La falta de información acerca de la ampliación de la infraestructura del puerto de Punta del Este, anunciada meses atrás por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) en el marco del proyecto de revitalización de la zona portuaria con la Intendencia de Maldonado (IDM), es un tema que preocupa a los investigadores de arqueología subacuática instalados en la sede fernandina del Centro Universitario Regional Este (CURE).
El asunto es que hasta ahora se sabe muy poco de la escollera de cierre destinada al amarre de maxiyates en el puerto y del proyecto de una terminal para cruceros que el MTOP prevé construir por “iniciativa privada”, según mencionaron someramente el ministro José Luis Falero y el director nacional de Hidrografía en diferentes instancias públicas.
En particular, preocupa “cómo la obra de la escollera podría afectar al patrimonio cultural subacuático que yace frente a la bahía de Maldonado”, dijo a la diaria el doctor Rodrigo de Oliveira Torres, arqueólogo marítimo, costero y subacuático, docente adjunto y coordinador del Laboratorio de Arqueología Subacuática y Conservación que funciona en el CURE.
Estos proyectos conllevan estudios previos de impacto en los que se analizan varios factores que afectan a la zona: desde ambientales hasta sociales, y en este caso también patrimoniales. “Cuando se va a adjudicar parte del patrimonio del Estado a un privado, hay que dejar muy claro cuál es el bienestar que va a ser generado y a qué grupos”, señaló Torres.
Por qué estudiar el impacto arqueológico de la ampliación portuaria
A juicio del académico, “en términos de planificación espacial marina, sería importante que el trabajo esté integrado con discusiones de la propia ocupación, de lo que ya sucede en la zona del puerto con relación a la comunidad”. Esto implica, por ejemplo, integrar la natación en el muelle de Mailhos, las clases de turismo náutico y todas las actividades recreativas que allí se desarrollan.
“Por nuestro lado, estamos atentos a qué movimientos se hacen, haciendo estudios académicos para estar preparados”, comentó. En el CURE funciona el único Centro de Investigación y Conservación de Patrimonio Subacuático de Uruguay. Allí se estudia “el paso del tiempo y los cambios” de la zona.
“Punta del Este, como balneario, es una idealización, porque ya desde 1850 todas las actualizaciones que se van realizando en el puerto afectan la geografía del lugar”, advirtió. Además, señaló que todo el paisaje cultural del puerto tiene una extensión subacuática que necesita de una mirada especifica y que “hay que hacer los estudios de impacto arqueológico subacuático porque la zona tiene potencial”.
En esos estudios se busca que el impacto sea el menor posible para evitar también que, a largo plazo, los beneficios generados por un proyecto como el de la escollera de cierre puedan perderse por afectar negativamente otras áreas de la zona.
“El rubro patrimonio cultural y patrimonio ambiental son temas de Estado y necesitan políticas que lo hagan perdurar más allá del turno o partido político”, opinó. Por eso remarcó la necesidad de que se integre “a todos los actores para el beneficio del proyecto”, algo que todavía no ocurrió.
El regreso de la investigación subacuática a Maldonado
Luego de mucho tiempo de no poder trabajar en la bahía Maldonado por dificultades de coordinación, finalmente un grupo de estudiantes de doctorado del CURE pudo avanzar en las investigaciones arqueológicas subacuáticas.
El equipo liderado por Torres desarrolló sus campañas de investigación entre diciembre de 2023 y abril pasado, en diferentes sitios de la bahía, famosa por los hallazgos de embarcaciones hundidas durante la época colonial.
El docente prefirió no avanzar en los detalles, pero adelantó que el plan es presentar los resultados parciales a las autoridades y la población en una instancia que tendrá lugar el 22 de este mes en el Museo Mazzoni, de Maldonado.