Villa Española aparece como uno de los principales territorios en disputa por grupos criminales asociados al narcotráfico en Montevideo, con enfrentamientos armados, homicidios, represalias, balaceras permanentes y amenazas. En este marco, surgió un mensaje que circuló en el barrio y atemorizó a los vecinos, que atraviesan la tensión de estos enfrentamientos diariamente.
“A raíz de la muerte de nuestro niño Ezequiel, le queremos informar al barrio Villa Española que no salga a la calle porque habrá venganza. Sálvese quien pueda”, dice uno de los mensajes, firmado por la “Familia Suárez”.
Otro de los mensajes que circularon en el barrio plantea: “Vecinos de Villa Española: queremos pedir disculpas por los disparos en el barrio. Tuvimos que bajar a este muchacho de Corrales de la banda de Los Pibitos por venganza. Pedimos al barrio que se mantengan en sus casas porque vamos a seguir. No vamos a parar hasta terminar con todos esos gusanos. ¡Las calles son nuestras! Para los que quieren saber quiénes somos: somos los hijos del Bicho, los que estamos sonando. Gracias por su atención y a cuidarse, y sálvese quien pueda”, cierran al igual que en el otro mensaje, en este caso acompañado por un ícono de un arma.
La banda de “Los Pibitos” se asocia al clan comandado por “Los Suárez” y “Los del Bicho” está asociada a la banda de “Los Albín”.
“Permanentemente estás escuchando ruido de ametralladoras”
Sobre las nueve de la noche del jueves, Villa Española parece en calma. Hay varias casas con las puertas abiertas, algunos vecinos en el frente de la casa, algunas reuniones en las esquinas y otros haciendo mandados con niños. Varios comercios de la zona permanecen abiertos, en su mayoría atendiendo por la reja. La esquina donde la semana pasada ocurrió la balacera que dejó atrapado a un ómnibus, Camino Corrales y Antonio Serratosa, permanece a oscuras, según los vecinos apenas duran pocas horas las luminarias públicas en el lugar, algo que los vecinos entienden como una demostración de poder de la familia Suárez, quienes viven en esa esquina. Media cuadra por Corrales hacia el centro del barrio está abierto el Club Social El Galpón de Corrales, que tiene más de 25 años en el barrio, y un poco más hacia el lugar de la balacera, pese a la oscuridad, está abierto un quiosco. Varios patrulleros dan vueltas por el barrio, mientras que hay algunas guardias fijas, como una camioneta de la Guardia Republicana que permanece en la puerta de la escuela 117, en donde la semana pasada se registró un tiroteo al mediodía.
A poco más de dos cuadras de la casa de los Suárez, por la calle Irureta Goyena, está la casa de los Albín, el otro grupo vinculado al narcotráfico que disputa el territorio. Los vecinos coinciden en que esta calma, generada por operativos de saturación, no va a durar más que un par de meses, luego la Policía se va, los integrantes de los Suárez y los Albin regresan al barrio y retornan los enfrentamientos y el estado de alerta para los vecinos. “Yo ahora estoy acá afuera pero estoy ubicada estratégicamente para poder ver si viene una moto o algo y tengo que meterme para adentro”, comentó una vecina.
Si bien los vecinos coinciden en que los integrantes de las bandas no los agreden directamente, temen ser víctimas de una bala perdida o quedar atrapados en un intercambio de disparos, como ya ha ocurrido. “Acá han muerto inocentes”, comentó otro vecino, que señala que las balaceras poco a poco se han ido expandiendo en territorio y en horarios. Los vecinos que hablaron con la diaria plantearon que el temor a rapiñas o hurtos no es su principal preocupación, incluso algunos señalaron que vivir cerca de una boca les brinda cierta seguridad en la medida en que quienes la cuidan también corren a rapiñeros, o cuidan la limpieza alrededor de los contenedores. “No es que hay una onda delictiva, es una pugna por el territorio de muy pocas cuadras, en una guerra interna en la que se matan entre ellos, tienen armas de todo tipo y color y no tienen hora”, expresó uno de los referentes del barrio. “Vos estás en su casa y permanentemente estás escuchando ruidos de ametralladoras”, comentó otra.
