No vamos a caer acá en la trampa de definir qué es la no-ficción (de ahí a delimitar la realidad hay un pasito), pero podemos aprovechar que en los últimos días publicamos sendas notas sobre autores muy dispares que abordan el tema.

El viernes pasado Roberto López Belloso celebró con este perfil los 70 años de Fernando Butazzoni. Aunque no toda su obra puede encasillarse dentro de eso que llamamos “no-ficción”, podría decirse que buena parte de ella es deudora de la tradición clásica del género. Por un lado, el puro interés narrativo en torno a un hecho verificable que le dio renombre al estadounidense Truman Capote desde A sangre fría (1959-1966). Por otro, el compromiso militante hacia un evento histórico que inaugura el argentino Rodolfo Walsh con Operación Masacre (1957). En esta tradición, el escritor no está lejos del historiador o del periodista, pero, de manera más explícita que ellos, utiliza recursos narrativos para completar aquello sobre lo que no hay certezas. Dicho de otro modo, los hechos verificables son los puntos, y el autor traza las líneas que los unen.

Otra corriente del género proviene de la etnografía y la antropología, donde durante el siglo XX se fue sistematizando una técnica llamada “observación participante”, que, a grandes rasgos, implica el involucramiento del investigador en la comunidad que estudia. Un desarrollo fuera de las disciplinas sociales podría ejemplificarlo la estadounidense Melisa Febos, una académica formada en literatura creativa y arte que cobró notoriedad gracias a obras en la que describe sus vivencias como dominatrix (Whip Smart, de 2010), su proceso de desintoxicación tras volverse adicta a la heroína (parte de su libro de ensayos Abadon Me, de 2017) y su doloroso tránsito de niña a mujer (Nena, de 2021).

Mediante testimonios, entrevistas y datos estadísticos, Febos transforma sus experiencias personales en textos que apuntan a un sujeto colectivo. Si siguiéramos con la imagen de los puntos y las líneas, acá hay un punto central desde el que parten líneas radiales con la esperanza de capturar un fenómeno amplio.

En la conversación que mantuvo con Brian Majlin hace dos semanas, Febos aborda frontalmente muchos de las ventajas y desventajas que conlleva su forma de abordar la no-ficción.

Aunque con estilos y temas es absolutamente disímiles Butazzoni, y Febos ponen en juego algo que antecede a sus obras –años de investigación, padecimientos íntimos, acumulación de prestigio– y que por eso nos garantiza a los lectores una aproximación a cierta verdad.

Murió Kodama

La viuda y heredera de Borges falleció el domingo. No faltó quien se puso a especular en broma con la explosión de Borges alternativos que va a proliferar ahora que no está María Kodama para ponerle coto judicial a la fan fiction.

Visiones de Caperucita

Como se estrenó una versión teatral de Caperucita Roja, Rossana Peveroni aprovechó para hacer su selección de variaciones sobre el tema.

Cómic

Montevideo vampiro mezcla ciencia-ficción, horror, el encanto romántico de los actuales descendientes del conde Drácula y nuestra bruma portuaria.

Historia

El más reciente libro del periodista Samuel Blixen aborda las disputas que se desataron entre los militares durante la dictadura, motivadas no por asuntos ideológicos, sino por ambiciones materiales.

Deporte

Historias que mezclan fútbol, geopolítica, heroísmo y activismo en el libro en el que Felipe Fernández condensa sus columnas radiales.