Maldonado es uno de los departamentos de mayor crecimiento demográfico en los últimos años, en parte por la creación de nuevos fraccionamientos y barrios, y por la actividad turística, que sigue atrayendo a trabajadores y trabajadoras de distintas partes del país. Sin embargo, el servicio de transporte colectivo de pasajeros “no ha acompasado ese crecimiento”, observó el edil frenteamplista Federico Martínez.

La mayoría de la población trabaja en el sector servicios y se desplaza desde distintas localidades a trabajar en Punta del Este u otros balnearios. Pero también hay miles de niños, adolescentes y jóvenes que circulan desde pequeñas ciudades alejadas o barrios periféricos, sin la suficiente cantidad de frecuencias.

Por este motivo, Martínez planteó en la Junta Departamental la necesidad de que Maldonado cuente con “un sistema de transporte más integral, que abarque a todos los barrios y cuente con más frecuencias”.

Resaltó que, sobre todo después de las 20.00, hay zonas con escasos ómnibus mientras en otras ni siquiera hay servicio. A modo de ejemplo, comentó que quienes trabajan hasta cerca de la medianoche en Punta del Este y viven en Maldonado Nuevo (al este de la capital departamental), tiene que bajarse en la avenida Batlle y Ordóñez y caminar largas cuadras hasta sus domicilios, porque después de las 23.00 no hay frecuencias en el barrio.

También recordó que instituciones educativas de las zonas oeste y norte del departamento han reclamado servicios para estudiantes que, a determinadas horas, “quedan en la calle” después de clases. “Particularmente en el norte, la falta de conectividad es enorme y ni siquiera el Ministerio de Trabajo ha logrado abordarla”, lamentó.

Acotó que los costos operativos que tiene hoy el sistema de transporte en Maldonado “son enormes” porque “no se ha logrado entender” el funcionamiento de forma integral y se mueve con un espíritu “recaudatorio”. “Debería funcionar con un verdadero sistema de subsidios cruzados, que todos sabemos qué es: el horario o la línea que mejor funciona sostiene a la línea social, a la que menos funciona”, opinó.

Además, cuestionó la antigüedad de la flota departamental y recordó que las administraciones frenteamplistas se habían propuesto que las unidades no superaran los cinco años de fabricación. Actualmente, las empresas no sólo mantienen unidades antiguas, sino que “reciclan” otras, en detrimento de la calidad del servicio que merecen los usuarios, sobre todo si se considera el costo del boleto, dijo.

En su opinión, más allá de la política de la IDM y las empresas, es difícil analizar cómo se define el costo del boleto y buscar soluciones para abaratarlo. “Cada vez que se le hizo un pedido de informes a la intendencia, para que contestara cómo funcionaba la paramétrica, qué tipo de subsidios se utilizaban ‒del Ministerio de Transporte y de la intendencia‒, jamás se contestó con claridad; están los pedidos de informes, cualquiera puede acceder a ellos, jamás se contestó con claridad”, fustigó.