Ninguno escuchó que existan peajes para transitar por el barrio o extorsiones por parte del crimen organizado para permitir el funcionamiento de los comercios, pero coinciden en encontrar inexplicable que la Policía no cierre las bocas. “Todos los que conocemos el barrio sabemos quiénes son, sabemos dónde están, la Policía también lo tiene que saber. Me cuesta creer que no puedan darle garantías a un barrio”, dijo otro vecino. En la mañana del viernes el barrio seguía en condiciones similares, con más patrullaje de la Guardia Republicana que en la noche y con retenes policiales sobre las calles de ingreso al barrio que inspeccionaban a los vehículos que pasaban por allí. A menos de media cuadra de la esquina del tiroteo que generó el operativo de saturación, unos 20 niños realizaban una coreografía en el patio de entrada de un centro educativo que celebraba el fin de cursos. A pesar de la tranquilidad que trajeron los operativos, algunos vecinos escucharon algunos intercambios de disparos en la noche del jueves, a unas cuatro o cinco cuadras de Camino Corrales.
Los integrantes de los Suárez y los Albin son caras conocidas por los vecinos, dado que sus hijos conviven en las diferentes actividades y centros sociales del barrio y algunos adultos fueron compañeros de escuela o de fútbol de la primera o segunda generación. Algunos vecinos tienen más conocimiento que otros sobre las caras y a qué familia pertenece cada uno, o a qué grupo responde cada boca, pero identifican en el territorio, la casa de las dos familias. Los Suárez y los Albin tienen más de 30 años en el barrio, comenzaron con otro tipo de negocio delictivo como el contrabando y el tráfico de carne, pero luego con la llegada de la pasta base avanzaron en la distribución de drogas ilegales, que hoy es su principal negocio. Las familias se hicieron conocidas en la primera década de 2000 y están totalmente ligadas al barrio y sus actividades. Si bien se ven ingresar al barrio “autos como los de las películas”, tanto los Albín como los Suárez viven en condiciones bastante precarias.
Todos los vecinos consultados coincidieron en que en un barrio de 30.000 personas, entre los Albin, los Suárez y sus socios no llegan a ser más que algunas decenas de personas. Entre los vecinos, además de miedo, hay cansancio e indignación por las situaciones que están viviendo, particularmente al recordar casos de usurpaciones de viviendas por parte de estos grupos, las muertes de personas que no estaban vinculadas al crimen organizado, o de algunos niños que vieron crecer y fueron asesinados en la adolescencia, apenas un tiempo después de vincularse a alguna de las organizaciones. Al pensar en los niños del barrio, el “ellos y nosotros” se desdibuja: “A esas escuelas -que son afectadas por los tiroteos- van los hijos de ellos también, es como que no miden las consecuencias y los niños que crecen allí se crían con esos ejemplos”.
“Hoy no tenemos claras las estrategias para salir de esto, vemos a los gurises y las gurisas en esas bocas, pero si les vas a hablar no los podés increpar porque te conocen, saben dónde vivís y está la vida de por medio”, reflexionó una vecina.
Las balaceras cotidianas empezaron hace unos cuatro o cinco años, lo que trajo nuevas costumbres al barrio, como acompañar a la parada de ómnibus a los familiares, avisar cuando hay balaceras para que no entren al barrio, ir de la parada de ómnibus a la casa hablando por teléfono, no llevar a los niños a la escuela cuando hay tiroteos cerca, tener que bajar del taxi a unas cuadras porque no ingresa al barrio, o no poder festejar un cumpleaños infantil cuando implica convocar a niños que no son de la zona. “¿Vos dejarías a tu hijo en un cumpleaños acá?”, cuestionó un vecino. “Ellos van encapsulando el barrio y los vecinos quedamos sin determinados servicios porque hay funcionarios que no vienen, con toda razón, porque los roban o hay tiroteos. Se va creando un temor colectivo que va más allá de los propios vecinos”, señalaron.
