Mientras la región metropolitana lleva más de 60 días sin agua potable, el gobierno parece haber encontrado la bomba de humo perfecta, en la bomba de humo (valga la redundancia) colocada por la Federación de Funcionarios de OSE (FFOSE) en su protesta contra la licitación del Proyecto Neptuno.

Si para algo debería servir esta crisis es para demostrar que, ante una situación de sequía en la región, el Río de la Plata no es solución porque aporta agua salada, y la potabilizadora que plantea el proyecto de iniciativa privada no desaliniza. Nos recuerda a la famosa frase del vicealmirante Hugo Márquez: “Estábamos al borde del abismo y dimos un paso adelante”.

Pero refiriéndonos a la crisis de agua potable que hoy vivimos, está claro que no podemos cargarle culpas al gobierno porque se esté dando una sequía, pero sin lugar a dudas no supo o no quiso tomar medidas oportunas ante la emergencia hídrica para consumo humano. Llama más la atención porque el gobierno sí se enteró de que había sequía para el sector agropecuario, y en ese caso actuó.

La inexistencia de un plan, ni siquiera de una mínima reflexión técnica, queda retratada en la acumulación de resoluciones del Directorio de OSE, donde parece que cada pocos días se dan cuenta de algo nuevo y salen “de urgencia” y por compra directa a hacer una inversión más, un ajuste más en la operativa. Sin embargo, como ha quedado demostrado en los hechos, no han podido garantizar el suministro de agua potable.

Repasemos rápidamente las resoluciones adoptadas y cuánto nos costaron. Todas las resoluciones son de este año, y colocaremos todos los costos en dólares, a efectos de simplificar la lectura.

12 de abril. Se decide excavar un nuevo canal de toma, aguas abajo de la represa de Aguas Corrientes, para colocar una bomba adicional donada por ALUR. Esto se hizo por compra directa a Espina Obras Hidráulicas, con un costo de 710.816 dólares. El mismo día se resuelve realizar un “dragado de un canal sobre el cauce del río Santa Lucía, aguas abajo de la presa de toma de agua de la Planta Potabilizadora de Aguas Corrientes”. También compra directa, se adjudicó a Tecno Dive, con un costo de 151.800 dólares.

10 de mayo. Se resuelve construir 10 kilómetros aguas abajo de Aguas Corrientes “una presa de tierra, cuyo objetivo sería el llenado diario del tramo fluvial comprendido entre la presa de Aguas Corrientes y la presa de tierra a construir, con aporte de las mareas del Río de la Plata, tramo que actuará como reservorio de agua bruta”, esto es debido a que “las mareas del Río de la Plata, como los vientos, son factores determinantes para asegurar el nivel de agua bruta aguas abajo de la presa”.

La primera duda que se le ocurre a quien no esté en el tema es, si el aporte de agua viene desde el Río de la Plata, ¿será razonable que se coloque una presa que se interponga entre el Río de la Plata y la planta de Aguas Corrientes? La explicación viene en el considerando 8 de la misma resolución: “Que ante tal emergencia, se ha decidido concurrir a solicitar cotización a una firma que contara con antecedentes en obras similares (en este caso obras en cuenca arrocera), con disponibilidad y recursos adecuados para ejecutar el terraplén de tierra referido así como para realizar una operativa diaria de apertura y cierre del terraplén, cada vez que sea requerido reponer la reserva de agua del nuevo represamiento, durante un período de tres meses”.

O sea, previeron una represa de tierra que se tiene que abrir (romper) a diario para que pase agua desde el Río de la Plata. Armar y desarmar un tramo de presa de tierra parece por lo menos complicado. Por ejemplo, ¿no podrían haber dejado caños por debajo de la presa de tierra y compuertas que permitieran el ingreso de agua cuando sube la marea y que se cierren cuando la marea baja? No es algo extraño a la operativa habitual de OSE.

Pero, más curioso, ¿por qué se eligió Paso Belastiquí para construir la represa de tierra? Ese punto está antes de la desembocadura del río San José, el que se utiliza pero realizando una obra bastante cara y que demorará mucho más en estar operativa. Profesionales que nos asesoran han opinado que hubiera sido más razonable la construcción de la presa provisoria aguas abajo de la isla Paleta. La construcción de la presa en ese punto (aguas debajo de la desembocadura del río San José, en el río Santa Lucía) habría ahorrado la obra de trasvase desde el río San José, en ejecución actualmente. La presa provisoria en Paso Belastiquí fue también una compra directa adjudicada a José Cujó SA, por 538.074 dólares.

