Guillermo Marenales fue asesinado el 7 de julio de 2020 en Carrasco Norte. Tenía 20 años y vivía en el asentamiento Acosta y Lara. En aquel momento, Andrés Ojeda, abogado de los policías comunitarios, que tenían 19 y 21 años en ese entonces, indicó que estaban custodiando una vivienda en un auto particular. La casa que custodiaban estaba ubicada en Antonio Bachini y Nariño.
La versión de los amigos de la víctima es que el joven se acercó al vehículo sin ver que había personas dentro para orinar. Según Andrés Ojeda, abogado de los dos policías, “personas cercanas a una zona marginal muy fuerte de Carrasco Norte se acercaron al vehículo” y “tantearon la puerta del auto”, sin notar que había personas dentro y “menos que eran policías”.
En lo que ocurrió después también coexistieron dos versiones: los policías dijeron que increparon al joven que habría tanteado para abrir el auto y que, como volvió hacia ellos, le dispararon porque creyeron que iba a sacar un arma. La víctima no tenía ningún arma.
Los amigos del joven dijeron que sintieron disparos y que por eso corrieron. Cuando una de las balas impactó en la víctima, uno de ellos lo arrastró una cuadra, hasta que Guillermo le pidió que lo deje refugiado en unos arbustos y siga corriendo. Minutos después, su novia y su hermano llegaron al lugar para trasladarlo a una policlínica de la Cruz de Carrasco, donde se constató su fallecimiento.
Los policías recogieron al menos cinco vainas de las balas que dispararon y volvieron al auto a continuar con la custodia de la vivienda, sin dar cuenta a ningún superior de lo que había pasado. Vecinos de la zona advirtieron al 911 que habían escuchado disparos, desde donde dieron aviso a los mismos policías que respondieron al llamado, sin advertir que ellos mismos habían protagonizado el hecho.
En varias cámaras de videovigilancia de la zona se pudo ver a la víctima abriendo los brazos y las manos segundos antes de que los policías le dispararan. También se ve al joven corriendo, que le disparan por la espalda y que luego juntan las vainas que quedaron en el piso.
A Guillermo le dispararon por la espalda y una bala le entró por el cuello. La Fiscalía de Homicidios de tercer turno, a cargo de la fiscal Adriana Edelman, asumió el caso.
Ambos policías fueron dejados en libertad y en diciembre de 2021 fueron formalizados: uno de ellos por homicidio a título de dolo eventual y el otro por abuso de funciones. Esperaron el juicio en libertad, con medidas cautelares: cierre de fronteras, obligación de fijar domicilio y prohibición de acercarse a las víctimas.
Para el juez Alejandro Asteggiante, las versiones que aportó la defensa de los policías fueron “inverosímiles”. Según informó Telemundo, en el caso del policía imputado por el homicidio, fue condenado a cinco años y medio de prisión. Se mantuvo la tipificación de homicidio por dolo eventual ya que, si bien puede “no haberlo querido matar”, tenía que haber previsto que si le disparaba por la espalda podía matarlo. Si bien la Fiscalía había pedido seis años de condena, se tomó en cuenta que el policía no tenía antecedentes penales. Se espera que la defensa del policía presente una apelación e irá a la cárcel recién cuando la sentencia quede firme.