Un reciente decreto del Poder Ejecutivo puso nueva fecha de plazo para el comienzo del etiquetado frontal obligatorio de alimentos: febrero de 2021. Esto se dio pese a que desde hace varios meses parte de los productos que se venden en el mercado cuentan con el octógono negro que advierte excesos de azúcar, sodio o grasas. La nueva postergación, según Gastón Ares, docente de la Facultad de Química de la Universidad de la República (Udelar) especializado en la temática, genera “una confusión” en los consumidores, que no saben si la falta de etiqueta en un alimento es señal o no de una advertencia nutricional.
“Muchas empresas nacionales ya implementaron la etiqueta, pero muchos productos importados no la están colocando, y si no hay fiscalización no lo harán. Eso tiene un efecto negativo en la confianza que tienen los consumidores sobre el instrumento para tomar decisiones. Vamos a llegar [en febrero de 2021] a casi un año con una mezcla de productos [etiquetados y no] y al verlos en la estantería de un comercio no sabemos si son mejores o no” por el limbo legal que existe, explicó Ares. El académico es quien coordina el Núcleo Alimentación y Bienestar de la Udelar, que estudia el etiquetado nutricional y sus efectos.
El decreto del gobierno tiene fecha 2 de setiembre y salió luego del plazo que había establecido una anterior resolución de marzo, que postergó la obligatoriedad del etiquetado por 120 días y creó una comisión interministerial para estudiar el tema. Tras un buen tiempo de negociaciones a la interna del gobierno, en junio el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Industria, Energía y Minería anunciaron que se mantenía la disposición aprobada por el gobierno anterior –emitida en 2018, pero que estableció una prórroga en la obligatoriedad hasta marzo de 2020, luego postergada–, aunque habría algunos ajustes en la normativa.
Uno de los cambios que dijeron se implementarían es que la etiqueta pasaría de decir “exceso” en lugar de “alto en”, pero finalmente el nuevo decreto no recoge ese cambio. De hecho, Ares señaló que “todas las características del etiquetado se mantienen incambiadas, tanto en el diseño como en el tamaño” de la advertencia nutricional.
Lo que sí se modifica son los criterios utilizados para definir el exceso de nutrientes, un cambio que no necesariamente implica que haya variación en la valoración de los productos, según el docente de la Facultad de Química. “Antes se usaba un sistema que recomienda la Organización Panamericana de la Salud [OPS] que calcula la proporción de calorías por producto”, y en función de distintos porcentajes se define la advertencia, y ahora pasa a calcularse en función “de cuánta cantidad hay de nutrientes, con un límite diferente para sólidos y líquidos”.
La directora de Industria, Susana Pecoy, explicó días atrás a El Observador que la base de cálculo pasa con el nuevo decreto a ser la cantidad de nutrientes que hay sobre 100 gramos o 100 mililitros, buscando una diferenciación entre los productos líquidos y sólidos. Ares dijo que, si bien “no es positivo alejarse de las recomendaciones de la OPS”, en principio –aún se están estudiando los efectos en cada sector de alimentos– no se visualiza “una intención de beneficiar a la industria” con la modificación. A modo de ejemplo, dijo que en los rubros panadería y galletería los límites nutricionales pasan a ser más exigentes.
A su vez, el nuevo criterio que impone el decreto está alineado al modelo implementado en Chile y al que está comenzando a estudiar introducir Brasil. Uruguay asumió a mitad de año la presidencia pro tempore del Mercosur y se plantea “tomar el liderazgo” para buscar “una armonización” de la normativa nutricional entre los distintos países del bloque, según declaró el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, en un evento semanas atrás.
Para Ares en el Mercosur la discusión acerca del etiquetado de alimentos “recién está empezando” y un socio clave como Argentina todavía no tiene posición, entonces “es apresurado” considerar que el bloque regional se moverá hacia un sistema similar al de Uruguay.