“Nos están matando en Colombia”. Esas fueron las palabras pronunciadas por el estudiante universitario Lucas Villa que quedaron registradas el 5 de mayo durante una manifestación en la ciudad de Pereira. Horas después, Villa, de 37 años, era ingresado a un hospital con ocho balazos en el cuerpo y se convertía en un símbolo de la represión. Este martes se confirmó su muerte.

Según informó el diario local El Espectador, Villa, un estudiante de la Universidad Tecnológica de Pereira, estuvo cinco días internado en cuidados intensivos del Hospital Universitario San Jorge, y desde este lunes presentaba muerte cerebral. Él y un estudiante de 17 años fueron baleados por civiles armados mientras se manifestaban en un viaducto que conecta la ciudad de Risaralda con el municipio de Dosquebradas.

Juan Carlos Restrepo, gerente del hospital, dijo en una rueda de prensa el lunes que, tras la muerte cerebral, el corazón del joven dejaría de latir pocas horas después, y esto sucedió en la madrugada del martes.

Según informó El Tiempo, el director general de la Policía colombiana, Jorge Luis Vargas, afirmó que Villa era un “símbolo de la manifestación pacífica en Colombia” y anunció que daría instrucciones a un equipo de investigaciones para que el caso sea aclarado lo más pronto posible.

El presidente de Colombia, Iván Duque, dijo en su cuenta de Twitter que sentía “profunda tristeza” por la muerte del estudiante y que le dijo al padre del joven que esta debía ser “la oportunidad para unirnos y manifestar nuestro rechazo a la violencia”.

Villa era deportista, profesor de yoga y psicoterapeuta, además de los estudios que cursaba en la Universidad Tecnológica. Su padre, Mauricio Villa, dijo a radio Caracol que buscará “dar a conocer al mundo los pensamientos de Lucas”, a quien definió como “un romántico que creía que podía cambiar el mundo con una flor, que la palabra y su poder no podía ser superada por el poder de las armas”.

Recompensa por información

Tras la confirmación de la muerte de Lucas Villa, el Ministerio de Defensa colombiano ofreció hasta 100 millones de pesos colombianos (unos 26.000 dólares) por información relevante para detener a los responsables del asesinato.

Las protestas en Colombia llevan dos semanas. El epicentro de las protestas es la ciudad de Cali, cuya economía se vio particularmente afectada por la pandemia de coronavirus. La mayor parte de los muertos durante las movilizaciones a manos de las fuerzas de seguridad del Estado se registraron en esta ciudad, capital del departamento del Valle del Cauca y la tercera más poblada del país después de Bogotá y Medellín.

El pasado lunes, Duque se reunió con los principales voceros del Comité Nacional de Paro, órgano que está al frente de una parte de las movilizaciones, pero el diálogo no llegó a buen término. “No se ha mostrado empatía con las víctimas. Hemos exigido que se pare la masacre, que se pare la violencia oficial y privada contra las personas que están ejerciendo el derecho legítimo a la protesta”, señalaron los representantes de los manifestantes.

El miércoles se llevará a cabo una nueva movilización a nivel nacional. La mayor parte de las organizaciones que llevan a cabo el paro nacional formaron parte de las manifestaciones de noviembre de 2019, que desembocaron en una propuesta presentada al gobierno, pero la pandemia congeló la negociación.

Estas nuevas protestas comenzaron el 28 de abril como forma de manifestar la oposición contra un proyecto de reforma fiscal presentado por el gobierno del presidente Iván Duque. Como consecuencia de las protestas, Duque dio marcha atrás con el proyecto y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, presentó su renuncia.