La Paella Gigante de Piriápolis, el evento gastronómico popular que marca el inicio de la temporada y que este año llegó a su vigesimosexta edición, reunió el sábado 13 a más de 10.000 personas y vendió 1.736 tickets, informó a la diaria el presidente de la Asociación de Promoción Turística de Piriápolis (Aprotur), Luis Rodríguez. Destacó que “fue un récord” y añadió que el Centro de Rehabilitación de Maldonado (Cerema) y la Asociación Coordinadora y Reivindicadora del Impedido del Uruguay (Acridu) recibirán el 10% del total, equivalente a unos 80.000 pesos para cada institución.

Autoridades nacionales, departamentales y locales acompañaron esta fiesta tradicional del calendario turístico, nacida a fines de la década de los años 90 y realizada en sus primeras ediciones en el Pabellón de las Rosas. La celebración sigue siendo uno de los eventos gastronómicos más importantes del balneario y lo promociona como destino turístico con la combinación de tradición, música y gastronomía, además de potenciar la economía local y alcanzar proyección internacional.

Este año marcó un hito, al ser la primera edición tras la declaración de Piriápolis como Capital Nacional de la Paella, un reconocimiento impulsado por el senador frenteamplista de Maldonado, Eduardo Antonini. Según dijo a este medio, la propuesta culinaria “hace años forma parte de los menús locales” y fue adaptada por descendientes de inmigrantes españoles a los productos del mar uruguayo.

Además, esta edición incorporó por primera vez la entrega de premios del Encuentro de Pesca Embarcada de la Prensa, organizado por Barcos del Este. La intención es repetir esta iniciativa en futuras ediciones, en el marco del programa Piriápolis: + Pesca + Turismo, del que también forman parte Aprotur y el Club Náutico y Pesca Piriápolis.

26ª edición de la Fiesta de la Paella Gigante en Piriápolis, el 13 de diciembre.

26ª edición de la Fiesta de la Paella Gigante en Piriápolis, el 13 de diciembre.

Fuego, aroma y expectativa

Los preparativos comenzaron a las 8.00 y unas horas antes de las 19.00, cuando se encienden las luces del escenario, ya miles de lugareños y turistas están prestos a disfrutar de la actividad, que se extenderá hasta la medianoche. A varias cuadras de distancia se percibe la vibración de los parlantes, a la que se suman los gritos eufóricos cuando el cantante Lucas Sugo sube al escenario y arenga al público, cómodo en sus sillas playeras, a levantarse y bailar.

Delimitada por vallas y a pocos metros del escenario, la paellera a gas con capacidad para 2.500 porciones, cubierta por una lona, espera a ser encendida para dar inicio a la elaboración del plato típico español con la participación de cinco chefs: Fernando Pascale, Rodrigo Torrens, Carlos Méndez, Esteban Moreira y Fernando Piñeiro. De cinco metros de diámetro, recibe el fuego de 18 quemadores que se prenden cerca de las 21.00.

El primero en iniciar el fuego es el ministro de Turismo, Pablo Menoni, quien acerca un encendedor largo a los orificios del aro para activar uno de los quemadores. Le siguen el intendente Miguel Abella, la subsecretaría del Ministerio de Turismo (Mintur), Ana Claudia Caram, el senador Antonini, entre otros. El calor sube con fuerza y quienes están alrededor de la paellera tomando fotografías se alejan unos metros para que los cocineros trabajen con tranquilidad y sin riesgo de quemaduras. Detrás de las vallas se concentra el público para observar el momento, expectante del paso a paso.

Carlos Méndez, quien participó en todas las ediciones, dice a la diaria que la preparación lleva 300 kilogramos de arroz, 800 kilogramos de mariscos, 280 kilogramos de cerdo, 400 kilogramos de carne y pollo, 800 litros de caldo y 200 kilogramos aproximadamente de vegetales. En tanto, Rodrigo Torrens, uno de los chefs de la zona, que hace 11 años participa en el evento, asegura que la cocción lleva cerca de dos horas y lo más importante es que el arroz “esté a punto”.

Cada uno de los chefs e incluso los colaboradores del municipio llevan guantes, colocan aceite y laureles, y comienzan a incorporar gradualmente cajones con mariscos, carne, cerdo y pollo dentro de la paellera, mientras otros chefs se encargan de entreverar los ingredientes con cuatro rastrillos. Más tarde, se añade el arroz con una retroexcavadora, que luego va tomando su tono dorado y crujiente, formando el socarrat que emite un aroma intenso y tentador.

Menoni dice en rueda de prensa que la paella gigante “se ha logrado posicionar a nivel regional y mundial”, y adelanta que Piriápolis “es una posible sede para las semifinales del Campeonato Mundial de Paella”. Destaca que la fiesta impulsa las economías locales como la nacional, y proyecta la gastronomía uruguaya al exterior, reforzada por la declaración de la ciudad como la Capital Nacional de la Paella.

26ª edición de la Fiesta de la Paella Gigante en Piriápolis, el 13 de diciembre.

26ª edición de la Fiesta de la Paella Gigante en Piriápolis, el 13 de diciembre.

Momento para los sabores del mar

Al pie del Cerro San Antonio, un show de luces LED con salto en bungee muestra una figura en caída libre entre destellos verdes y azules sostenida por cuerdas de látex. Los espectadores se levantan de sus sillas y miran hacia atrás, algunos aplauden, otros permanecen en silencio, y varios mueven los brazos al ritmo de la música.

Pasadas las 22.00, una larga mesa con 25 sartenes grandes y medianos y bandejas de telgopor está lista para servir al numeroso grupo de comensales que hacen fila desde temprano para degustar, por primera vez o no, este plato. Los sartenes se vacían continuamente y colaboradores del municipio se encargan de reponerlos con más paella, asegurando que nadie se quede sin probarla.

Hay 14 personas distribuidas para servir a quienes compraron su ticket, ya sea por Redtickets o mediante Cerema y Acridu a 450 pesos. Entre ellas, se encuentra el director de Turismo de la Intendencia de Maldonado (IDM), Edgar Silveira, quien en la previa comenta a la diaria que esta actividad “une la identidad local y refleja el sentimiento de los piriapolenses por su terruño, sus costumbres y tradiciones”, además de marcar el “puntapié inicial de la sucesión de eventos de la temporada”.

A una hora y media de que la paella esté lista, ya queda poca, aunque todavía quedan muchas personas esperando para comer mientras los espectáculos musicales se suceden en la cálida noche sin viento.

Algunos toman su bandeja y se sientan frente al puerto para disfrutar del plato caliente y sabroso, la vista al agua y el sonido calmo del mar. Otros cargan varias bandejas, seguramente para compartir en familia o con amigos, o para el almuerzo del día siguiente. Alrededor de la medianoche, la banda tropical Los Sabrosos cierra la fiesta, poniendo el broche ideal a una noche perfecta.