Minutos antes de morir, el periodista palestino Anas al Sharif, de 28 años, había reportado que las bombas israelíes caían cerca de donde se encontraba y formaban un “cinturón de fuego” en el este y en el sur de la ciudad de Gaza.

Durante la noche del domingo, el Ejército bombardeó la carpa en la que Al Sharif vivía junto con otros cinco colegas, cerca del hospital Al Shifa. El ataque los mató a los seis.

Además de Al Sharif, cuatro de ellos eran trabajadores de la cadena catarí Al Jazeera: el reportero Mohammed Qreiqeh, los camarógrafos Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa, y el conductor del equipo, Mohammed Noufal. Junto con ellos también murió el periodista freelance Mohammad al-Khalidi, que trabajaba para el portal palestino Sahat.

“Si les llegan estas palabras, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz”, dice una carta atribuida a Al Sharif, escrita en abril, consciente del riesgo que corría. “He vivido el dolor en todos sus detalles, he probado el sufrimiento y la pérdida muchas veces, pero nunca dudé en transmitir la verdad tal como es, sin distorsiones ni falsificaciones”, agregó en sus redes sociales.

El Comité para la Protección de los Periodistas señaló que, desde octubre de 2023, cuando empezó la ofensiva israelí en Gaza como respuesta al ataque de Hamas, murieron 186 periodistas por ataques israelíes. En muchos casos, Israel afirmó que no se trataba de periodistas, sino de milicianos del movimiento islamista palestino Hamas.

Lo mismo hizo en el caso de Al Sharif. El Ejército admitió que él fue el blanco del ataque y dijo que era un líder de Hamas. Según informó la agencia Efe, el Ejército presentó como pruebas dos documentos, cuyo origen no detalló: uno que afirma que fue herido en 2019 como integrante de Hamas, y otro que dice que también en 2017 sufrió heridas.

La agencia recordó que ya en 2024 el Ejército había difundido esos documentos, y que por entonces Reporteros sin Fronteras señaló que su “mera publicación” no constituye “prueba suficiente de afiliación o licencia para matar”. Señaló además que Al Sharif sufría amenazas frecuentes por sus reportes.

El director editorial de Al Jazeera, Mohamed Moawad, negó que el periodista fuera un combatiente y dijo que sólo se dedicaba a “informar y dar voz a quienes no la tienen dentro de la ciudad de Gaza”.

Al Sharif había nacido en el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de la Franja de Gaza, y tenía una hija de cuatro años y un hijo de uno. Cuando comenzaron los ataques sobre este territorio palestino sufrió la muerte de su padre en un bombardeo y tuvo que cubrir ataques en los que murieron varios de sus colegas.

En mayo, Reporteros sin Fronteras pidió a la Corte Penal Internacional que los periodistas palestinos puedan comparecer como víctimas en su investigación sobre crímenes israelíes en Gaza.

La oficina de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó el ataque que mató a los seis periodistas gazatíes el domingo y lo consideró “una grave violación del derecho internacional humanitario”. Agregó que “Israel debe respetar y proteger a todos los periodistas”.

También la organización Amnistía Internacional condenó el “asesinato deliberado” de los seis periodistas en Gaza. “Anas al Sharif y sus colegas han sido los ojos y la voz de Gaza. Hambrientos y exhaustos, continuaron informando valientemente desde el frente, pese a las amenazas de muerte y el inmenso dolor”, manifestó, y exigió una investigación “independiente e imparcial” sobre los asesinatos de periodistas palestinos, así como “justicia y reparación integral” para sus familiares.

Este conflicto ha sido especialmente mortal para periodistas y trabajadores humanitarios, que en otros contextos armados son protegidos.

En particular, Israel cuestionó la legitimidad del trabajo periodístico de Al Jazeera, cadena a la que le impidió trabajar dentro de su territorio. El 1º de agosto de 2024, otros ataques israelíes mataron a otros dos de sus trabajadores, Rami al Riffi e Ismail al Ghoul. También en ese caso, el Ejército dijo que eran combatientes armados. En ese momento Reporteros sin Fronteras denunció que las pruebas al respecto tenían “numerosas inconsistencias”.

Según los números de las autoridades de Gaza, 61.499 personas murieron en esta ofensiva, y más de 153.000 sufrieron heridas.

Este lunes el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, anunció que su gobierno se sumará a los varios países que reconocerán el Estado de Palestina en setiembre, en la Asamblea General de la ONU, como parte de un “esfuerzo global coordinado” para impulsar una solución de dos estados. “Este conflicto, que se ha prolongado durante tanto tiempo, creo que los australianos quieren que termine. Y sólo se podrá poner fin a él cuando tanto israelíes como palestinos puedan vivir en paz y seguridad”, dijo.