24 de mayo. Se vuelve a contratar un tercer dragado, y otra vez invocando razones de urgencia, se repite una compra directa de dragado del río, pero la compra se reparte entre tres empresas. ¿Alguna habrá llamado reclamando porque no fue tenida en cuenta en las dos oportunidades anteriores? Tecno Dive repite contratación por 184.189 dólares, BigTech por 147.156 dólares y Aretajes SRL por 110.992 dólares.

20 de junio. Se decide construir un trasvase desde el río San José en el Paso Valdez hasta el Paraje Belastiquí. Para ello se compran 20.006 metros de tubería de fundición dúctil. Nuevamente se aduce razones de urgencia y se realiza una compra directa a la firma brasileña Saint Gobain Canalizacao de caños de 1.200 mm por un monto de 14.308.112 dólares.

No es tener expectativas muy altas pretender que se hubiera podido pensar en el agua potable al mismo tiempo que se decidían medidas para el sector agropecuario.

22 de junio. Se decide quién realizará la obra para la que se compraron los 20 mil metros de caños. Y es interesante, porque en la resolución se informa que en la iniciativa participa la Cámara de la Construcción: “Que ante la necesidad de ejecución de obras de emergencia, con fecha 17/5/23, la Cámara de la Construcción del Uruguay puso a disposición de la Administración, la posibilidad de que esa Gremial coordine con los diferentes actores el apoyo a las tareas que resultaran necesarias en el contexto de urgencia”. Y se agrega “que dicha Cámara con fecha 22/6/23, presentó a la Gerencia General la propuesta técnico económica de la solución provisoria promovida por la citada Gerencia, consistente en la realización del proyecto ejecutivo y las obras correspondientes a la captación y bombeo de agua bruta del río San José (no incluye la construcción del dique para embalse, ni bombas, sí montajes de éstas), doble tubería de 1,2 km en PEAD 1200 mm, hasta la laguna de reserva de agua bruta (no incluye suministro de tubería), laguna de reserva de 10.000 m3 de capacidad, bombeo e impulsión por tubería de 13,5 km en FD K7 1200 mm (no incluye bombas, sí montajes de éstas, no incluye suministro de tubería), etcétera”.

Traducido a español: el gerente general deja en manos de las empresas privadas el diseño de la solución: hay por lo menos riesgo de que la solución técnica propuesta sea más onerosa para la Administración que si esta hubiera sido analizada internamente por los técnicos de OSE. Nadie podrá sostener que hubo al menos el control que deriva de la oposición de intereses. Así las cosas, la obra se reparte entre las empresas Espina, Cujó, Teyma, Stiler, Ciemsa y Saceem, por compra directa, claro, por un monto total de 15.677.423 dólares.

La aceptación de esta oferta de “apoyo” de la Cámara de la Construcción viene después del Decreto 177/23 que declaró la emergencia hídrica el 19/6, pero más importante aún, esta Resolución adivina el futuro: efectivamente, en su considerando 10 informa que “en el marco del estado de emergencia hídrica decretada, este tipo de obras, servicios y compra de insumos, quedaron exonerados del cumplimiento de lo establecido por el artículo 11 del Decreto N° 90/000 del 3/3/00”.

¡Y así es! El 26 de junio, el Consejo de ministros exonera a OSE de presentar los requisitos previstos en el artículo 11 del Decreto 90/00, que exige algunas constancias mínimas aun en la hipótesis de compra directa por excepción.

Magia pura, esta resolución del Directorio de OSE de fecha 22 de junio ya sabía lo que el Consejo de Ministros iba a decretar cuatro días después.

El Directorio de OSE y su Gerencia General no son capaces de asegurar el agua potable al 60% de la población del país, pero funciona telepáticamente con la Cámara de la Construcción que le acerca “soluciones” un mes antes de que las resuelva, y además apoya sus resoluciones en exoneraciones que el Poder Ejecutivo tardará cuatro días más en decidir.