Este año no se correrá la maratón organizada por la Agrupación de Atletas del Uruguay, que se realiza hace 17 años en el barrio. En la edición del año pasado hubo un tiroteo en plena competencia, lo que desplazó a los inspectores de tránsito que trabajaban en el lugar y quedaron unos mil competidores sin protección. Este año personas allegadas a los Suárez y los Albin le informaron a los organizadores que no estaban dadas las condiciones para correrla.
“Las madres llevan a sus hijos a la escuela y van mirando. Lo peor de todo es que entramos a naturalizar esto, sentimos los balazos y decimos ‘está caldeada la cosa’, pero esas balas que van al aire, en algún lado caen”, expresaron.
Los vecinos asocian el cierre de Funsa, que empleaba unas 4000 personas, y la irrupción de la pasta base, a principios de 2000, con el tiempo de “declive del barrio”, pero mantienen cierta expectativa de que se puede recuperar la tranquilidad basados principalmente en no resignar el uso de espacios públicos y la organización de actividades, y lograr una persecución policial genuina al crimen organizado en la zona. “Esto es un circo, les avisaron por la prensa como dos días antes [del operativo de saturación], ¿y qué van a encontrar?”, expresó uno de los vecinos que puso como ejemplo de que no hay una persecución real a las bandas la existencia de una boca ubicada en Gobernador Viana y Julio Roletti que funciona en el mismo lugar desde hace décadas.
La respuesta del Ministerio del Interior
En conferencia de prensa esta semana, el ministro del Interior, Nicolás Martinelli, fue consultado por la situación de Villa Española, y le dio la palabra a José Azambuya, director de la Policía Nacional, para que respondiera.
Según Azambuya, montaron un operativo allí “en distintas capas, con la Jefatura de Policía de Montevideo y con la Guardia Republicana, distintos horarios y eventualmente también con patrullaje aéreo”. “Obviamente que vemos que es dinámico; si bien el patrullaje está colocado dentro de los cuadrantes, muchas veces los equipos no cubren todo el cuadrante, sino que se despegan de un lugar a otro”, aclaró, y explicó que “eso provoca, por lo dinámico que es el patrullaje, que en algunos espacios haya vacíos”.
“De todas formas, nosotros estamos nuevamente reviendo ese patrullaje, hemos incautado armas allí, obviamente hemos visto que hay presencia todavía, se ha trabajado con la Dirección de Investigaciones a los efectos de ahondar un poco más en lo que refiere a la incautación de armas, y tenemos investigaciones avanzadas al respecto”, manifestó.
Según Azambuya, “seguimos analizando día a día, seguimos tomando medidas; no vamos a parar en la investigación, en el patrullaje y en la persecución de aquellos que cometen delitos, y vamos a utilizar todas las herramientas que tiene la Policía Nacional para tratar de mitigar esa situación que se está dando en Villa Española”.
Consultado sobre los mensajes que circularon y las balaceras que se reiteran, Azambuya repitió que “ya reforzamos la situación allí, estamos monitoreando, no solamente con la Jefatura de Policía de Montevideo, sino con la Dirección de Investigaciones, toda esa información”. “Estamos desplegados por tierra, por aire, y estamos monitoreando constantemente la situación”, enfatizó.
Más seguridad para el transporte
A partir del aumento de la violencia y luego de que una bala perdida ingresara a un ómnibus, se definió un cambio de recorrido en las líneas 79 y 306, que atraviesan el barrio. Por estos hechos, la Unión Nacional de Obreros y Trabajadores del Transporte y la Asociación Sindical de Cooperativistas y Obreros del Transporte se reunió el martes con el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Matías Terra, y el jefe del Estado Mayor de la Policía, Richard Cabral, para intercambiar sobre la situación en Villa Española.
