Su reciente desaparición sólo es y será física, porque lo recordaremos siempre. Su extraordinaria personalidad, su dignidad y coherencia con los principios innegociables en defensa de los ideales de Artigas, del frenteamplismo, de la justicia social, de la democracia avanzada, del socialismo y del antiimperialismo reclaman mucho más que discursos de reconocimiento. Parece inevitable, pero invariablemente estaremos en deuda con el magisterio ético, moral y político de quienes –como José Díaz– ofrecieron lo mejor de sí a lo largo de una militancia sin claudicaciones. Sin pedir nada para sí, dándolo todo por sus ideales.

Desde el viernes, cuando se conoció la infausta noticia y a partir de las últimas horas, se multiplican semblanzas, comunicados y mensajes, que repican como las campanas de la Catedral de Estrasburgo, expresando su dolor y tristeza ante la irreparable pérdida del enorme gladiador. Querido por su hombría de bien y respetado por su actuación política, en sus propias filas y en tiendas adversarias. Esta semblanza tiene una particularidad. En su homenaje –nos pareció mejor y más justo–, la escribimos con su propia voz.

Aquel 5 de febrero de 1971

Pocos días después de participar en el XXIII Congreso del Partido Socialista de Chile en La Serena, donde anunció la inminente formación de un nuevo frente, el doctor José Díaz, entonces secretario general del Partido Socialista, Izquierda Nacional, junto con el doctor José Pedro Cardoso, firmó por dicho partido, el 5 de febrero de 1971, el acta de fundación del Frente Amplio (FA).

Sobre la histórica jornada, expresó: “Desde el punto de vista físico, el acto fue impresionante, con la Antesala del Senado desbordada de gente. Hoy, con total justicia, dicho recinto lleva el nombre de Zelmar Michelini, brillante parlamentario y notable defensor de los derechos humanos, quien presidió el acto fundacional del FA. Ese día, para nosotros, se dio un paso histórico en la construcción del frente policlasista, como instrumento idóneo para realizar la inconclusa revolución democrática que la oligarquía y las clases dirigentes dejaban a mitad de camino. Y dicha fase, que en nuestra elaboración teórica llamábamos ‘nacional-liberadora’, la concebíamos como prólogo de la ‘fase propiamente socialista’ del proceso emancipatorio. Proceso este de carácter único e ininterrumpido, no dos procesos o dos etapas como sostenían otras corrientes de la izquierda. La profundización de la fase inicial nacional-liberadora devenía en la fase socialista de nuestra concepción partidaria, no necesariamente compartida por todos. En suma: el Frente, para los socialistas, era el instrumento para desatar el proceso emancipatorio, cubrir la fase democrática ‘nacional-liberadora’ y por la vía de la profundización de la democracia llegar a la democracia socialista de nuestros sueños. Otros sectores fundadores suscribieron el histórico acuerdo del 5 de febrero de 1971 desde otras perspectivas político-ideológicas naturalmente muy respetables, pues nadie renunciaba a sus propias concepciones finales. Pero todos acordamos sobre sólidas bases programáticas para empezar a construir, con nuestro pueblo, un nuevo país más libre, justo y solidario”.

Comité Coordinador del FA en el exterior

El primer encuentro para su creación se llevó a cabo el 12 y el 13 de marzo de 1977 en Berlín. En él participaron Rodney Arismendi por el Partido Comunista, radicado en Moscú; José Díaz por el Partido Socialista, residente en Barcelona; Óscar Maggiolo, último rector de la Universidad de la República antes del golpe de Estado, residente en Caracas; Jorge Orstein, integrante del Partido Demócrata Cristiano (PDC), con domicilio en Caracas, quien participó en el encuentro en carácter de observador, pues no tenía la autorización del PDC, que se había desvinculado del FA; y Hugo Villar, integrante de la Mesa Política del FA, candidato a intendente de Montevideo en las elecciones de 1971, con el acuerdo unánime de todos los partidos políticos que integraban el FA.

Invariablemente estaremos en deuda con el magisterio ético, moral y político de quienes –como José Díaz– ofrecieron lo mejor de sí a lo largo de una militancia sin claudicaciones.

En el encuentro, cada uno de los participantes expuso en forma pormenorizada su visión sobre la situación imperante en Uruguay y en el continente, acerca del trabajo a realizar para fortalecer desde el exterior la vigencia del FA y para desarrollar la solidaridad con la lucha del pueblo uruguayo. Asimismo, se dispuso consultar a la dirección del FA –siempre en Uruguay– sobre la conveniencia de organizar también la lucha en el exterior.

José Díaz dijo en aquella instancia: “Nosotros somos siempre partidarios de una política más amplia, partiendo del reforzamiento del FA. Al salir a Europa desde el exilio en Argentina, nuestra consigna siguió siendo golpear juntos. En lo que refiere a la política de alianzas, somos decididos partidarios de integrar un Secretariado del FA en Europa. Tendríamos que discutir criterios de integración, formas de encuentro y la instalación de una oficina en la que centralizar correspondencia e información. Habría que integrar el FA con aquellas fuerzas que tienen existencia dentro del país y tener en cuenta a los independientes que han jugado una carta de unidad dentro del FA. En relación con las tareas para este año, debería encararse la organización de ese secretariado y realizar un trabajo con la perspectiva del Cono Sur. Por ejemplo, Clodomiro Almeida, el excanciller de Chile, está dispuesto a coordinar tareas con el FA. Es posible desarrollar actividades comunes en tanto existen coincidencias con la Unidad Popular. Nosotros, como Partido Socialista, impulsamos la unidad de acción contra la dictadura. De hecho, ya existe un frente antidictadura”.

Ayer nomás, en la Casa del Pueblo

Con la frescura de su inteligencia a los 93 años, José Díaz dejó un emotivo mensaje grabado en el acto realizado el miércoles 25 de junio pasado en la Casa del Pueblo, en solidaridad con el pueblo palestino y de condena al genocidio del gobierno de Israel en la Franja de Gaza y Cisjordania.

Sin ambages y sin recurrir a eufemismos tan de moda que desprestigian la vida política, sostuvo: “El FA debe impulsar con las fuerzas políticas y partidos afines de América Latina y el Caribe una política común de rechazo y condena al criminal ataque de Israel y Estados Unidos al pueblo palestino. Nuestro gobierno debe promover un frente latinoamericano que impulse y luche por la paz en la comunidad internacional. Nunca lo había invocado; siento la necesidad de decirlo como socialista de Patria Grande, como socialista de toda la vida, como fundador del Frente: les pido a todas mis compañeras y compañeros que cerremos filas en una clara definición por Palestina libre. ¡Viva Palestina libre!”.

Unidad de doctrina

En lo personal, su muerte representa una pérdida gigantesca. Durante años, y fueron muchos, mantuvimos una cordialísima relación. Me honró con su amistad y fraterno compañerismo. No hace más de un mes, y me reconforta habérselo expresado, le dije que pensábamos igual. Y le recordé el comentario del profesor Juan José Crottogini, quien después de largos años de convivencia llegó a decirle al general Víctor Licandro: “Sabía que usted iba a decirme eso porque los dos pensamos igual”. Con José era igual. Había lo que se ha dado en llamar “unidad de doctrina”. Con su partida, perdí a un referente frenteamplista insustituible.

Miguel Aguirre Bayley es periodista y escritor.