En el marco de la investigación asociada a Alejandro Astesiano, exjefe de la custodia presidencial de Luis Lacalle Pou, actualmente condenado por múltiples delitos, cayó la cúpula de la Policía completa. Diego Fernández, director de la Policía Nacional, y Jorge Berriel, subdirector ejecutivo de la Policía, que fue imputado por este caso, fueron relevados. Héctor Ferreira, subdirector administrativo de la Policía y también indagado, había renunciado en diciembre por esta causa. El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, afirmó que los cambios eran para “consolidar los éxitos” y negó que tuvieran relación con el caso Astesiano, pero Lacalle Pou lo contradijo y reconoció que fue “un elemento más”.

El 10 de marzo de este año, el fiscal Fernando Romano, que estaba subrogando a Gabriela Fossati porque estaba de licencia médica, le tomó declaración a Astesiano en la cárcel, con autorización judicial, porque el exjefe de seguridad presidencial dijo que estaba amenazado. Según la declaración, a la que accedió la diaria, Astesiano habló sobre su relación con Fernández: “Fui custodia de Peñarol, trabajé con Fernández”. También dijo que trabajó “con todos”. “Sé cuidar. Soy inteligente. Quiero llegar al fondo de algo y llego al fondo de algo. Como hacía con esto, que agarré a Berriel, trabajé con Berriel por el tema policial, si no la gestión es imposible”.

Astesiano afirmó que no tenía acceso al Sistema de Gestión de Seguridad Pública: “Yo no tengo acceso a la computadora, no tenía acceso SGSP ni a las cámaras. Tenía que llegar a alguien para obtener esas cosas”.

En este sentido, explicó que por eso “tenía que pedirlo, y si el funcionario tenía acceso me pasaba la información”. “Yo me manejaba mucho con los jefes, con Ferreira también”, explicitó. Consultado sobre si Fernández sabía sobre esto, contestó: “Le voy a decir algo: con Diego Fernández nunca tuve ‘mella’. Se lo digo de frente. Nunca tuvimos buen ‘quórum’”.

A continuación de esto, declaró que dos familiares del exdirector de la Policía Nacional fueron entrevistados encubiertos por el programa Santo y seña: “Es más, en el programa Santo y seña, dos personas se presentan y dicen ahí que les había comprado una casa y no se la había pago, y que me quedé con unos cuadros de una señora. Se presentan dos en Santo y seña, con otros nombres, con la cara tapada, diciendo eso”. “Uno es Adrián Umpiérrez Fernández, que es el sobrino de Fernández, y la otra señora es la hermana de Fernández que vive en Argentina. ¿Sabe lo que hizo el hombre? Me traspasó un alquiler. Nunca le compré nada ni le debí nada. Hay mensajes con él, de ahora que yo viajé a España con mi señora, que me pone: ‘Tenés que largar esto, vos tenés cáncer’, porque yo estoy jodido del páncreas, ‘Mirá cómo estás, Alejandro’. Y el loco después hace eso en Santo y seña”, agregó.

Según Astesiano, Fernández “me veía cuando yo iba a hablar con Ferreira y con Berriel”. “Venía y me saludaba”, indicó. Consultado sobre si sabía de qué hablaba con Ferreira y Berriel, porque al estar supeditados en jerarquía el fiscal afirmó suponer que le compartirían la información, respondió: “Adelante mío nunca se habló nada. Venía Diego y me saludaba: 'Astesiano, ¿cómo le va?'”.

Ante la repregunta de si Fernández sabía o no lo que él iba a plantear, Astesiano aclaró: “Nunca planteé cosas raras”. Y acotó: “Capaz que sí [sabía], no sé cómo se manejaban ellos. No sé cómo se manejaban ahí adentro”. Según declaró, “acá había carta abierta” y “nunca se habló nada con Diego Fernández”.

“Nunca se habló de nada del caso de Loli [la averiguación sobre un viaje de Lorena Ponce de León], ni de esto, ni de nada. Nunca. Mismo con el jefe de policía de Montevideo, [Mario] D'Elía”, aclaró Astesiano, que después recordó un caso en el que sí solicitó apoyo para una actividad personal: “Sólo una vez, en un episodio que cumplía años mi nieta y justo el salón quedaba a una cuadra de donde me tirotearon por mi hijo. Entonces pedí si podían darse una vuelta con un móvil, porque iba a estar toda mi familia e iba a estar yo, ahí sí tenía miedo porque como uno de ellos se había fugado, tenía miedo”.

Finalmente, Romano le consultó sobre el vínculo que tenía con las jerarquías policiales, si era previo a este gobierno: “Todo fue en este período. Yo antes no conocía a nadie”.

Para el exjefe de la custodia presidencial, “Fossati está educando bien la institucionalidad”, y justificó esa opinión diciendo: “Yo sé que el trabajo que tenía capaz que no era adecuado para mí, un tipo que no tenía liceo, un custodia. ¿Un custodia en campaña sabe qué [hace]? Si viene alguien a arrimarse, le pegás una piña y lo sacás para el costado”.