Gabriel Sosa

Periodista, narrador y editor, el autor de esta ficción se caracteriza por una imaginación que se desborda y que aplica en sus tres facetas, que, vistas así, parecen costados intercambiables de un único prisma. En este caso, la imaginación desborda el plato y se lanza hacia la carretera. O mejor dicho, hacia su pausa

El pasado agosto hubiera cumplido 133 años. Bueno, los cumpliría si una raza extraterrestre le hubiera extraído el cerebro para ponerlo en un frasco y atormentarlo llevándolo a las heladas inmensidades del espacio. Eso le pasa a un personaje en uno de sus cuentos. Pero no fue así, HP Lovecraft murió en 1937 a los 46 años en su amada ciudad de Providence, Estados Unidos. No se lo llevó ninguna raza extraterrestre sino un prosaico y doloroso cáncer de colon.

Nuevos alimentos, nuevas catástrofes y el fin del capitalismo

Era el otoño de 2008 y la noticia del asesinato de una niña de 11 años impactaba en todas las pantallas, se multiplicaba en titulares y debates y habilitaba la descarga de furia privada convertida en cosa pública que las redes sociales ayudaron a instalar. A medida que los días pasaban y los detalles se iban acumulando, la historia se mostraba cada vez más sórdida. Después, como siempre, las novedades amainaron y con esa retirada se esfumó también el interés de los medios. Hoy, a 15 años de aquel tembladeral, Gabriel Sosa repasa los hechos conocidos y lo que no es posible responder.