El empresario inmobiliario Alexandro Infante es edil electo por el sector del intendente nacionalista Enrique Antía (Todos por Maldonado) y preside la Junta Departamental desde noviembre de 2023. Hoy es referente del Movimiento Maldonado, sector que acompaña la precandidatura presidencial de Jorge Gandini (Por la Patria) con cuatro listas nacionales (60, 247, 250 y 535) y una departamental.
Infante aspira a ser el tercer candidato de su partido a la Intendencia de Maldonado (IDM), como una alternativa a la oferta polarizada por los liderazgos de Antía y del diputado herrerista Rodrigo Blás (Unión y Cambio). Con ese rumbo, no escatima críticas a la gestión de su mentor político, aunque afirma que se distanció de él “en buenos términos”.
De estrategias electorales, de la puja interna por el trono de Antía y de algunas cuestiones de la Junta Departamental, Infante conversó con la diaria.
¿Por qué decidió abrirse camino por fuera del sector de Antía?
No hago política por herederos ni por santiguados, sino por convicción. Aprendí mucho con Antía, pero no tiene posibilidad de reelección y cumplí con creces mi compromiso con él. Andar abrazado a la foto de Antía, hablar del camino de Antía o del equipo de Antía me suena a continuismo. Y hacer lo mismo es retroceder. Está todo bien con Antía, pero esos matices me llevaron a hacer rancho aparte. Creo que el Partido Nacional [PN] necesita más sectores, más políticos que se atrevan a cruzar luces rojas, que confronten ideas, proyectos y conceptos internamente, y que, de esa forma, lo hagan crecer en lugar de estancarlo. Hay cosas que se pueden cambiar y mejorar; yo discrepo con algunas políticas aplicadas.
¿Como cuáles?
Las políticas sociales me preocupan mucho. La sociedad de Maldonado no está bien y esto es una crítica a todo el sistema político. El asistencialismo electoral que empezaron a practicar ya los gobiernos del Frente Amplio y que, lamentablemente, continuamos nosotros como coalición no ha respetado a las personas en su esencia. Financiamos el desempleo y la miseria en políticas sociales, básicamente, y no el empleo, la dignidad y el proyecto de vida. Para el político es mucho mejor lo primero, porque la dependencia luego genera la entrega de una canasta a cambio de una lista. Si vos tenés un proyecto de vida, un empleo, tu dignidad no va a ser cuestionada para votar. La dependencia electoral está haciendo estragos en la sociedad porque no hay peor adicto que el político al voto, no mide las consecuencias de sus actos con tal de seguir dentro del sistema.
¿Cómo ve la campaña de sus oponentes para las internas?
Yo no critico nombres, critico a un sistema electoral que está hecho para que el continuismo sea el leitmotiv. En esta elección, que no es obligatoria, vota el 30 o 40% del electorado, con suerte. ¿Y quiénes votan? La estructura partidaria: los amigos del político, los que están metidos en esa estructura. Gente interesada en que alguien sea candidato por otros temas, no por la realidad social del departamento, y así salen los candidatos de siempre. Necesitamos cambiar la rosca, concientizar a la gente de que esta es la elección más importante para cortar el continuismo. El entorno del político y el dinero no pueden ser lo que condicionan una campaña. La gente debería elegir por lo que un precandidato tiene para ofrecer, no por las campañas electorales con 200.000 carteles y jingles pegadizos, porque eso también es socavar la democracia.
¿Y usted cómo encuadra en ese medir fuerzas a pura cartelería callejera?
Yo busqué predios privados, con cierta inocencia, porque luego vi que los ponen en cualquier parte; no sólo mi partido, sino también otros que integran la coalición y de la oposición. Es como que todos están en la misma. Saturan la ciudad y a la gente. La cartelería excesiva es una aberración. Yo estoy dispuesto a firmar un decreto que la prohíba y estaría buenísimo que los ediles de los restantes partidos con representación en la Junta también lo hicieran.
Antía ha dicho que el PN no necesita tres candidaturas a la IDM. ¿Coincide con esa estrategia?
Lo de Antía es una estrategia electoral y es respetable. Pero necesitamos una estrategia partidaria, no de Antía. Si nosotros no logramos ganar el gobierno nacional, tal vez tengamos que apelar a una tercera candidatura que pare la tendencia al drenaje de votos hacia el FA en lo departamental. La realidad política dirá si esa tercera vía es necesaria, la elección nacional en el medio va a determinar muchas cosas que hoy no están arriba de la mesa.
¿Cree que el FA puede ser una amenaza para el futuro del PN en Maldonado?
No, en Maldonado no. El FA no ha logrado interpretar lo que es el gobierno municipal. De hecho, en Canelones y Montevideo no lo ha logrado y la gestión es mala, aunque cuenta con una gran militancia per se, que es hincha de la bandera política. Pero el FA no baja a los niveles que se necesita para gobernar: el mano a mano con el vecino, la cercanía, algo que el PN entiende a la perfección.
La seguridad pública es un eje de la campaña electoral. ¿Cómo ve esta situación?
