Las designaciones de Luis Alberto Heber al frente del Ministerio del Interior y de José Luis Falero como ministro de Transporte y Obras Públicas, dadas a conocer el lunes por el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, afianzaron la hegemonía de los sectores nacionalistas cercanos al mandatario en el gabinete ministerial y dieron fin a la representación de uno de los sectores wilsonistas del Partido Nacional (PN), Alianza Nacional (AN), que tenía como líder al exministro del Interior, Jorge Larrañaga, quien falleció el sábado por un paro cardiorrespiratorio.

El politólogo Óscar Bottinelli, director de Factum, dijo el lunes en VTV Noticias que este movimiento de piezas genera “una consolidación” de la “hegemonía” de hombres del riñón de Lacalle, dado que los ocho ministros blancos responden al mandatario, y “no queda representado el grupo de cuatro senadoras y poco más de la mitad de los intendentes que no son del grupo de Lacalle Pou”.

¿Cómo queda AN en este escenario y qué le depara al sector? Si bien por lo reciente de los hechos es difícil medir el alcance y las repercusiones que tendrá la pérdida inesperada de su líder, referentes de AN coinciden en que el sector ya atravesaba algunas dificultades antes del fallecimiento de Larrañaga. No obstante, confían en que esta crisis es también una oportunidad para reestructurar y reorganizar un proyecto político que –en esto también hay acuerdo– es importante que sobreviva.

El senador Carlos Camy señaló que “los tiempos de analizar el futuro político de AN vendrán en los próximos días”. Sin embargo, aseguró que “la bandera de AN y la de Larrañaga no van a quedar en el piso” porque “las ideas y los sueños no mueren, son inmortales”. En diálogo con la diaria, Camy afirmó que el sector “se va a sobreponer y va a seguir adelante”, y repitió una frase que se convirtió en casi un lema de los blancos en los últimos días: “Como decía Larrañaga: ‘hay orden de no aflojar’”.

Camy también resaltó la importancia de que exista un sector como AN dentro del PN, en el entendido de que es “un proyecto político que nació hace más de 20 años y que tiene plena vigencia, fuertemente vinculado al interior del país, con una concepción de que el desarrollo nacional es la suma de todos los desarrollos regionales y locales, que tiene una impronta wilsonista que lo distingue”.

Por otra parte, consideró que las decisiones del presidente “son legítimas”, porque “sustituir al ministro Larrañaga no es nada fácil, [y] es un ministerio difícil”. En este marco, Lacalle “apostó a una figura de su riñón y de su confianza política, manteniendo el mismo esquema de trabajo del equipo de Larrañaga”.

En la misma línea, el diputado Mario Colman sostuvo que es importante “potenciar y trabajar muchísimo para continuar ese legado wilsonista, porque le hace bien al partido y cuando le hace bien al partido le hace bien al país”, y opinó que este es un desafío que tiene por delante el sector.

Colman tampoco cuestionó la decisión de Lacalle, y reconoció que AN no tenía “un sustituto claro” para dirigir Interior. “Como dicen en el mar: ‘en el medio de la tormenta se confía en la pericia de quien está al mando’. Yo confío plenamente en que las decisiones que tomó el presidente son las correctas”, afirmó el legislador. Respecto de la designación de Heber, consideró que “el presidente apostó a la política sobre todo, por arriba de lo técnico”, y calificó al novel ministro como “una persona con cuero duro, con espalda política y mucha experiencia, que va a hacer una buena gestión”.

Reformular el sector

Para el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, AN “debe pervivir” a la pérdida de su referente máximo porque le haría “flaco favor al honor, al nombre, a la memoria y al legado” de Larrañaga si se deja “fenecer” el proyecto. Asimismo, resaltó que esta continuidad debe hacerse “reformulando y reperfilando” el funcionamiento del sector. En ese sentido, consideró que es necesario darle “organicidad al grupo, que hasta ahora era un movimiento de ideas pero con una persona. Ahora la oportunidad es que sea más un movimiento de ideas que de liderazgos, y eso tiene su romanticismo dentro de nuestro partido”, apuntó.

Otro flanco a trabajar tiene que ver con los liderazgos, indicó Olivera, que no ve “a corto o mediano plazo” que haya “un reemplazo” de la figura de Larrañaga en el sector, que “nunca se preparó para que no estuviera Larrañaga”, admitió. “No tenía una orgánica por fuera de lo que él pudiera pensar y decidir. La lógica de las actividades de gobierno y las responsabilidades que cada uno ejercía no nos daban tiempo para ocuparnos ni de la orgánica del sector ni de la política del sector”, apuntó.

El equilibrio

El senador herrerista Gustavo Penadés coincidió en que los movimientos informados el lunes dejan una representación hegemónica de sectores afines a Lacalle, pero opinó que este hecho no responde a un “cálculo electoral” del mandatario, sino que guarda vinculación a su necesidad de recurrir “a la gente que él entiende que va a llevar adelante mejor la tarea”. “Sin lugar a dudas hay una importante presencia de dirigentes de Aire Fresco. Es una realidad incontrastable, pero creo que responde a que a él le gusta vincularse con gente que conoce más de cerca y ellos son a los que les asigna más responsabilidades”, dijo.

Para Penadés “el equilibrio es lo ideal” y el partido se encamina a un “reordenamiento de fuerzas”, pero consideró que “falta mucho tiempo para hablar de eso”. “Hoy el PN es mucho más partido que una sumatoria de sectores, y yo eso lo considero positivo”, aseveró.

En tanto, Sebastián da Silva (Todos), apuntó que “hoy el presidente tiene que tener tranquilidad. Uruguay está navegando en aguas tormentosas y todo lo que sea darle tranquilidad al presidente para tomar decisiones y no improvisar habla de la dirigencia del gobierno”. En su opinión, los wilsonistas y los herreristas “están a lo largo y ancho del gobierno” y, al igual que Penadés, señaló que “la vida partidaria se va a equilibrar” eventualmente porque a los blancos no les gustan “las unanimidades”, aseguró. Sin embargo, consideró que “es un equilibrio que va a llevar unos años” y que, “por lo pronto, ahora no hay tiempo para eso”.