Durante la noche del jueves 28 se produjo un incendio intencional en la celda 49 del módulo 4 del Comcar, habitada por ocho personas. Como resultado, dos privados de libertad murieron y hubo seis heridos graves. En una conferencia de prensa brindada por el Ministerio del Interior este viernes 29, el director del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Luis Mendoza, dio explicaciones sobre lo sucedido.

Mendoza describió que, según declaraciones de uno de los internos, que resultó afectado con quemaduras y lesiones leves, los privados de libertad que provocaron el incendio se acercaron a la celda 49 por la parte de atrás, donde hay una ventana, y pidieron un teléfono celular que “supuestamente tenían”, pedido al que quienes estaban en la celda se negaron. Ante esto, lanzaron “una lamparita” rociada con líquido inflamable, y después de eso tiraron una “lanza”, es decir, un palo con una punta en la que insertaron un pedazo de polifón de colchón prendido fuego. De esa forma se encendió el líquido inflamable y se produjo el incendio.

El director señaló que esto ocurrió debido a “problemas internos” entre los privados de libertad y que las autoridades están “trabajando en la resolución del conflicto por medios pacíficos”, y aseguró que en este caso no hubo motín. “Fueron directamente a esta celda”, por lo que la hipótesis de trabajo para la investigación que manejan es que los internos tenían “un problema”, que puede haber sido “carcelario” o “de afuera”. Agregó que si la desencadenante fue la segunda causa, “cuesta que ellos declaren”.

“Hablé con dos [privados de libertad] que estaban en mejores condiciones y guardan silencio, solamente dicen lo que ya conté”, dijo el jerarca y apuntó que “hay que estudiar y trabajar desde el punto de vista de problemas carcelarios y problemas que muchas veces vienen de afuera”.

Mendoza reafirmó que “fue un atentado cometido por otros internos, debido a otros problemas que se tratan de esclarecer, contra otros internos que estaban dentro de su celda”. La única escapatoria de los seis hombres que resultaron con lesiones fue romper la pared de bloques para “pasar a la celda lindera, lo que les permitió salvar su vida”.

De las ocho personas que estaban en la celda, dos fallecieron, cuatro terminaron con lesiones graves que consisten principalmente en quemaduras en el cuerpo y problemas en las vías respiratorias, ya que el humo era tóxico, y dos presentan lesiones menos graves. Ahora están internados en el Centro Nacional de Quemados, los hospitales Pasteur y Maciel, y en un centro privado.

Hipótesis sobre el líquido inflamable y la punta

Consultado sobre la obtención del líquido inflamable que usaron, Mendoza indicó que hay dos hipótesis. Debido a la gran cantidad de lluvia, creció bastante el pasto, lo que “perjudica la visibilidad” que los militares ubicados en la garita tienen del patio. Se hizo, entonces, un “operativo de corte de pasto” del que se encargaron los internos. La primera hipótesis apunta a que los funcionarios habían visto una “botellita chica que tenía resto de líquido inflamable” que fue sacado “supuestamente” de las máquinas de cortar pasto, o sea que “sacaron el combustible en una botellita”.

La segunda hipótesis tiene que ver con los elementos prohibidos que ingresan a la unidad. Mendoza constató que una funcionaria penitenciaria había ingresado una “garrafa grande de agua mineral de seis litros”, lo que “aparentemente” era agua, y también “dos botellas grandes” de una bebida con “fruté de manzana”. Declaró que vienen trabajando con información de que “no es la bebida que dice la etiqueta”, sino que el agua en realidad era vodka y la bebida de manzana era whisky.

Sobre la punta en posesión de los reclusos con la que prendieron fuego la celda, Mendoza dijo que no se había podido requisar. “Se ve que esa punta, que es chiquita, no fue detectada por la requisa, se detectaron muchos elementos, y ese ve que pasó la requisa”.

Condiciones de las celdas

Ante la pregunta de cómo salieron de la celda los reclusos que provocaron el incendio, el director del INR dijo que, si bien todavía tienen que confirmarlo y es parte de la hipótesis, dado que “hay cerca de 5.000 privados de libertad”, a veces “no se puede controlar todo” y por eso los reclusos aprovecharon para salir por medio de barrotes que “no estaban bien puestos”.

El director del INR resaltó que ahora la celda tenía ocho personas pero antes tenía 11 o 12, y dijo que están descongestionando. Anunció que en enero se va a inaugurar un módulo nuevo, el 1, el que “hace diez años fue vandalizado en un motín”, y que ahora los internos lo repararon y lo dejaron en “muy buenas condiciones”.

“Son 500 plazas, y esas plazas van a ser para descongestionar”, afirmó, y reconoció que ocho es un número superior a la capacidad.