La seguridad es integral. El Ministerio del Interior es una parte de la seguridad pública, pero hasta ahí. Si con las políticas sociales no somos capaces de cortar la cadena de violencia y si no somos capaces de reinsertar en la sociedad a quienes salen de las cárceles, podemos traer todos los policías o militares que quieran, pero no vamos a poder combatir la inseguridad. Hay tres grandes bloques bien definidos: el trabajo social, la prevención y la reinserción social. Si sólo atacamos uno, olvídense de que vayamos a lograr algo.
¿Será candidato a diputado?
La candidatura a la diputación está por verse, no he hablado de eso porque falta ver qué sucede a nivel nacional con esta votación. Tengo un compromiso con Gandini, de apoyarlo como candidato a presidente, pero si no sale candidato, no tengo el compromiso de apoyarlo al Senado. Dependiendo de los acuerdos que haga para el Senado, evaluaremos qué es más conveniente para la agrupación.
Yendo a su gestión en la Junta, ¿bajó el presupuesto para publicidad oficial con respecto a su antecesor?
Cada presidente se manejó como entendía que era más conveniente en ese tema. Yo tengo, tal vez, una lógica diferente, no con el anterior presidente sino en general: la Junta invierte en campañas de bien público, no para mostrar la figura de su presidente. Son dineros públicos que están al servicio de la institución, y entiendo que la imagen del presidente no debe estar en la publicidad oficial. Por otro lado, considero que la publicidad no debe condicionar a los medios para nada. Tienen que informar, y si hay que entrevistar a un edil o a un representante de la oposición, está bien. Con esa postura de amplitud, de pluralidad, de no proyectar la imagen de un presidente con los dineros públicos es que me manejo. También he intentado que sea algo coherente con el presupuesto de la Junta, así que hay una reducción del gasto.
El oficialismo vota excepciones a la normativa edilicia con el argumento de que genera mano de obra local. ¿Cómo se controla que sea así?
En la Junta existe una comisión de seguimiento de obras con excepciones, mediante un decreto aprobado en el período pasado, porque los empresarios que se beneficiaban se quedaban especulando con la venta del terreno y no construían. Nosotros otorgamos las excepciones por mano de obra en la construcción y por mano de obra en los servicios que quedan en esos edificios, además de la contribución inmobiliaria que luego se distribuye en obras en los barrios. Entonces, por ese decreto, las excepciones sólo duran seis meses. Si no hay construcción, se cae la excepción. Se puede volver a pedir, pero entretanto el terreno pasa a valer lo mismo que antes de la excepción. Aparte le pusimos una cláusula, donde se plantea contratar 70% de mano de obra de gente radicada en el departamento. Después, un porcentaje de mano de obra de mujeres y otro porcentaje para personas con discapacidad.
Pero esa comisión no está funcionando y el sindicato de la construcción (Sunca) denunció que el decreto no se cumple.
Tenemos que hacer que comience a funcionar, porque no está haciendo las obras ni está pidiendo reportes. Si el Sunca está diciendo eso, su reclamo es legítimo. Está bien, porque existe ese decreto, que salió también con los votos del FA. Me parece correcto y tenemos que hacerlo respetar, revisar las obras con excepciones que no están cumpliendo.
¿Cómo ve la multiplicidad de conflictos ambientales costeros con la IDM?
Uno de los casos más comentados es el proyecto del hotel de campo en La Juanita, pero ahí no otorgamos excepciones sino una viabilidad para el estudio ambiental. El que decide es el Ministerio de Ambiente, y si su informe es negativo, el proyecto no va a salir. Después hay un barrio junto al arroyo El Potrero, en la zona de Ocean Park, que también ha sido motivo de controversia. Yo me reuní con vecinos preocupados por ese tema, pero es un predio privado y como legisladores debemos respetar la propiedad privada.
Cuando se dé una excepción, se pedirá al inversor algunas condicionantes en cuanto a la cantidad de viviendas y la ocupación de los terrenos. No sé si el expediente traerá algún otro pedido de excepción. Pero, en todo caso, lo que pasó ahí es que el inversor comenzó a intervenir sin los permisos correspondientes. Ya el ministro de Ambiente dijo que lo investigarán y que habrá sanciones.
De dormir en la playa a empresario inmobiliario
Alexandro Infante llegó desde Lavalleja a Maldonado, solo, cuando era menor de edad. Cuenta que empezó cuidando coches en Punta del Este y que, “como muchos”, dormía en la playa. Como muchos, también, repuntó cuando consiguió trabajo estable en un edificio de la península, y luego como mozo en un conocido restaurante. Con el tiempo, alquiló un local y abrió una pequeña pizzería en Gorlero. La llamó Sumo.
Él sostiene que fue pionero de la pizza por metro en el departamento y que, con esa idea (que permitía a la familia comer en la comodidad de la casa en lugar de aprontarse para ir a un restaurante), más los precios accesibles para los trabajadores, el negocio se potenció. Dice que así llegaron las franquicias en Montevideo y la apertura del local en el centro de Maldonado, tras la crisis de 2002.
Cinco años después manejaba un restaurante en José Ignacio y, producto del intercambio con algunos clientes, incursionó en el rubro inmobiliario. De la mano de los blancos entró a la arena política en 2014 y fue electo edil al año siguiente. Dejó la gastronomía -dice que lo cansó el trabajo nocturno- y se abocó de lleno a la actividad inmobiliaria, que actualmente es su principal ingreso. Afirma que quiere ser intendente para devolver al departamento lo que le ha dado.