Además de hospedar una gran variedad de fauna local y migrante, el humedal que se forma en la confluencia de los arroyos Maldonado y San Carlos contribuye a mantener un ecosistema complejo, pero no del todo protegido.
Pitiayumís, guazubirás, lagartos overos: la frontera entre Rocha y Maldonado alberga una multitud de especies excepcionales, que se ven favorecidas por la instalación de comunidades ambientalistas que, en una zona netamente turística, protegen la fauna autóctona.
Aunque haya sido creada para los humanos, la ciudad es un ambiente al que se adaptaron especies animales y vegetales autóctonas y también otras que llegaron con los migrantes.
Una gran variedad de animales habita el Parque Nacional San Miguel, en Rocha, desde los bañados y la franja de árboles, entre los que sobresalen las palmeras pindó, hasta las zonas más altas de los cerros, con una vegetación de pastos bajos y cactus.
Además de un lugar entre los hitos del feminismo latinoamericano, Cerro Chato tiene atractivos naturales y una infraestructura que lo vuelven un lugar muy interesante para desenchufarse y, a la vez, aprender sobre nuestra historia democrática.
Con una población estimada de 1.000 habitantes, Santa Catalina, en Soriano, se preparó hace unos años para recibir a visitantes de todas partes. Gastronomía de la zona, cascos de estancias, una vieja estación reciclada, arquitectura testimonial y hasta un museo de camisetas de fútbol invitan a recorrer sus intrincadas calles.