23 de junio. OSE se percata de que, para la realización de la obra de trasvase, habrá que construir otra presa provisoria sobre el río San José, para que se acumule agua suficiente como para luego bombearla desde el San José hasta el Santa Lucía. Nuevamente se recurre a la opinión de la Cámara de la Construcción para que se haga cargo de la obra, y esta recomienda nuevamente a la firma Cujó SA para que haga esta obra provisoria por 757.855 dólares.

27 de junio. El Directorio de OSE decide comprar 6.000 metros más de caños de 1.200 mm para la obra del trasvase, pero esta vez adquiere PEAD (Polietileno de Alta Densidad). Es raro, la Resolución del 22 de junio que le adjudicó la obra a las empresas que ofreció la Cámara de la Construcción menciona 1,2 km de tubería doble de PEAD, eso serían 2.400 metros, y 13,5 km en fundición dúctil, esto es, 13.500 metros de caños contra los 20.006 efectivamente comprados. Un margen de seguridad de 150% en un caso y de 48% en el otro.

Parece que OSE decidió cubrirse y compró más caños de los necesarios, todo normal teniendo en cuenta que la reflexión técnica de todas estas obras, con suerte, se realizó en tiempos récord. En esta resolución se compran los 6.000 metros de caño a la empresa Plastiducto SA (también se importan, pero no se aclara desde dónde) a un costo de 5.389.583 dólares, esto es, a un costo de 898 dólares por metro, mientras que los de fundición dúctil habían salido 715 dólares por metro. Pero esto no termina acá.

30 de junio. El Directorio cae en la cuenta de que para la colocación de los caños de fundición dúctil ya adquiridos se necesitan algunos accesorios, que por supuesto, sólo podrá proporcionar la misma empresa. Se mencionan bajo la denominación genérica de fitting, pero son válvulas de aire, de desagüe, tes, etcétera. Listo, se adjudica la compra directa a la firma Saint Gobain por un adicional de 470.191 dólares.

Aun así, el costo por metro de los caños de fundición dúctil sería un poco más barato que los de PEAD, pero según algunos técnicos que consultamos, tratándose de una obra de emergencia, el PEAD sería más rápido para colocar que los de fundición dúctil. Pero en la forma que se reproducen las resoluciones de Directorio cada pocos días, es altamente probable que no haya sido posible sentarse a evaluar cómo encarar esta obra de trasvase, disminuyendo costos y tiempos de ejecución.

En total, hasta el 30 de junio OSE había gastado por compra directa 38.446.194 dólares, y falta todavía la adquisición de los equipos de bombeo para el trasvase del San José que se mencionan en la resolución que adjudica la obra al dream team de la Cámara de la Construcción. El costo de media represa de Casupá.

Ni hablemos de impactos ambientales. Si habitualmente el ambiente es poco tenido en cuenta en la construcción de este tipo de obras, es mejor ni pensar cómo se habrá actuado en esta circunstancia, al respecto una nota de la diaria plantea varias interrogantes.1 La obra de trasvase se realiza sobre un área protegida, pero nuestros científicos ponen en duda la cantidad de agua que se podrá obtener por esta vía, porque el río San José está tan afectado por la sequía como el Santa Lucía.

Llegados a este punto, quizás las autoridades de OSE decidan extraer agua subterránea del Acuífero Raigon de forma de lograr el aporte que no pueda proporcionar el río San José, creo que no hay límite para la creatividad de las “soluciones”.

El plazo de construcción del trasvase desde el San José fue anunciado por el gobierno como de un mes, sin embargo, versiones periodísticas posteriores aseguraron que la Cámara de la Construcción se comprometió a hacer la obra en dos meses.2

Es posible que esta obra termine haciéndose bajo lluvia, esperemos que no bajo inundación. En todo caso no sería la primera vez, como ya relatamos en nuestra columna anterior en la diaria.3 Lo que queda claro es que todas estas obras podrían haberse evitado, o realizado en otras condiciones, si se hubiera construido la represa de Casupá. O, aun en el caso de que ésta no estuviera pronta, si se hubieran tomado medidas para gestionar la escasez de agua para consumo humano, al menos desde el año pasado. Eso hubiera permitido elaborar un plan de emergencia bien pensado internamente en OSE y no hacer todo por compra directa, que no aporta ni los mejores precios, ni transparencia.

No es tener expectativas muy altas pretender que se hubiera podido pensar en el agua potable al mismo tiempo que se decidían medidas para el sector agropecuario.

Lilián Galán es diputada del Movimiento de Participación Popular, Frente Amplio.