A 150 años del nacimiento de Carlos Vaz Ferreira, el Departamento de Filosofía del Centro Regional de Profesores del Este (CURE) Maldonado, con el apoyo de la Sociedad de Filosofía del Uruguay, inició un ciclo de charlas por fuera del contexto académico para hacer llegar la filosofía a un público más amplio. El conversatorio se denominó “Carlos Vaz Ferreira y la cultura del debate contemporánea” y se llevó a cabo en la tarde del jueves.
Aníbal se acomodó en el sofá, al lado de la lámpara que iluminó el ambiente, con sus gafas en una mano y Lógica viva, una de las obras más significativas e influyentes de Vaz Ferreira, que acaba de cumplir 100 años, en la otra. La sala del centro cultural y gastronómico La Curandería, sobre la calle Román Guerra, se llenó de unos 30 jóvenes, que fueron llegando escapándole a la llovizna.
Aníbal Corti es licenciado en Filosofía y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, de la cual el filósofo, pensador, abogado y escritor homenajeado, nacido en 1872, fue rector en dos períodos, 1928-1931 y 1935-1941. En un ambiente más “descontracturado”, como el propio Vaz Ferreira hacía con sus conferencias, Corti expuso algunas de las reflexiones más importantes que, en su opinión, siguen vigentes y por eso resultan pertinentes para la sociedad actual.
“Los errores que él veía en la época del 900 son más o menos los mismos que podemos advertir hoy”, consideró. En esa línea invitó a los jóvenes –cuya gran mayoría lo conocían de las aulas y que escucharon silenciosos hasta el final cuando hubo un ida y vuelta– a filosofar en un homenaje en el que se propuso interpretar parte de la obra del filósofo poniendo a dialogar sus ideas con el presente. Así, propuso el ejercicio interpretativo de pensar qué podría decir Vaz Ferreira si fuera un contemporáneo, qué expondría, cómo analizaría la realidad, qué críticas podría hacer a nuestro presente con los riesgos que ello conlleva. “Limitarnos a decir lo que el autor expuso en su tiempo y contexto comporta menos riesgos a traicionar sus pensamientos”, evaluó.
Tomando los recursos de Vaz Ferreira, expuso la teoría pragmadialéctica y centró su discurso en el debate, especialmente en el lugar que este tiene para desafiar a las mentes jóvenes a pensar en las formas familiares que adopta en una cultura dominada por la tecnología y la digitalización. Una cultura en la que, si bien los medios tecnológicos y las redes han abierto nuevas posibilidades, no todas son bien explotadas, dijo Corti.
Sobre cuánto valor pierde el debate en la instantaneidad, la vertiginosidad de las redes -que permiten a las nuevas generaciones acceder a una mayor cantidad de información y, por lo tanto, también a nuevas formas de estudio-, señaló en diálogo con la diaria que el “diagnóstico” es “complejo”, ya que no hay un uso óptimo de las posibilidades que ofrece internet. Se preguntó, por ejemplo, cuántos estudiantes de secundaria se quedan con lo primero que surge de la búsqueda, con el primer algoritmo, sin una mirada crítica y sin confrontar con distintas fuentes, es decir, algo opuesto a las ideas de Vaz Ferreira: lo nulo del pensamiento.
Si bien internet multiplica las posibilidades de conocimiento, de lectura y de escucha de las radios de cualquier parte del mundo, “la gente se queda con lo conocido”, apuntó el filósofo. En ese sentido, señaló que “hay muchas cosas que se podrían hacer y que no se hacen, como multiplicar las fuentes de información y los discursos que uno atiende”. Según Corti, lo que, por un lado, simplifica la vida también restringe el universo de lo ya conocido.
Diferentes siglos, la misma forma de debate
“Los pragmadialécticos parten de considerar el debate como la situación donde se intercambian argumentos”, señaló. La cultura educativa local como la política nacional no han fomentado el debate a lo largo de su historia, reflexionó. Ninguna fue ni es proclive al debate y, cuando en tiempos electorales lo ha sido, se ha podido comprobar que los diálogos entre partidarios “no eran propiamente debates, sino monólogos por turnos”, agregó.
El el mundo globalmente interconectado el debate sobre temas como la existencia de Dios, el feminismo, la ideología de género, el aborto y unos cuantos etcéteras se ha visto favorecido entre personas que incluso están en distintos países. Cotidianamente en las redes sociales y en Youtube los debates son moneda corriente: “Debate un ateo con un protestante, un creyente aplasta o humilla a un protestante”, ejemplificó el filósofo. Sin embargo, los modos en que se discute, cómo se argumenta y los errores que suelen cometerse en el curso de los debates son más o menos los mismos que Vaz Ferreira veía en el 900, observó.
Para Corti, la dinámica natural del debate implica algo más allá que una mera conversación, requiere una especie de juego, un intercambio dialéctico que se parece a una competencia e, incluso, a un enfrentamiento bélico. Por ejemplo, en un debate entre un creyente y un ateo sobre la existencia de Dios, ambos van a defender su posición. El debate, a su entender, no es un ámbito colaborativo donde se busca la verdad, sino uno competitivo donde se busca prevalecer, a diferencia de la conversación, que establece un ámbito de intercambio. Para el filósofo, la conversación es una herramienta más propicia para alcanzar la verdad.
No obstante, en la charla hubo quien no estuvo de acuerdo con esa postura. Un exalumno suyo -quien aseguró tener posiciones encontradas en varios ámbitos con el docente- evaluó que se trata de una concepción idealizada de la conversación, pero también “sincera” porque se basa en la “propia práctica” del profesor. El estudiante, en cambio, opinó que en “la mayoría de las conversaciones también se trata de prevalecer”. Cuestionó: “¿Existe una instancia en la que realmente los individuos interactúen desinteresadamente?”. Corti, en tanto, refutó que plantarse frente a un formato de debate implica pararse o actuar de otra manera, en la que cada parte construye activamente por voluntad propia.
El ser humano por naturaleza es competitivo y quiere ganar, acordaron el docente y el auditorio, durante el encuentro de espíritu crítico, como el propio Vaz Ferreira pregonaba, en el que las ideas reflotaron, se refutaron, se intercambiaron; a veces se opusieron y otras se dieron la mano.
La segunda charla del ciclo será el jueves 14 de julio en el mismo sitio y estará a cargo del profesor de Antropología Filosófica Pablo Drews, quien recibió el Premio a las Letras del Ministerio de Educación y Cultura, en 2018, en la categoría Ensayo de Filosofía obra édita, por su libro Nietzsche en Uruguay, 1900-1920: José Enrique Rodó, Carlos Reyles y Carlos Vaz Ferreira.