debe hacer, según Vázquez, es construir “políticas de largo aliento”.
Vázquez subrayó que durante su gestión se encontraron con “una Policía que había sido descuidada durante muchísimos años, pauperizada, sin móviles, sin equipamiento, sin una moral adecuada para llevar adelante su función”, y entonces la principal preocupación fue “crear las condiciones necesarias para una nueva Policía, que empezó por dignificar el trabajo, que significa aumentar el salario”, es decir, de acuerdo a Vázquez, que “el funcionario no tuviera que perder una enorme cantidad de tiempo buscando changas y que asumiera el rol social que le estábamos asignando”.
Consultado por la administración actual del Ministerio del Interior, que encabezó primero Jorge Larrañaga y, tras su fallecimiento, Luis Alberto Heber, Vázquez recordó la frase que se convirtió en una especie de consigna para la Policía en los últimos dos años: “Hay orden de no aflojar”. “Como consigna es buena, pero ¿qué le decimos a la Policía? ¿la Policía aflojaba? Estamos desmereciendo” su trabajo, consideró Vázquez, y entendió que “por otro lado” se les está dando “un manijazo que después es difícil de controlar”, y lo que se debe hacer es “darle a la Policía pautas claras de funcionamiento”. Al mismo tiempo, señaló que durante los gobiernos del FA se impulsaron “la ley orgánica policial, el código de ética elaborado por gente de mucho prestigio” y un cambio de “impronta muy volcada a la búsqueda de soluciones”.
Además, Vázquez se refirió a que hay “una cantidad de hechos vinculados con el tema de la corrupción” a los que el gobierno debe “cerrarle el camino”, porque se dan “cuando uno no les aumenta el salario a los policías, cuando les aumenta el costo de vida, cuando la gente puede comprar menos cosas con el dinero que tiene”.
Otro de los grandes lineamientos del gobierno respecto de la seguridad tiene que ver con el “respaldo a la Policía” en comparación con los años anteriores. Según Vázquez, este respaldo es “más simbólico que otra cosa”, sobre todo en la ley de urgente consideración (LUC). Sin embargo. “a la luz de los hechos concretos, el juez va a analizar la acción policial, y si el policía tomó una acción que no corresponde lo va a sancionar, lo va a castigar” y se refirió a “aquellas cosas ambiguas como el desacato”, en el entendido de que “hay cosas que pueden ser interpretadas como desacato por el policía y cuando uno va al juez, el juez le dice ‘lo hizo o no lo hizo’”.
“En este período de gobierno de la coalición no hay un plan claro de lo que van a hacer, no puede estar centrado exclusivamente en la acción policial”, continuó Vázquez, que además entendió que “el ministro [Luis Alberto] Heber podrá tener muy buenas intenciones pero no hay un plan integral donde los temas de seguridad pública se enfoquen de manera diferente”, y este plan tiene que incluir “políticas de Estado” y tiene que haber un plan global, teniendo en cuenta “cuál es la población objetivo que hay que proteger: la juventud”. En Uruguay, “el delito tiene cara de joven, pobre y muchas veces de mujer” insistió, y llamó a trabajar sobre “el fenómeno del microtráfico”.
“Está demostrado que uno cierra una boca [de droga] y se abren dos”, sostuvo el exjerarca, y entendió que “si logramos pegarle al que trae la droga, ¿cuántos intermediarios no van a tener droga para vender? Se supone que en general esas operaciones son de carácter muy reservado, pero no hemos visto acciones tendientes en ese sentido”, sentenció.