Terra planteó en rueda de prensa que en la reunión asumieron coordinar de forma centralizada patrullaje específico para estos recorridos para así poder dar garantías para que los ómnibus retomen su recorrido habitual. Cabral, por su parte, informó que se va a disponer puntos permanentes de control para detectar armas y hechos de apariencia delictiva en la zona. Por otra parte, destacó que la Dirección de Investigaciones de la Policía Nacional y la Fiscalía continúan trabajando en las causas vinculadas al crimen organizado en el barrio.
Operación Baygon: 17 allanamientos simultáneos en Villa Española
El miércoles, el Ministerio del Interior realizó 17 allanamientos simultáneos en el barrio. “Esta intervención comienza con la intensificación del patrullaje con el grupo de operaciones especiales de la Guardia Republicana y unidades de respuestas móviles de la Jefatura de Policía de Montevideo, además de vigilancia por parte de equipos de investigaciones y el monitoreo de cámaras de vigilancia y control aéreo con drones y vuelos de la Aviación Policial”, informaron desde la cartera.
Según consignaron, “esta operación se efectuó en coordinación con varias dependencias de la Policía Nacional, Direcciones de Investigaciones, Hechos Complejos, Información e Inteligencia, Jefatura de Policía de Montevideo, Guardia Republicana, Policía Científica y Centro de Comando Unificado, que en la planificación cruzaron información entre las dependencias, analizaron evidencias e investigaciones previas, que permitieron obtener las órdenes de allanamientos, para poder realizarlos en forma simultánea y generar el gran impacto deseado”.
Se detuvo a cinco hombres de 18, 19, 25, 38 y 45 años. El detenido de 25 años fue imputado por un homicidio ocurrido en el barrio el 30 de noviembre. Fue formalizado por homicidio agravado por arma de fuego. Se dispuso su prisión preventiva.
Por otra parte, otro de los detenidos hizo un acuerdo abreviado con la Fiscalía de Estupefacientes de 4º turno, a cargo de la fiscal Angelita Romano, por un delito de depósito de estupefacientes prohibidos agravado y tráfico interno de armas de fuego. Se dispuso una pena de cuatro años de prisión efectiva.
En los allanamientos se incautó: dos armas de fuego, municiones de varios calibres y vainas; tres chalecos antibalas; un chaleco de seguridad; varios envoltorios de cocaína y pasta base; tres balanzas de precisión; dinero en pesos uruguayos y en dólares; nueve equipos de radios portátiles (handies); y teléfonos celulares.
Pablo Benítez, vocero del Ministerio del Interior, dijo a Telemundo que fue un operativo coordinado por varias reparticiones de la Policía para “poder abordar varios objetivos y poder llegar a realizar estos 15 allanamientos de forma simultánea”. “Esperamos obtener buenos objetivos justamente para poder seguir avanzando”, indicó.
Benítez señaló que, además de buscar aclarar homicidios y tiroteos en el barrio, se proponen atender “la situación que se vive a diario, las situaciones que vemos a diario, que son de público conocimiento” y que “en base a eso se pretende aclarar otros hechos y poder recabar información a través de los allanamientos y evidencia que nos permita seguir avanzando en la investigación”.
Sobre el trabajo de los últimos días, Benítez indicó que “se intensificó el patrullaje, sobre todo con efectivos de la Guardia Republicana, que están constantemente en diferentes puntos del barrio para que haya un patrullaje en todo el barrio y poder controlar situaciones que se dan”. El vocero de la cartera dijo que la Jefatura de Policía de Montevideo también intensificó el patrullaje y que lo mismo hizo Investigaciones e Inteligencia para poder realizar los allanamientos.
El ministro del Interior habló en sus redes sociales sobre esta intervención. Según expresó en su red X: “Continúa la intervención en Villa Española. 7 unidades de la Policía Nacional trabajando coordinadamente para realizar 17 allanamientos simultáneos, con más de cien efectivos en tres puntos del barrio. Fueron detenidas cinco personas. Incautaron armas, drogas, chalecos, municiones y celulares. En nombre del Ministerio del Interior y a través del director nacional, José Manuel Azambuya, felicitamos y respaldamos el trabajo profesional de todos los que participaron”.