Al salir del Palacio de la Alvorada en Brasilia, este lunes, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, advirtió a los medios de prensa allí presentes que no hablaría con ellos, porque sus palabras serían “distorsionadas”.

Esto ocurrió un día después de la muerte del miliciano Adriano Magalhaes da Nóbrega, un ex capitán de la Policía Militar de Río de Janeiro, de 43 años, que era el jefe de una cuadrilla delictiva que operaba en ese estado, denominada Oficina del Crimen, la cual, según investigaciones judiciales, habría sido contratada para el asesinato de la edila y activista Marielle Franco, perpetrado en 2018, aunque todavía no se sabe quién habría ordenado el crimen. El caso es que Nóbrega y su banda tienen vínculos con la familia Bolsonaro, más específicamente con uno de sus hijos, Flávio, senador por el estado de Río de Janeiro, y por ello no llamó la atención el mutismo del mandatario sobre el tema. Según consignó la revista Fórum, Bolsonaro dijo: “Brasil tiene una serie de problemas que me gustaría compartir con ustedes, pero como las palabras que yo diga serán distorsionadas, eso va a terminar dificultando la solución. Entonces lo lamento, pero no voy a hablar con ustedes”. Bolsonaro agregó: “El día que ustedes, con todo respeto, transmitan la verdad, será muy saludable conversar media hora con ustedes”, afirmo, antes de partir hacia su vehículo secundado por guardaespaldas y seguidores.

El que sí habló sobre la muerte de Nóbrega fue el gobernador de Río de Janeiro, el derechista Wilson Witzel, integrante del Partido Social Cristiano que está enfrentado políticamente con el mandatario. Witzel destacó la acción conjunta de la Policía Civil de Río y de Bahía, y aprovechó la ocasión para tirarle una indirecta al gobierno federal.

“No podemos dejar de agradecer a la Policía Civil de Río de Janeiro. Ayer tuvimos dos importantes operaciones realizadas en conjunto con la Policía de Bahía en las que se obtuvo el resultado que se esperaba. Llegamos al lugar del crimen para detenerlo, pero, infelizmente, el criminal que allí estaba no se quiso entregar. Intercambió tiros con la Policía e infelizmente falleció”, afirmó Witzel.

Según el gobernador, la Policía de su estado “está en otro nivel”. En una publicación hecha en su cuenta de Twitter el domingo, día de la muerte del miliciano, el gobernador aseguró que se está “eliminando a la delincuencia de Río de Janeiro”.

“En mi gobierno el miliciano no tiene chance”, publicó Witzel, al comentar una acción policial en la que otro integrante de una milicia fue detenido.