El fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, pidió el procesamiento con prisión del militar en situación de reforma, Ricardo Turco Arab, por el fusilamiento de cinco militantes del MLN en la localidad de Soca, en diciembre de 1974.

Perciballe pidió el procesamiento de Arab por cinco delitos de homicidio muy especialmente agravados, dos delitos de privación de libertad en perjuicio de Amaral García y de Julio Cesar Abreu, un delito de abuso de autoridad contra los detenidos y un delito de supresión y suposición de estado civil en perjuicio de Amaral García.

En el pronunciamiento de la fiscalía, al que accedió la diaria, Perciballe plantea que resulta “absolutamente probado” que el procedimiento estuvo a cargo de agentes del Departamento III del SID, al que pertenecían José Nino Gavazzo, Manuel Cordero, José Ricardo Arab y Gilberto Vázquez, “más allá de que la orden de la ejecución debió ser dada al más alto nivel”.

Además, agrega el testimonio de Arab ante la Justicia sobre su desempeño como integrante del SID en Argentina. Arab admitió que, entre 1971 y 1976, con el rango de capitán cumplió tareas como enlace en el exterior, concretamente en la sede central de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).

“Como culminación de un largo y eficaz trabajo de inteligencia del equipo el cual integra este Señor Oficial, se obtiene un importante objetivo en la lucha antisubersiva, tal objetivo significó a la organización extremista la pérdida de un año de trabajo y un tiempo más largo para poder reclutar los pocos y diversos simpatizante con que cuenta el país. Demuestra con ello su capacidad de trabajo y profundo conocimiento de la labor de inteligencia”, señala el legajo de Arab, con referencia a su desempeño en el SID.

En noviembre de 1974 los militantes del Movimiento de Liberación Nacional, Floreal García, Mirtha Hernández, Héctor Brum, María de los Ángeles Corbo y Graciela Estefanell fueron secuestrados en Buenos Aires, cuando estaban en el exilio y trasladados a Uruguay, donde fueron torturados en la casona de Punta Gorda y, el 20 de diciembre, un día después del asesinato del coronel Ramón Trabal en Paris, fueron fusilados en la Ruta 70, a las afueras de la localidad de Soca.

El hijo de Floreal García y Mirtha Yolanda, Amaral García, de tres años, fue secuestrado junto a sus padres y entregado a una pareja de funcionarios de inteligencia argentina, y luego recuperado en 1985.