La Ballena de papel fue una revista que se publicó entre 1968 y 1972, editada por el Instituto Díaz de Guerra. Su fundamento era comunicar cosas que pasaban en el departamento de Maldonado, ya fueran departamentales o de carácter regional. La docente Gabriela Miraballes, integrante del Instituto Díaz de Guerra y autora en el primer número, estuvo a cargo de la presentación de la reedición y expresó que “constituye un desafío colocar en un mismo objeto ensayos, artículos sobre arte, patrimonio, investigaciones, ilustraciones, poesía, cuentos”, en lo que catalogó como “un desafío también pretender un diálogo entre temáticas locales con temáticas regionales y nacionales desde Maldonado y su heterogeneidad”.

En la ceremonia de presentación de la reedición, la docente Gabriela Miraballes, integrante del instituto y autora en el primer número, destacó el desafío que supone “colocar en un mismo objeto ensayos, artículos sobre arte, patrimonio, investigaciones, ilustraciones, poesía, cuentos”, así como “pretender un diálogo entre temáticas locales con temáticas regionales y nacionales” escribiendo “desde Maldonado y su heterogeneidad”.

Silvia Guerra, integrante fundadora del Instituto e hija de María Díaz de Guerra, habló con la diaria sobre los límites geopolíticos de Maldonado, el espíritu crítico de su madre y la necesidad, “en aquella época”, de escribir publicaciones que no respondieran de ninguna manera a la capital del país. Se buscaba enfrentar “esa idea de pensar que las cosas solamente pasan por la capital o que están validadas por la capital”, ya que “la producción de investigación puede estar dada en otro lado y puede no ser validada por la capital, y puede existir en otras partes también”. “Eso era el centro del pensamiento de la revista”, explica, y asegura que “es el espíritu que sigue teniendo la publicación”.

Sobre el contenido de la revista en su primera época, Guerra recuerda que su madre “publicó muchos adelantos de lo que después fueron libros, muchas investigaciones que iba haciendo, pero también tenía una cuestión que tenía que ver con la actualidad, con el teatro, con los talleres de pintura, con los talleres de cerámica, y también tenía una parte literaria”.

Miraballes, por su parte, contó que el primer número de esta segunda época toma como eje temático la cañada de Maldonado conocida como La Aguada, e incluye “un texto académico elaborado por estudiosos del ecosistema vinculados al Centro Universitario Regional del Este, otro sobre los espacios públicos como patrimonio, pero también hay poesía y una investigación histórica”.

Una de las secciones de la revista se llama Macareo, palabra que Miraballes definió como “un efecto que se genera en el mar cuando hay un movimiento, una secuencia de olas que se unen o dibujan una onda”. “En Maldonado están pasando cosas, no digo nuevas, seguramente nunca dejaron de pasar, pero hay en este presente una invitación a lo colectivo, a revisitar la historia, a construir memoria colectiva incorporando otras voces y conocimientos”, sostiene.

“Una ballena –aunque sea de papel– creemos que propone un movimiento, por mínimo que sea, quizá con la fuerza de la corriente crece y se hace ola, o se une en el camino con otras para llegar a la orilla. Sea como sea, hay movimientos fundamentales en estas costas, y contribuir a ello es uno de nuestros propósitos”, agregó.

Sobre la importancia de la publicación y el rol que puede tener en este momento, observó que “en un presente de atomización, posverdad y algoritmos (esos con pretensiones sobre nuestros intereses de consumo y de pensamiento), hacer una revista de estas características puede ser leído de varias formas”, pero ella entiende que “es un desafío, no en el sentido agresivo del término, sino de invitación, de dar posibilidades a lo nuevo”.

Guerra recordó, a su vez, la importancia de las alianzas entre mujeres, y mencionó el rol de la artista y ceramista fernandina Pola Bonilla en la consolidación del proyecto económico a finales de la década de 1970. “La persona que trabajó más junto con mi madre fue Pola Bonilla; fue una mujer que tenía una cantidad de contactos, que tenía un don de hacerse amiga de todo el mundo”. La revista era “confrontativa en ese presente”, y muchos de los colaboradores, “sobre todo los profesionales”, la financiaban en forma anónima “porque entendían que debía existir una publicación así en el departamento y en la región”, dice Guerra, y recuerda que “a Pola le daba un laburo chino cobrarles a todos, pero ella salía igual puerta por puerta”. Actualmente se puede consultar todos los números de la primera época en la biblioteca web Anáforas, a cargo de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República.

El equipo actual de La Ballena de Papel está integrado por Silvia Guerra, Daniela Gonçalvez, Gabriela Miraballes Cortinas, Jorge Nández, Marcelo de León Montañés, Nany Salazar, Silvia Díaz, Yamandú Cuevas y Renato Silva, y en el primer número colaboraron Carlos de Cores, Carmen Curbelo, Federico Sequeira, Germán Taveira, Irene Pepi Goncalvez, Irene Taño, Isabel Gadino, Luis Bravo, Nadia Pereira, Néstor Mazzeo, Noel Sosa, Nuria Rodríguez y Sof Velázquez.

En Maldonado se puede adquirir la publicación en la librería Espacio Chamangá (Sarandí casi 25 de Mayo), en todos los locales de la librería El Virrey y en espacios comunitarios y culturales. También se puede consultar la disponibilidad en las redes sociales del Instituto María Díaz de Guerra.