
Nacional
Whisky de otoño
Por la ventana que da a la calle Rivera en el Bar Luz, la primera noche fría de la promesa de un invierno amargo, sólo se ven caer al piso hojas tristes, ninguna mariposa amarilla. Ni hombres o mujeres de otro mundo sino más bien los que pertenecen radicalmente a éste. Un refugio por unas horas, nada más. Un mozo amable me trae un whisky barato que pone en orden algunas cosas: la economía desquiciada de un país que de europeo sólo conserva los precios (esa sensación permanente de estafa), el bar como ámbito para rumiar la soledad o el silencio, el espíritu que se acomoda o respira un poco.